En un tranquilo pueblo rodeado de montañas, Martín, un chico alto y reservado, siempre ha creído que su altura lo separa del mundo que lo rodea. Sofía, en cambio, pequeña pero llena de energía, ve el mundo desde una perspectiva completamente diferente. Un inesperado encuentro entre ellos hará que dos mundos opuestos se entrelacen de formas que ninguno imagina. Lo que comienza como un simple gesto de ayuda, pronto desatará emociones que pondrán a prueba sus propios límites. ¿Hasta dónde pueden llegar dos personas que ven la vida desde alturas tan distintas?
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Capítulo Extra 2: "El Café de los Sueños"
El invierno había llegado con su manto de nieve, transformando el paisaje en un lienzo blanco y sereno. El pequeño pueblo donde vivían Sofía y Martín estaba cubierto por una capa de nieve fresca, y el aire frío traía consigo una sensación de calma que invitaba a la introspección. Aprovechando la temporada, decidieron refugiarse en una acogedora cafetería que había abierto recientemente en el centro del pueblo.
La cafetería, llamada "El Café de los Sueños", estaba decorada con un estilo rústico y acogedor. Las paredes estaban adornadas con cuadros pintados a mano, y la cálida luz de las lámparas colgantes creaba un ambiente íntimo. El aroma del café recién hecho y de pasteles horneados llenaba el aire, creando una sensación de bienvenida que invitaba a los clientes a relajarse y disfrutar.
Sofía y Martín entraron en el café, sacudiéndose la nieve de los abrigos antes de pasar al interior. El calor que los envolvía era un contraste agradable con el frío exterior. Encontraron una mesa junto a la ventana, desde donde podían ver cómo la nieve caía suavemente sobre las calles del pueblo.
— Este lugar es perfecto para un día de invierno — comentó Sofía mientras se acomodaba en la silla, observando el paisaje nevado.
— Sí, tiene un encanto especial — respondió Martín, mirando el menú con interés. — Me alegra que hayamos decidido venir aquí.
Una camarera se acercó a la mesa con una sonrisa amable y les entregó el menú. Sofía y Martín pidieron dos tazas de café caliente y un par de pasteles para acompañar. Mientras esperaban, comenzaron a conversar sobre temas que no solían tratar en sus encuentros cotidianos.
— ¿Recuerdas alguna vez en que hayas sentido que el mundo se detuvo? — preguntó Sofía, rompiendo el silencio.
Martín pensó por un momento, mirando hacia fuera, donde los copos de nieve danzaban en el aire.
— Creo que sí. Fue cuando hice mi primer viaje solo. Fue como si todo lo que conocía se desvaneciera y, por un momento, sólo estaba yo y el paisaje que me rodeaba — respondió él.
Sofía asintió, tomando un sorbo de su café cuando llegó la bebida.
— Para mí, esos momentos son cuando dibujo. Es como si el mundo se convirtiera en un lugar diferente, lleno de posibilidades infinitas — dijo ella, con una sonrisa nostálgica.
La conversación continuó fluyendo de manera natural, explorando temas profundos y personales. Sofía compartió historias de sus años de escuela y sus sueños no cumplidos, mientras Martín hablaba sobre sus aspiraciones y las cosas que le habían inspirado a lo largo de los años.
La camarera regresó con sus pedidos, y Sofía y Martín disfrutaron de sus pasteles y café mientras seguían conversando. La atmósfera del café era tan cálida y confortable que el tiempo parecía desvanecerse. Los dos se sumergieron en la conversación, encontrando en cada palabra una conexión más profunda.
— ¿Qué es lo que más valoras en una amistad? — preguntó Martín de repente, con una expresión pensativa.
Sofía lo miró con curiosidad, considerando su respuesta.
— Creo que la honestidad y el apoyo incondicional. Me gusta saber que, sin importar lo que pase, hay alguien que está dispuesto a estar a tu lado — respondió ella.
Martín sonrió, asintiendo con aprobación.
— Estoy de acuerdo. La confianza es fundamental. Es lo que hace que las amistades sean verdaderas y duraderas.
El tiempo pasó rápidamente mientras continuaban hablando, y antes de que se dieran cuenta, el sol comenzaba a descender, pintando el cielo con tonos dorados y rosas. La luz del atardecer entraba a través de las ventanas del café, creando un ambiente aún más mágico y cálido.
— Este ha sido uno de los mejores días que he tenido en mucho tiempo — dijo Martín, mirando a Sofía con gratitud. — Gracias por sugerir este lugar.
Sofía sonrió, sintiéndose igualmente contenta.
— Me alegra que te haya gustado. A veces, los pequeños momentos como este son los que hacen que la vida sea especial.
La conversación continuó hasta que la cafetería comenzó a vaciarse, y el ambiente se volvió más tranquilo. Sofía y Martín decidieron pedir una última ronda de café antes de salir.
— ¿Algún otro lugar que te gustaría visitar? — preguntó Sofía, curiosa.
Martín pensó durante un momento, mirando el fondo de su taza.
— Hay un viejo faro cerca de la costa que siempre he querido ver. Parece un lugar solitario, pero también mágico — dijo él, con una sonrisa soñadora.
Sofía se animó con la idea.
— Eso suena increíble. ¿Qué te parece si lo visitamos en primavera? — propuso ella.
— Me encantaría. Será una nueva aventura para nosotros — respondió Martín, emocionado por la idea.
Cuando finalmente salieron del café, la nieve había cesado y las calles del pueblo estaban cubiertas de una capa brillante. Sofía y Martín caminaron juntos hacia sus casas, sintiendo que el día había sido especial no solo por el café, sino por la conexión que habían fortalecido a lo largo de la conversación.
Al llegar a la esquina donde se separaban para ir a sus respectivos hogares, se detuvieron y se miraron con una sonrisa de complicidad.
— Hasta la próxima aventura, entonces — dijo Martín, con una sonrisa cálida.
— Hasta la próxima — respondió Sofía, dándole un abrazo amistoso. — No puedo esperar a ver qué nos depara la primavera.
Mientras se despedían, Sofía y Martín sabían que ese día en el café había sido un momento significativo en su relación. Habían compartido pensamientos y sueños, y su amistad había crecido aún más fuerte. Cada palabra, cada risa y cada momento de reflexión habían tejido una conexión más profunda que los acompañaría en sus futuras aventuras.
...La Calidez del Café...
...En el rincón de un café de ensueño,...
...donde el aroma del café es tierno y sincero,...
...dos almas se encuentran en un refugio de invierno,...
...y el tiempo se vuelve un susurro ligero....
...La nieve afuera danza en un vals sereno,...
...mientras dentro, el calor se entrelaza con la charla,...
...los secretos compartidos se hacen pleno,...
...en cada sorbo, en cada risa que embalsama....
...Las tazas vacías son testigos del momento,...
...donde sueños se abren y corazones se confiesan,...
...y el café, como un bálsamo, endulza el aliento,...
...mientras las palabras y los abrazos se entretejen y se besan....
Así, en el café de los sueños se forja el vínculo,
entre risas y confidencias, el amor crece sin prisa,
y la calidez de un día de invierno se vuelve el hilo,
que une dos corazones en su más dulce prisa.