NovelToon NovelToon
Solo Un Deseo

Solo Un Deseo

Status: En proceso
Genre:Romance / Comedia / Amor prohibido / Magia y demonio / Apoyo mutuo / Pacto con el demonio
Popularitas:1.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Mya Lee

Cuando el demonio egocéntrico Dashiell termina atrapado en el mundo humano, conoce a Brooke, una estudiante de arte que oculta sus propios secretos. Transformado en un husky que ella rescata, se convertirá en su inesperado protector. Pero, con Noche Buena acercándose y donde la luna se convertirá en carmesí, Dashiell deberá decidir si volver a su mundo o quedarse junto a la humana que ha empezado a significarlo todo.

NovelToon tiene autorización de Mya Lee para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

ESCULPIR EL SILENCIO (parte 1)

Desde que tengo memoria, siempre he estado rodeada de sonrisas y alegría. Mamá y papá se aseguraban de que cada día fuera especial. Papá solía llamarnos “su mayor tesoro” mientras nos abrazaba, y mamá siempre encontraba formas de hacerme reír, incluso en los momentos más simples. Los fines de semana eran mágicos; organizaban viajes para descubrir nuevos lugares, respirar aire fresco y crear recuerdos inolvidables.

Esos días son los más preciados y también… los más dolorosos.

Fue en uno de esos viajes que mi mundo se rompió en pedazos. Papá iba conduciendo, como siempre, contando uno de sus nuevos proyectos lleno de entusiasmo. Mamá y yo íbamos en el asiento trasero, compartiendo un chocolate que ella había comprado antes de salir. De repente, todo se volvió confuso. Las luces de otro auto se acercaron demasiado rápido, un ruido ensordecedor y luego... oscuridad.

Cuando desperté, no entendía nada. Gente corriendo, luces intermitentes y sirenas. Sentía los brazos de mamá alrededor mío, protegiéndome, pero su cuerpo no se movía. Papá... papá nunca más abrió los ojos.

Me dijeron que el otro conductor iba ebrio. Papá murió al instante, y mamá, aunque me salvó, quedó en coma. Desde entonces, los días se volvieron grises, como si el sol nunca volviera a brillar igual para mí.

Al ser menor, pasé al cuidado de mi tía, la hermana de mamá. Al principio, pensé que estaría a salvo. Pero el hogar que ella ofreció no fue cálido ni acogedor. Desde el momento en que crucé su puerta, me sentí como una intrusa, una carga. Su hija de mí misma edad, mi prima, Hannah, se encargó de recordármelo todos los días.

—Todo esto es tu culpa —me decía Hannah, sus palabras llenas de veneno—. Si no hubieras insistido en ese estúpido viaje, tu papá seguiría vivo, y mi mamá no tendría que preocuparse por mantener a una inútil como tú.

Los años pasaron, pero las palabras no cambiaron. Cada día era igual. Culpas, gritos, miradas de desprecio. Mi tía, aunque menos directa, no se quedaba atrás. Me recordaba constantemente cuánto costaba el hospital para mi mamá y cuánto había arruinado sus vidas.

A pesar de todo, me aferré a una promesa que le hice a papá: convertirme en una gran escultora, igual que él. Trabajé duro, ahorré cada centavo que pude mientras estudiaba y conseguí un empleo en una panadería/cafetería. Entre las largas horas de trabajo y las clases en la Universidad, me esfuerzo por mantenerme de pie…

Hace un año, el dinero que papá había ahorrado para nosotros se agotó, todo destinado a pagar el hospital de mamá. Desde entonces, no sé cómo seguir adelante. Mi salario apenas cubre los gastos básicos, y cada vez que junto algo, Hannah aparece para arrebatármelo.

—Es para el hospital de tu madre —indica siempre con una sonrisa burlona mientras mete mis billetes en su bolso.

Quiero creer que es cierto, que al menos ese dinero ayuda a mi mamá. Pero no puedo evitar sentir que algo está mal. Cada vez me siento más sola, más perdida. A veces, pienso en rendirme. Pero entonces, recuerdo la voz de papá, sus palabras llenas de orgullo y confianza en mí.

—Eres fuerte, Brooke. Nunca lo olvides, mi princesa.

Por él, sigo adelante. Por mamá, que sigue luchando desde su cama de hospital. Por mí, porque sé que soy más que la carga que ellas quieren que sea.

Vivo en el edificio de mi tía, un lugar que podría ser un refugio para muchos, pero para mí es solo un recordatorio constante de lo lejos que estoy de mi verdadero hogar. Es un edificio de seis pisos, con inquilinos en cada planta que vienen y van con sus propias vidas, mientras yo intento mantenerme invisible. Mi tía y mi prima viven cómodamente en el primer piso, ocupando el departamento más grande, mientras yo fui relegada al último nivel, donde está un cobertizo que originalmente se usaba para almacenar herramientas.

Ese pequeño espacio, rodeado por los tendederos del resto de los inquilinos, es lo que ahora llamo "mi habitación". No tiene lujos, ni comodidades. Con el tiempo lo he convertido en algo habitable, poniendo lo poco que tengo para hacerlo mío.

