Juana María, una Dominicana que reencarnó en una de sus novelas favoritas, pero no puede creer que corrió con la mala suerte de reencarnar en la villana de la historia.
—No, no, en la villana no, en la villana nooo ¡Quiero ser la protagonista!
Grita en medio de la sala del banquete.
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Capitulo:17
AMBER:
Ya lista y con un hermoso vestido, decido bajar junto a Letia.
Al llegar dónde están ambos hombres, puedo sentir un tenso ambiente para nada agradable.
—Buenos días archiduque Leroux.
Saludo haciendo una reverencia y este asiente concentrando su vista en mi persona.
—Amber cariño, necesito que me dejes un momento a solas con el archiduque.
Dice mi padre con el rostro tenso.
—No hace falta duque, si me lo permite, me llevaré a la señorita Hillson a dar un paseo por la ciudad ¿Qué le parece señorita Hillson?
Sonrío abiertamente.
—Me encantaría.
Menciono sonriendo y mi padre frunce el ceño con evidente desacuerdo.
—No estoy de acuerdo que vayan a la ciudad, podría ser algo peligroso... ¿Por qué no mejor por el inmenso jardín? Es tranquilo y seguro.
Miro a mi padre para luego mirar a Vicent.
—De acuerdo, como digas duque Hillson.
Él se coloca en pies y me tiende su codo.
—¿Me permites?
Me guiña un ojo discretamente y yo sonrío.
—Por supuesto que sí.
Tomo su codo y miro a mi padre con una sonrisa.
—Nos vemos luego padre.
Menciono y ambos nos retiramos con dirección al jardín trasero.
Al estar a una buena distancia ya solos, me detengo y miro a Vicent.
—¿Qué le dijiste a mi padre? ¿Por qué él estaba así?
—No le dije nada de lo que hemos hecho, así que no te preocupes.
—Vicent...
Él vuelve a caminar a pasos lentos y yo no dejo de mirarlo esperando una respuesta.
—¿Quién eres?
Me pregunta otra vez y mi cuerpo se paraliza.
—¿Qué?
Pregunto y él se detiene mirándome desde su altura.
—Puedo sentir rastros del alma de la verdadera Amber... Pero tú esencia es más fuerte ¿Qué le hiciste a la verdadera?
Me separo de él y lo miro frunciendo el ceño.
—No sé dé que me estás hablando archiduque Leroux.
Él me mira fijamente y alza las cejas.
—Bien, vamos a mirarlo desde otro punto de vista, tú nunca te has llevado bien con tu padre, odia todo lo que hace y lo qué no hace, adoras a tu madrastra y hermanastra, aunque te manipula abiertamente, pero eres muy tonta para verlo, me odias a muerte, me lo repetías cada oportunidad que tenías y estabas loca por el principito bueno para nada...
—He recapacitado para bien, todos tenemos derecho a cambiar y enmendar nuestros errores... No le veo lo raro.
—Mmm ¿Enserio?
Sus ojos se vuelven completamente rojos mientras me mira con una sonrisa siniestra que en vez de asustarme me atrae... Creo que ya estoy loca, estar en un cuerpo ajeno me está afectando.
—Mi señorita, tiene una visita.
La voz de Letia nos interrumpe y los ojos de Vicent vuelven a la normalidad, pero no dejan de mirarme.
—No esperaba a nadie ¿Quién es?
Pregunto mientras me giro para mirar a Letia.
—Es la señorita Laura Neville.
—¿Laura Neville? Es extraño, nunca he hablado con ella.
Murmuro mientras pienso que hace la protagonista en mi hogar.
—Bien, dile que iré enseguida.
Letia asiente y se retira mientras miro a Vicent.
—Me hubiese encantado hacerte compañía, pero tengo visitas y tú me estás incomodando con tus preguntas extrañas.
El tuerce los labios con desaprobación.
—Que falta de respeto ¿Vas a dejar a tu prometido por una desconocida?
—Sí, debo ir a ver que desea, tengo curiosidad.
—Ya veo.
Dice en un tono bajo y toma mi cintura, me acerca a él, pero se queda quieto sin hacer nada.
—¿Qué pasa?
Pregunto al sentir su cuerpo tenso.
—Tu padre está mirando, creo que tiene unas fuertes ganas de matarme.
Dice soltando mi cintura y yo miro hacia la ventana de la oficina de mi padre donde él está mirándonos fijamente con el rostro serio.
—Tú comenzaste, yo no tengo nada que ver.
Me defiendo lavándome las manos y Vicent alza las cejas.
—¿Tú no tienes nada que ver? Eres la principal culpable Amber.
Sonrío de medio lado.
—Solo soy una jovencita de veinte años y tú un viejo de treinta seis... ¿Quién es el culpable?
—¿Me estás llamando viejo?
Pregunta ofendido y yo río.
—Sí.
—Está bien, prepárate, esta noche este viejo te enseñará lo que puede hacer.
Dice comenzando a caminar y yo quedo sorprendida con lo fácil que puede caer... Bueno... Hombres.
Ambos llegamos a la sala dónde se encuentra Laura Neville, ella el vernos se coloca en pies y hace una reverencia... Hay que linda es la protagonista.
—Lamento haber llegado sin avisar señorita Hillson, archiduque Leroux, es un grato honor para mí poder conocerlo.
Dice muy amable y con ojos brillantes.
Yo le hago una reverencia sin dejar de sonreír y Vicent no le presta atención.
—Nos vemos luego.
Me susurra dejando un beso en mi frente para luego marcharse.
—Espere archiduque.
Ella lo detiene y el la mira por encima del hombro.
—¿Qué se le ofrece señorita Neville?
Dice el cortante.
Observo como el rostro de ella se vuelve rojo y sonríe.
—Me... Me gustaría que nos acompañara si no es mucha molestia.
Le habla con voz dulce y eso no me gusta, solo yo puedo hablarle así a mi hombre... Bueno, se la puedo dejar pasar esta vez porque es la protagonista.
—Es una molestia para mi señorita Neville, me retiro.
Dice marchandose sin mirar atrás y puedo notar la tristeza en el rostro de Laura.
—No le dé mucha importancia señorita Neville, él suele ser así con los que no conoce.
Ella sonríe de manera agradable y ambas tomamos asiento.
—Eso quiere decir que si nos volvemos cercanos él será más amable.
Pregunta y yo quedo descolocada.
—¿Cercanos? ¿Por qué tendrían que ser cercanos?
Pregunto mirándola fijamente.
—Oh, señorita Hillson, no quiero que me mal intérpretes, siempre he admirado el archiduque por su valentía al afrontar todas las situaciones... Solo me gustaría ser su amiga, nada más, sé que están comprometidos.
Cuándo escucho amiga me quedo algo pensativa... Solo yo puedo ser su amiga... Nadie más.
—Oh, ya veo... Aunque déjeme aconsejarle que está muy mal visto ser amiga de alguien comprometido.
—Lo sé, por eso me gustaría cambiar la manera de pensar de esta sociedad... Además, no es mi culpa que los hombres se enamoren de mí cuándo solo les ofrezco una sana amistad.
—Jaja, claro.
Respondo mientras tomo un sorbo del té que nos trajeron las criadas... ¿Qué se cree esta? ¿Marilyn Monroe?
—Señorita Hillson, le cuento esto, pero no se sienta menos por mi belleza, ese es el efecto que obtengo en los hombres, por eso el príncipe está loco por mí, pero descuide, yo se lo he dejado a usted, sé que le gusta mucho el príncipe.
—Oh, cuánta humildad.
Murmuro.
—¿Perdón?
—Nada, es usted muy hermosas.
—Por supuesto.