Enfrentando una enfermedad que amenaza con arrebatarle todo, un joven busca encontrar sentido en cada instante que le queda. Entre días llenos de lucha y momentos de frágil esperanza, aprenderá a aceptar lo inevitable mientras deja una huella imborrable en quienes lo aman
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Capitulo 14
Las semanas pasaban y cada día Daniel notaba algo diferente en sí mismo cuando estaba cerca de Aliert. Al principio había sido solo un deseo inquebrantable de ayudarlo a salir adelante, de verlo sonreír y brindarle compañía en medio de su dolor. Pero poco a poco, lo que Daniel sentía se estaba transformando en algo más profundo, en algo que él mismo tenía miedo de nombrar.
Había días en los que lo miraba en silencio, desde la puerta del cuarto del hospital, y se encontraba sin palabras. Ver a Aliert enfrentando todo aquel sufrimiento con una valentía que Daniel apenas podía comprender despertaba en él una admiración inmensa, casi abrumadora. Los pensamientos se volvían incontrolables, como si en algún rincón de su corazón algo ardiera con fuerza. Daniel pasaba más tiempo en el hospital que en la escuela, escapándose cuando podía, aunque eso le trajera problemas con los profesores. Él estaba dispuesto a enfrentar cualquier cosa con tal de estar a su lado, y poco a poco, esa obsesión por ayudarlo comenzó a volverse una necesidad de compartir su vida, su tiempo y su corazón con Aliert.
Era amor, un amor que sentía crecer con cada minuto que pasaban juntos, aunque también le daba miedo. ¿Cómo podía enamorarse de alguien que luchaba contra el tiempo y la enfermedad? ¿Cómo podía construir ilusiones en medio de tanta incertidumbre? A veces, se encontraba observando a Aliert en silencio, deseando que él pudiera entender lo que sentía, pero también preguntándose si era justo hacerle saber lo que su corazón estaba empezando a descubrir.
Mientras tanto, Aliert, en sus noches solitarias y en los días en los que el dolor y la incertidumbre eran insoportables, había comenzado a escribir un diario especial. Sabía que sus días eran inciertos y, aunque nunca dejaba de luchar, también se permitía contemplar la posibilidad de que algún día, su cuerpo ya no tuviera la fuerza suficiente para resistir. Esa idea, aunque le causaba un dolor profundo, también le daba la determinación de dejar algo importante para aquellos a los que amaba.
En la primera página del cuaderno, Aliert escribió: "A los que amo, si un día ya no estoy aquí..."
Sabía que era un pensamiento sombrío, pero le daba paz saber que podía dejar algo de sí para su familia, sus amigos y, sobre todo, para Daniel. Cada carta era un pedazo de su corazón, una forma de expresar todo lo que a veces no era capaz de decir en persona. Aliert sentía la necesidad de hablar, de abrir su alma y dejar palabras que pudieran acompañar a quienes él más quería.
CARTA N°1 💌
"Querido Daniel,
No sé si algún día llegaré a darte esta carta. No sé si algún día podré mirarte y decirte todo lo que significas para mí. No hay palabras suficientes para describir lo agradecido que estoy por tenerte a mi lado. Cuando estoy contigo, me olvido por un momento de todo lo que implica esta enfermedad, me olvido de los tratamientos, del dolor y del miedo. Me haces sentir… humano, completo, amado. Y sé que nunca hemos hablado de lo que hay entre nosotros, de lo que yo siento por ti, pero creo que en el fondo, tú lo sabes. Tú lo sientes también.
Si algún día ya no puedo seguir aquí, quiero que te quedes con esta certeza: me hiciste feliz en cada instante que compartimos. Quiero que vivas, que te enamores de nuevo, que encuentres una razón para seguir adelante. No quiero que tu vida esté marcada solo por mi ausencia, porque tú eres más fuerte de lo que crees, Daniel. Prométeme que no te aferrarás al dolor, sino a los momentos de alegría que compartimos, a las risas, a los secretos. Y, por favor, vive una vida llena de amor, como yo he vivido la mía desde que te conocí."
CARTA N° 2 💌
"Papá, mamá,
Quiero empezar diciéndoles cuánto los amo. Sé que estas palabras no pueden expresar todo lo que significan para mí, todo el apoyo y la fortaleza que han sido para mí durante esta batalla. No hay noche en la que no agradezca tener unos padres como ustedes. Gracias por cuidarme, por llorar en silencio cuando creían que no los veía, por abrazarme cada vez que caía y por darme la fuerza de seguir adelante.
Sé que no siempre he sido el mejor hijo, pero quiero que sepan que he aprendido de ustedes la valentía, la bondad, y la paciencia. Si algún día ya no puedo estar aquí, quiero que recuerden que su amor fue el regalo más grande de mi vida."
CARTA N°3 💌
"Karla, mi hermanita,
Es difícil escribirte esto sin que se me quiebre el corazón. Tú eres la persona más importante para mí, y me duele que hayas tenido que ver todo esto siendo tan joven. Pero quiero que recuerdes que estoy orgulloso de ti, de la persona que eres. Tienes un corazón tan fuerte, y aunque no siempre lo expreses, sé que esta batalla también ha sido tuya. Te admiro, Karla, más de lo que nunca te he dicho.
Si algún día ya no puedo estar aquí para cuidarte, quiero que seas feliz, que te cuides y que sepas que siempre estaré contigo de alguna forma. No tienes que ser fuerte todo el tiempo; está bien llorar, está bien sentir. Solo quiero que encuentres tu camino y que seas tan feliz como yo fui contigo a mi lado."
CARTA N°4
"Chris, Mielle,
Gracias por estar ahí. Por ser mis amigos, mis compañeros en esta locura que es el hospital. Sin ustedes, las noches en esta cama se habrían vuelto insostenibles. Me hicieron reír cuando más lo necesitaba, me hicieron sentir que tenía una familia aquí. Chris, con tus bromas siempre tan oportunas, y Mielle, con tu sonrisa cálida, llenaron mis días de esperanza. Los dos son personas que he llegado a querer y admirar profundamente.
Si algún día ya no puedo estar aquí, quiero que recuerden las risas, los momentos en los que el hospital se sentía como un lugar menos oscuro. Los voy a extrañar siempre, pero también quiero que sigan adelante, que se conviertan en los médicos y enfermeros excepcionales que estoy seguro serán. No se olviden de ayudar a otros como me ayudaron a mí."
Cada noche, Aliert escribía una carta más, un fragmento más de su historia. Sabía que, aunque su cuerpo podía debilitarse, su amor por cada una de esas personas seguiría existiendo, traspasando las barreras de la distancia y del tiempo. Las cartas eran su forma de mantener vivo su amor, de recordar a quienes amaba que su vida, aunque corta, había estado llena de momentos hermosos.
Escribir le daba un alivio profundo, y aunque a veces derramaba lágrimas en cada página, también sentía paz. Al final del día, era consciente de que el amor era lo que lo mantenía aquí, lo que le daba fuerzas para enfrentar el siguiente tratamiento, el siguiente dolor, y cualquier otra batalla que aún quedara por librar.