Besos amargos: Un matrimonio sin amor, un corazón sin libertad.
Emily hija del ceo más importante de Washington, es obligada por su padre, quién siempre la obliga a hacer lo que el quiere a casarse con Liam, heredero de la gran prestigiosa y adinerada familia Johnson.
Liam heredero de la gran familia Johnson. Desde niño ha crecido bajo las sombras de su frío padre quién solo se preocupa por el poder y la riqueza, inculcandole que lo más importante es el poder y las riquezas.
Sin embargo, todo eso cambiará cuando conozca a Emily.
¿Qué pasará cuando ambos contraigan matrimonio?
¿Se lograrán enamorar? ¿ o cada quién tomará caminos diferentes?
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Capítulo 17: Corazones cruzados
Amanda y Max se dieron la mano, sintiendo la conexión entre ellos crecer más fuerte con cada segundo que pasaba. Era como si hubieran establecido un vínculo que trascendía la realidad física.
Mientras caminaban, Max comenzó a hablar sobre la conexión que sentían.
—Creo que esta conexión es algo más que una simple amistad, dijo. Creo que es una conexión espiritual, una conexión que va más allá de la mente y el cuerpo.
Amanda se sintió intrigada por las palabras de Max. No sabía qué pensar, pero se sentía atraída por la idea de que había una conexión más profunda entre ellos.
—¿Qué quieres decir?, preguntó Amanda, con curiosidad.
Max se encogió de hombros. —No lo sé exactamente, dijo. Pero creo que podemos sentir la energía del otro, podemos sentir la conexión entre nosotros de una manera que no podemos explicar.
Amanda se sintió conmovida por las palabras de Max. Era como si hubiera puesto en palabras exactamente lo que ella sentía.
—Creo que tienes razón, dijo Amanda, con una sonrisa. Creo que podemos sentir la conexión entre nosotros de una manera que no podemos explicar.
Amanda y Max continuaron caminando, disfrutando de su compañía y de la fresca brisa de la noche. Al llegar nuevamente al parque donde se habían conocido, Amanda se percató de la hora.
—No me di cuenta de la hora. Ya casi son las diez de la noche. Dijo Amanda viendo la hora en su celular.
—Tienes razón, ya es un poco tarde. La pasé muy bien contigo hoy. Dijo Max con una linda sonrisa.
Ambos intercambiaron sus números telefónicos y quedaron en verse otro día.
Amanda se despidió de Max y comenzó a caminar hacia su casa. La noche estaba fresca y silenciosa, y Amanda se sintió un poco más relajada después de su conversación con Max.
Mientras caminaba, Amanda no podía dejar de pensar en Max. Se sentía muy bien con él, y extrañamente había sentido una conección muy especial.
Cuando llegó a su casa, Amanda se dio cuenta de que la luz de la sala estaba encendida.
Amanda entró en la casa, cerrando la puerta detrás de ella. Se sintió un poco aliviada de estar de regreso en su hogar, después de su encuentro con Max en el parque.
Mientras se dirigía hacia la sala, Amanda escuchó la voz de Arthur proveniente de la televisión. Se sintió un poco tensa al escuchar su voz, recordando la forma en que siempre parecían pelear.
Amanda se detuvo en la entrada de la sala, mirando a Arthur con una mezcla de emociones. Él estaba sentado en el sofá, mirando la televisión con una expresión relajada en su rostro.
Arthur se dio cuenta de la presencia de Amanda y se volvió hacia ella.
—Hola, dijo, con una sonrisa.
Amanda se sintió un poco incómoda con la sonrisa de Arthur. No sabía por qué, pero siempre se sentía un poco nerviosa cuando él la miraba de esa manera.
—Hola, respondió Amanda, intentando sonar lo más neutral posible.
Arthur se levantó del sofá y se acercó a Amanda.
—¿Dónde has estado?, preguntó, con una expresión curiosa en su rostro.
Amanda se sintió un poco incómoda con la pregunta. No quería decirle a Arthur sobre su encuentro con Max, así que decidió mentir.
—Estuve dando un paseo, dijo Amanda, intentando sonar lo más natural posible.
Arthur se encogió de hombros.
—Está bien, dijo. Solo asegúrate de estar en casa a tiempo, recuerda que tienes clases el día de mañana.
Amanda se sintió un poco irritada con la orden de Arthur, pero al mismo tiempo, se sintió un poco atraída por la forma en que él la miraba. Era como si pudiera ver dentro de ella, como si supiera exactamente lo que ella estaba pensando.
—No te metas en mi vida, yo sé lo que hago. Deja de actuar como si te importará.
—Me meto en tu vida porque mí tío me dejó a cargo de tí. Eres una niña y no sabes tomar buenas decisiones.
Amanda explotó de ira.
—No soy una niña, me puedo cuidar sola y se lo que hago. ¡Deja de meterte en mi vida y métete en tus propios problemas Arthur Rinolds!. Dijo Amanda coséun tono brusco y grosero.
Arthur quedó en silencio con una mirada seria y de enfado.
Amanda se dirigió a su habitación molesta, tirando con fuerza la puerta de su habitación.
Amanda se sintió un poco confundida por sus emociones. ¿Por qué siempre se sentía así cuando estaba cerca de Arthur? ¿Por qué no podía simplemente odiarlo, como siempre había pensado que hacía?
Amanda se despertó temprano al día siguiente, sintiendo una mezcla de emociones en su interior. La conversación con Arthur la noche anterior había dejado una sensación de tensión en el aire, y Amanda no sabía cómo manejarla.
Mientras se vestía y se preparaba para ir a clases, Amanda no podía dejar de pensar en Arthur. ¿Por qué siempre parecían pelear? ¿Por qué no podían simplemente hablar y entenderse?
Amanda se dirigió hacia la cocina, donde encontró a Arthur preparando el desayuno. La tensión en el aire era palpable, y Amanda se sintió un poco incómoda.
—Hola, dijo Arthur, sin mirarla.
—Hola, respondió Amanda, intentando sonar lo más neutral posible.
El desayuno fue un asunto tenso, con ambos evitando hablar sobre cualquier tema que pudiera generar conflicto. Amanda se sintió un poco frustrada por la situación, pero no sabía cómo romper el hielo.
Después del desayuno, Amanda se dirigió hacia su habitación para recoger sus cosas antes de salir. Mientras cerraba la puerta, escuchó a Arthur llamándola.
—Amanda, dijo Arthur, con una voz suave.
Amanda se detuvo y se volvió hacia él.
—¿Qué?, preguntó.
Arthur se acercó a ella, con una expresión seria en su rostro. Lo siento por lo que pasó anoche, dijo. No quiero que las cosas sigan así entre nosotros.
Amanda se sintió un poco sorprendida por la disculpa de Arthur. No sabía qué decir, pero se sintió un poco aliviada por la tensión que se había roto.
—Está bien, dijo Amanda, intentando sonar lo más neutral posible. No hay problema.
Arthur asintió y se volvió para irse. Amanda se quedó allí, sintiendo una mezcla de emociones en su interior. ¿Qué significaba la disculpa de Arthur? ¿Era un intento de hacer las paces, o simplemente un gesto para calmar la tensión? Amanda no lo sabía, pero estaba dispuesta a descubrirlo.