La casa donde vivía con mis padres, mi verdadero hogar, ya no existe. Mi tía la vendió poco después del accidente.

—Es para el funeral y el entierro de tu padre, —dijo entonces, y por un momento pensé que estaba haciendo algo bueno.

Pero después, también se quedó con el pequeño negocio familiar que mamá y yo manejábamos mientras papá creaba sus esculturas. Ese lugar, lleno de los recuerdos más cálidos de mi infancia, ahora le genera ganancias que ella y mi prima disfrutan.

Los días se volvieron semanas, luego meses, y después años. Lo único que conservo de mis padres son sus discos con canciones. Ambos eran apasionados por el rock en inglés, algo que siempre me pareció curioso y encantador. Mamá decía que fue en esa época que durante una de esas canciones que papá le pidió bailar por primera vez, y que desde ese momento supo que estarían juntos para siempre.

Así que cada noche, cuando termino mis jornadas agotadoras entre la Universidad y los trabajos, me refugio en mi pequeño espacio y dejo que esas canciones llenen el silencio. A veces cierro los ojos y me imagino que están conmigo, bailando como solíamos hacerlo, riendo y cantando. Papá hablaba inglés fluido y me enseñaba a través de las canciones, mientras mamá grababa la escena cada noche cuando la pasábamos juntos. Recordar eso, es donde puedo volver a sonreír.

También aprovecho para practicar escultura. Aunque mi espacio es limitado, siempre encuentro un rincón para mis herramientas y los bloques de material que consigo con mucho esfuerzo. Crear es lo único que me conecta con papá, con su pasión y su amor por el arte. Mientras trabajo, la música me acompaña y, aunque esté sola, siento como si ellos estuvieran ahí, a mi lado, animándome a seguir adelante.

Es en esos momentos, mientras bailo sola y esculpo bajo las estrellas siento que vuelvo a ser la niña que alguna vez fui: soñadora, alegre y llena de esperanza.

Aunque hay algo que aún no comprendo, que no deja de rondar en mi cabeza desde la noche en que discutí con Hannah. Cuando ella se llevó mi peluche de husky, sentí que algo en mí se rompió. Ese peluche no era cualquier objeto; fue el último regalo que mamá me dio en uno de mis cumpleaños antes del accidente. Recuerdo que me lo entregó con una enorme sonrisa mientras me decía que aquel pequeño husky blanco como la nieve sería mi guardián, que estaría conmigo en los momentos difíciles.

Desde hace algunos años, he tenido ataques de ansiedad cada vez más frecuentes. No importa cuánto intente mantener la calma, siempre llega ese momento en el que siento que no puedo respirar, como si una enorme presión me aplastara el pecho. La única manera que encontré para tranquilizarme era abrazando a mi peluche con todas mis fuerzas, como si al hacerlo pudiera sentir la calidez de mi madre otra vez. Pero esa noche... fue diferente.

El ataque fue más intenso que nunca. Recuerdo que me costaba incluso mantenerme en pie, y por más que intenté recordar la sensación tranquilizadora del peluche entre mis brazos, no lo conseguí. La desesperación me consumía, y pensé que no lograría calmarme esta vez. Después de eso, todo se volvió confuso.

Al día siguiente, desperté recostada en mi cama. La sensación era extraña, casi irreal. Por primera vez en años, no sentí la carga de la ansiedad en mi pecho ni las secuelas de una noche de pesadillas. Me sentía ligera, como si hubiera dormido profundamente después de tanto tiempo.

Incluso mis recuerdos del accidente, esas imágenes que solían invadir mi mente por las noches, parecían haber quedado en un rincón silencioso, al menos por ese momento. La calma que experimenté era tan nueva para mí que me asustó un poco. ¿Cómo podía haber cambiado tanto de un día para otro?

No podía evitar preguntarme qué había pasado realmente esa noche. ¿Había sido simplemente el cansancio? ¿O había algo más? Aun así, algo me decía que no era solo una coincidencia.

1
Isabel Leon
está súper , por favor no deje de publicar
Mya Lee: Ohhh 😸💕 muchas gracias, no te preocupes seguiré actualizando 📖✨🫰🏻
total 1 replies
Dana Jani
me gusto mucho es interesante😊🤩🤩
Mya Lee: Gracias 😸🫰🏻, si te gusta el romance histórico, te recomiendo mi otro libro "Midnight Promises" 💕📖
total 1 replies
SaraWells
Me ha gustado mucho el primer capítulo, se ve interesante, seguiré con la lectura
Mya Lee: Gracias 💕😸, ya casi estamos a la mitad de la historia. Espero que lo disfrutes hasta el final 🫰🏻😼
total 1 replies
Caly
Está historia tiene muy buena pinta, veremos cómo sigue.😜
Mya Lee: Te lo agradezco 💕😸, se harán actualizaciones seguidas asi que espero que lo disfrutes 🫣📖
total 1 replies
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play