Novela de fantasía que relata las discriminaciones, el renacer. Las intrigas por la supremacía del poder. El triunfo del bien sobre el mal. Pero, sobre todo, la aceptación de uno mismo. ¿Encontrará Irina, la felicidad en su segunda oportunidad de vida, con un Dragón? ¿La Diosa podrá salvar a la humanidad de los demoníacos Morlos?
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Capítulo 18
El Rey de los Demonios, se presentó como el Dios Abaddon, les mostró a través del espejo que debajo del Volcán Averno, se encontraba el yacimiento más grande jamás visto, de piedras de maná. Les ordenó formar una secta secreta, ellos lo llamaron los Abaddoneses (Adoradores de Abaddon). Les transportó 5 anillos de maná, a través del Volcán Averno, esa fue una de las razones de la guerra, encontrar los 5 anillos. Los anillos eran la representanción del vínculo con Abaddon. Pero, en realidad, era una forma de mantener la voluntad de los humanos, bajo su dominio, aún encontrándose lejos del espejo.
Para inspirarles confianza a esos humanos, los Morlos habían expulsados uns meses atrás, desde el fondo de la tierra, a través del Volcán Averno, unas cuantas piedras de maná, las de mayor tamaño nunca antes vistas, pero no contaban con que, en ese preciso momento, pasaba el Duque Vladímir Robinson con un grupo de sus fieles caballeros, pues hacían una ronda por su territorio, de esa manera se supo de la existencia de las minas a profundidas inimaginable en Cretonia, debajo del Volcán Averno. El Duque Tiburcio West, el alquimista asignado, fue quien afirmó la existencia de la mina Según sus "estudios", estaba a 3000 metros de profundidad del Volcán Averno, todos en el Imperio Morozovio, confiaron en su palabra. No sabiendo, que ya estaban bajo la esclavitud mental de Abaddon. Se corrió la voz tanto en el Imperio Morozovia como en el Imperio Prustino, de la veracidad de la existencia de las Minas de Manas, los yacimientos mas grande, jamás vistos. Por esa razón, comenzó entre los dos Imperios, la guerra de los dos años.
Volviendo al altar en la cabaña de Baldunia, entrada la noche:
Allí se encontraban reunidos los Abaddoneses, todos ataviados con capas, túnicas negras hasta las rodillas con capuchas, para evitar ser reconocidos en su traslado, parecían representantes de los 7 pecados capitales: el Emperador de Prustino, Rigoberto: el Soberbio, nombrado el Máximo Sacerdote de Abaddon en la tierra, su hijo Carl: la Envidia; el Duque Tiburcio: el Avaro; el Conde Tobías: la Ira; el Rey de Baldunia: Pancracio Virgulilla, un hombre muy obeso que representaba la Gula; la espía Larisa Popov: la Lujuria y por último, la hija del Rey de Baldunia: Alayne Virgulilla: la Pereza, esta esbelta joven de 22 años de 1.68m de estatura, era una hermosa y virginal rubia de ojos azules, lo que tenía de bella lo tenía de floja, se la pasaba sin querer hacer absolutamente nada, era mimada por el Rey Pancracio y, todos en el reino, hacían su santa voluntad, solo quería dormir y perder el tiempo. Esa noche sería la ofrenda al sacrificio, pero ella no lo sabía, era la única, que debajo de su capa negra, estaba primorosamente vestida, con vestido de raso satinado verde claro, con encajes blancos, llevaba unos guantes negros que le llegaban hasta sus codos.
El Emperador Rigoberto abre la sesión:
- Estamos reunidos aquí, para reorganizar, el plan de conquista del Imperio de Morozovia, debido a los recientes acontecimientos, (pero antes, debemos agradecer a Larisa por haber obtenido la victoria sobre la muerte de los Emperadores de Morozovia). Debido a esos afortunados acontecimientos, debemos manifestar nuestra rendición y retirar las tropas de la guerra-
-Pero ¿Por qué? ¡No estoy de acuerdo! todavía no nos hemos apoderado de las minas de maná de Cretonia- se opone el Rey Pancracio.
