Laurent fue invitada a un evento, allí se encontró con una extraña situación, a ella le dieron un afrodisiaco, debido a esto pasó una noche con un hombre, que además es el hijo de su jefe. Pero todo se tornó de una forma inesperada, ella no quería que la tacharan como una oportunista, para Santiago fue así, por eso decidió irse y no volver.
Laurente decidió esconder el secreto de quién era el padre de su hijo, algo que hasta el momento no le había afectado, su pequeño hijo creció rodeado de amor y con la compañía de una madre amorosa.
Pero él volvió y está dispuesto a recuperar lo que perdió 4 años atrás, esto hará que muchas cosas cambien, y en especial la relación de ambos.
¿Podrá su pequeño hijo unir nuevamente a ambos? ¿Podrá ganar el amor en esta batalla de orgullos?
NovelToon tiene autorización de ♡ VENUS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 23
Laurent Vitale
Estaba en mi cama mirando hacia la nada con mi mente completamente en blanco, cuando siento la alarma de mi despertador sonar. Estiro mi mano sin despegar mi vista del techo y lo apago. Mis ojos me pesan y de seguro debo tener unas ojeras horribles, ya que llevo sin pegar ojo en toda la noche.
Los nervios recorren todo mi cuerpo y es porque en unas horas llevaré a mi hijo a conocer al resto de su familia. La duda de como irán a reaccionar los demás hijos del señor Vólkov me aterra. El solo hecho de que piensen que soy una zorra me llena de duda, de si estoy haciendo lo correcto o no.
Me levanto de mi cama y voy hasta la cocina a preparar el desayuno para todos. Cuando tengo todo listo, subo a la habitación en donde están durmiendo mi hermana y Maya para que se levanten a comer. Después sigo hasta el cuarto de mi bebé y lo veo plácidamente descansando, por lo que decido dejarlo dormir un poco más en lo que preparo un bolso con lo que necesitaré.
Una vez tengo todo listo, visto a Ángel y me arreglo yo. A él, le puse uno de los conjuntos que le había regalado la señora Mayara hace un tiempo, pero que aún no se había estrenado. Era una camisa de mangas cortas con distintos animalitos y un short de color verde, con sus respectivos tirantes y la pajarita. Luego de arreglarlo me quedo un tiempo viendo lo guapo que es.
Para mi, escogí un vestido no muy formal y por encima de las rodillas. Este era color rosado pastel y de hombros caídos. Mis zapatos blancos de tacón fino iban combinados con mi cartera y los accesorios con el vestido. En esta ocasión mi pelo iba en una coleta alta y ya estábamos casi listos.
Una vez terminé de arreglarme y de taparme las ojeras con un maquillaje natural, tomo mis lentes de sol y bajo a la sala. Las chicas ya están listas y nos disponemos a salir. El viaje a la mansión Vólkov fue rápido y tranquilo. Cuando llegamos el guardia de seguridad, nos dejó pasar porque no era la primera vez que yo venía a este lugar. Desde que bajamos del auto, nos dirigimos directo a la puerta en donde toqué el timbre con mis manos temblorosas.
Cuando giré para ver a las chicas, vi a mi hermana y a Maya muy impresionadas con lo bello de esta casa. Es que estar aquí es como estar en un palacio. De pronto, la puerta se abrió y un Michele Vólkov nos recibió con una sonrisa en los labios.
_ Que bueno que llegaron, los estábamos esperando. Espero que no me haya olvidado Laurent Vitale _ Dijo con caballerosidad.
_ Por supuesto que no joven Michele, déjeme presentarles. Ella es mi hermana Luana y ella es mi mejor amiga Maya. Chicas, él es el hijo menor del señor Vladimir.
_ Encantado de conocerlas.
_ Igualmente _ Respondieron ambas.
_ Y tú pequeño, debes ser Ángel ¿No es así? _ Le dijo a mi hijo y este asintió con una sonrisa.
Luego de esa corta presentación, él nos guío hasta la sala de estar en donde todos los demás miembros de la familia estaban reunidos. Hasta Bruno estaba aquí cuando se supone que debería estar en Rusia.
