Renacer Entre Telas

El día comenzó con una calma engañosa en la empresa de Leonardo. Camila llegó temprano, vestida impecablemente con un traje azul marino que resaltaba su porte elegante. A simple vista, parecía la mujer fuerte y segura que todos conocían, pero en su interior, la incertidumbre latía con fuerza.

Desde que había recibido los documentos de Santiago, cada paso la acercaba más al abismo que era Víctor Torres y la Fundación Nexus. Sabía que debía moverse con cautela. Una vez dentro, cualquier error podría costarle todo: su vida, la empresa y, sobre todo, a Leonardo.

Al entrar en la oficina, su asistente, Clara, la esperaba con una taza de té verde y la agenda del día.

—Buenos días, señora Isabela. Aquí tiene su agenda. Tiene una reunión con el departamento de finanzas a las diez y una videollamada con un posible proveedor de telas en la tarde.

—Gracias, Daniela —respondió Camila, tomando la taza con una sonrisa—. ¿Algo más?

Daniela vaciló un momento antes de responder.

—En realidad, sí. Esta mañana llegó un mensaje del señor Torres. Insiste en que lo reciba hoy mismo.

El nombre de Víctor hizo que un escalofrío recorriera su espalda, pero Camila mantuvo su expresión tranquila.

—Anótalo para después de la reunión con finanzas. No quiero que interrumpa la agenda del día.

—Entendido, señora.

Clara salió de la oficina, y Camila tomó asiento, dejando la taza sobre el escritorio. Era evidente que Víctor estaba ansioso por acercarse de nuevo, lo cual solo confirmaba que algo estaba en marcha.

“Debo mantenerme un paso adelante”, pensó mientras abría su laptop.

Horas después, la reunión con el departamento de finanzas fue productiva, pero su mente no dejaba de divagar. Las cifras y proyecciones eran importantes, pero la sombra de la Fundación Nexus y sus secretos oscuros pesaban más.

Al regresar a su oficina, encontró un mensaje en su teléfono de Santiago:

“Ya tengo un contacto dentro de Nexus. Nos reunimos esta noche. Te enviaré la dirección.”

Camila respiró hondo. Santiago estaba cumpliendo con su parte, y ella debía estar lista para infiltrarse en ese mundo desconocido.

La tarde avanzó, y finalmente llegó la hora de recibir a Víctor. Entró en la oficina con su usual arrogancia, vestido con un traje impecable y una sonrisa calculadora.

—Isabela, qué gusto verte —dijo, acercándose con la confianza de alguien que cree tener el control.

—Víctor —respondió ella con frialdad, indicándole que tomara asiento—. ¿A qué debo tu visita?

Víctor tomó asiento frente a ella, cruzando una pierna sobre la otra.

—He estado reflexionando sobre nuestra última conversación. Siento que nos quedamos en puntos pendientes.

Camila lo miró fijamente, sin dejarse intimidar.

—¿En qué puntos piensas exactamente?

—En la expansión de nuestras empresas, por supuesto. La Fundación Nexus podría ser un aliado poderoso para tus negocios en el extranjero. Estoy seguro de que has oído hablar de nosotros.

Camila mantuvo la calma. Había esperado este momento.

—He escuchado rumores, sí. Pero aún no tengo claro cuál es el verdadero alcance de Nexus.

Víctor sonrió, inclinándose ligeramente hacia adelante.

—Nexus es mucho más que una fundación benéfica. Es una red de oportunidades, una puerta a mercados exclusivos y conexiones que pocos pueden alcanzar.

Camila fingió interés, aunque cada palabra de Víctor aumentaba su desconfianza.

—Suena intrigante. Tal vez deberíamos explorar esas oportunidades.

Víctor pareció complacido con su respuesta.

—Lo sabía. No eres de las que dejan pasar una oportunidad.

Camila sostuvo su mirada.

—Siempre he sabido reconocer una jugada arriesgada, Víctor. Pero también sé cuándo hay más de lo que se ve a simple vista.

El aire en la oficina se tensó por un momento, pero Víctor se levantó con la misma confianza con la que había entrado.

—Lo sabrás pronto, Isabela. Nexus siempre deja una impresión duradera.

Cuando Víctor salió de la oficina, Camila cerró los ojos por un instante, tratando de controlar la mezcla de emociones que la invadía. Se estaba acercando al corazón del peligro, y lo sabía.

Esa noche, el encuentro con Santiago fue en un edificio antiguo, alejado del centro de la ciudad. Las paredes del lugar estaban cubiertas de cuadros y objetos antiguos que parecían contar historias olvidadas.

—¿Quién es el contacto? —preguntó Camila mientras entraba en una sala discreta con Santiago.

—Una exmiembro de Nexus. Alguien que escapó antes de ser consumida por ellos —respondió Santiago—. Su nombre es Elena.

Pocos minutos después, una mujer de aspecto elegante y mirada cautelosa entró en la sala.

—Camila, él confía en ti más de lo que imaginas —dijo Elena sin preámbulos—. Por eso Nexus te ha puesto en su mira.

Camila la miró con seriedad.

—Quiero saber todo.

Elena asintió, tomando asiento frente a ellos.

—Víctor y Rafael Montenegro están buscando algo más que poder económico. Están detrás de una fórmula antigua… algo que cambiaría el juego para siempre.

Camila sintió un nudo en el estómago.

—¿Qué tipo de fórmula?

Elena la miró con gravedad.

—Una que podría controlar el mercado textil global… y algo mucho más oscuro.

Camila supo en ese instante que la lucha apenas comenzaba.