- He dicho que nos rendiremos, daremos un paso atrás, para seguir avanzando... - intenta explicar Rigoberto
-No entiendo, ¿Qué quiere decir con eso?- pregunta Tobías
- El Rey Pancracio Virgulilla, anunciará su rendición, y con eso vamos a introducir nuevamente a Larisa en el Palacio como concubina de Egor, y a un erudito como asesor, para socabar internamente el Imperio Morozovia - anuncia Rigoberto
-Eso será imposible, si antes de asesinar a sus padres él ya no me quería a su lado, ahora que conoce mis acciones, mucho menos me aceptará, estoy siendo buscada para juzgarme y asesinarme- replica Larisa
- Yo tampoco he podido ingresar al Palacio Imperial como erudito, aunque no se ha comprobado mi participación en los asesinatos de los Emperadores, no creo poder ingresar como asesor de Egor, no me tiene confianza- resopla molesto Tobías.
-El nuevo asesor será mi hijo Carl, como mago graduado en la Torre de Magos del mismo Imperio de Morozovia, tiene un historial intachable, nunca caerán sospechas sobre él. Y tú Tobias, deberás infiltrarte como secretario en la Torre de Magos, te necesitaremos allí - con una sonrisa maliciosa explica los planes Rigoberto.
-Estoy a su disposición Padre, puede contar con mis servicios incondicionales- expresa con una media reverencia, Carl.
- Eso estará muy bien, pero ¿Cómo se supone que yo entre de nuevo al Palacio de Morozovia?- pregunta Larisa intrigada.
- Esta noche se hará el ritual del sacrificio de almas, para eso Alayne es la clave, el Dios Abaddon nos dará el poder- sonríe siniestramente Rigoberto. Alayne está bostezando, está distraída y no entiende nada de lo que hablan.
- Alayne, ¿no te sientes un poco cansada? ¿tienes sed? Toma el vino que Abaddon te ofrece- le ofrece una copa de vino tinto.
Ese vino, tenía una poción con un potente veneno, la idea era que muriera en el acto.
- Sí dame, tengo mucha sed- se toma la copa completa de un solo sorbo. Alayne se tambalea y dice:
-¡Tengo mucho sueño!- bosteza y se acuesta debajo del altar de Abaddon, en el mesón de sacrificios, donde se encontraba el espejo negro. Poco a poco va perdiendo los sentidos, y fallece, pero parece dormida, su cuerpo está indemne.
-Ahora es tu turno Larisa, debes hacer tu sacrificio, ya tu cuerpo no nos sirve para la misión- Rigoberto le entrega una daga impregnada de maná, con veneno para la transmigración.
- ¡Pero, pero, yo no quiero morir! - se resiste Larisa con los ojos desorbitados por el terror. Tobías se adelanta, le quita la daga, ella cree que la está apoyando, para evitar su muerte, le sonríe.
-Vamos querida, es tu turno de brillar, no podemos hacer esperar al Dios Abaddon-
y con un movimiento certero, clava la daga directo al corazón de Larisa, quien coloca los ojos en blanco, no esperaba que su amante la traicionaría, un hilo de sangre sale por la comisura de sus labios corriendo por su barbilla, quedando muerta al instante, solo emite un pequeño gemido, quedando con sus ojos desorbitados observando a Tobías con incredulidad, por su traición.
Carl, Tiburcio y Pancracio, la acuestan en el mesón, al lado de Alayne. Dando inicio al ritual dirigido a Abaddon, él ha estado presente, a través del espejo, ninguno de ellos esperaba, que los planes de Abaddon eran otros; planeaba transportar el espíritu de su hija Naameh a través del espejo y con la magia de los 5 anillos de poder e introducirla en el cuerpo de Alayne. Los Abaddoneses, confiados, comienzan a recitarle la solicitud diabólica, con un hechizo nigromante para la transmigración de almas, del cuerpo de Larisa al de Alayne, Abaddon lleva a cabo el proceso, engañándolos una vez más por sus intereses, introduciendo el alma de Naameh al cuerpo de Alayne.
Todo era un juego de traiciones, y los humanos idiotas no lo esperaban venir.