Ángel al ver a su abuelo, se removió inquieto en mis brazos para que lo bajara y una vez en el piso. Corrió a sus brazos como siempre hacía.
_ Tito Vimir, te extrañé mucho _ Dijo dándole un fuerte abrazo.
_ ¿De verdad? Ahaaa pero no me extrañaste más que yo a ti, mi pequeño _ Dijo correspondiendo el abrazo.
Mi corazón se estrujó al ver tanta ternura entre ellos dos. Todos estábamos viendo la tierna escena con una sonrisa porque era imposible hacerlo de otra manera.
_ ¿Y para mí no hay besos, ni abrazos? _ Preguntó la señora Mayara.
_ Claro tita linda _ Mi hijo la abrazó y ella no pudo evitar dejar escapar unas lágrimas
_ ¿Tita por qué lloras?
_ Es de felicidad por tenerte aquí hoy pequeño.
_ Ahaa… Seguro es porque me extrañaste mucho. Pero hoy te voy a llenar de besos para que no llores más _ Le dijo secando sus ojos.
_ Por lo que veo yo también soy invisible _ Dijo Bruno _¿ Para mí no hay besos o que renacuajo?
_ Nop, para ti no hay besos porque mis besos son para las niñas nada más y solamente me falta darle besos a Inca _ Al decir eso, todos estallaron en risas _ Tita y ellos quienes son _ Dijo dándose cuenta de las demás personas presentes.
_ Pues él, es mi hijo Michele y ese otro es mi hijo Darío. A Bruno ya lo conoces y a su bella esposa _ Le dijo mientras señalaba a cada uno de sus hijos.
_ Hola, yo soy Ángel _ Dijo dándole la mano a todos menos a Inca, ya que la besó en la mejilla tal cual había dicho.
Todos estábamos observando con curiosidad cada cosa que hacía o decía Ángel. Los hermanos Vólkov, estuvieron jugando con mi pequeño todo el tiempo y debo de admitir que conmigo se portaron de una manera que nunca imagine. Ellos no me recriminaron por haberme metido con su hermano Santiago y tampoco dijeron nada por haber tenido un hijo de él, sino todo lo contrario.
En lo que ellos jugaban con Ángel, Inca, las chicas y yo teníamos una plática muy agradable. Por la propia Inca me enteré que fue el mismo Santiago, quien les había dicho a sus padres lo de Ángel. También supe que hubo una fuerte discusión en la casa, por lo que a raíz de eso todos se sentían un poco decepcionados de Santiago.
También ella me contó que hace poco se enteró de que estaba embarazada, pero que no le había dicho a Bruno para esperar a su cumpleaños que es dentro de unas semanas. Que emoción, sería el segundo niño en esta familia y sé que muchos estarán contentos. Más que nada Bruno, ya que ellos no habían podido tener hijos hasta ahora.
Cuando el almuerzo estuvo listo, todos nos sentamos a la mesa. Yo me sentía nerviosa porque sé que luego de este almuerzo, tendré que contarle a mi hijo que en realidad esta también es su familia. Me he imaginado en diversos escenarios donde se lo digo, pero a la hora de la verdad como le das semejante noticia a un niño.
Un escalofrío recorre mi espalda y me hace mirar hacia atrás ¡Que extraño! Por un momento me sentí como si fuera observada. Aparté esos pensamientos de mi cabeza y me dediqué a disfrutar de mi comida y la compañía.
Una vez acabó el almuerzo, todos pasamos al jardín y mi hijo se fue corriendo tras Balu y Baguira, los dos perros labradores de la casa. Estaba observándolo de lejos porque no me gustan los perros, cuando de pronto siento unas manos cálidas sostener mis hombros. Era la señora Mayara quien me miraba con ojos de amor al notar mi preocupación.
_ ¿Quieres que te ayude a decirle? _ Me preguntó cariñosamente y yo asentí.
Ambas fuimos junto a Ángel y nos sentamos cerca de él para estar a su altura. Él al vernos dejó de jugar con los perros y vino hacia nosotras mirándonos con atención.