Tras haber ganado la guerra entre los tres reinos y revivido al loto blanco, Liú Huó, rey del inframundo , se verá envuelto en una nueva travesía lleno de obstáculos en sus camino.
Nuevos enanemigos amenazara la paz de la corona en busca de venganza y poder. Pero esta ves será la prueba del Loto Blanco, quien tendrá que tomar el poder que por sangre siempre le correspondió y, poner fin a las calamidades de atormentan la tranquilidad y el equilibrio entre los imperios.
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Sin trato especial.
Imperio Hēiyù.
El día anterior había transcurrido sin mayores complicaciones. Acompañé a Huó-Er a ver a Tae gongzu, y al final del día recibimos buenas noticias. Tae gongzu mencionó que la medicina tal vez estaba funcionando. No estaba seguro de que esa fuera realmente la razón, pero algo había cambiado dentro del organismo de Huó-Er y las esporas dentro de él se estaban disipando de forma lenta pero gradual. Por eso, dijo que, si las mejoras continuaban, en lo que restaba del año, proporcionaría alguna medicina para contener la energía resentida del cuerpo de A-Huó y aplazar su vida lo suficiente para reconstruir su núcleo. Incluso si no llegase a ser posible reconstruirlo, no sería fácil conseguir un demonio de bajo nivel condenado a DíYú y quitárselo para poder cultivarlo. Aunque A-Huó estuvo reacio a la segunda opción, en el fondo sabía que, por fin, pudo dar un respiro; incluso su mirada se relajó de una manera inexplicable.
Después de concluir con Tae gongzu, no hubo mucho más que hacer. Cuando nos dimos cuenta, el sol ya se había ocultado desde hacía un par de horas. Por lo tanto, Huó-Er insistió en que cenara y descansara. Sabía que al día siguiente sería agitado. A-Huó dejó claro que él se encargaría de crear un plan de entrenamiento para mí a partir del día siguiente. No estuve nada reacio a la idea de descansar lo mejor posible; de alguna manera, sabía que, al despertar al día siguiente, me esperaba una larga jornada de interminables lecciones, nada más ni nada menos que del propio Rey Infernal.
A la mañana siguiente, una brillante luz me despertó del apacible sueño. Abrí mis ojos intentando cubrir la luz con mis manos y vi a Li Song con una radiante sonrisa, abriendo de par en par las cortinas de la habitación. Bufé por lo bajo y levanté la suave tela del cobertor para enrollarme y cubrir mi cabeza de la luz filtrada por las ventanas. Sentí las manos de Li Song en mi hombro, palmeándome suavemente, hablándome con una apacible voz. —Vamos, Alteza, tiene que levantarse, he traído tu desayuno.
Negué suavemente refunfuñando. Sabía que estaba siendo demasiado infantil, pero realmente me sentía agotado. Por primera vez en mucho tiempo, había dormido toda la noche sin despertar y sin preocupaciones. Sin embargo, por alguna razón inexplicable, sentía que todo mi cuerpo estaba fatigado, y la sola idea de levantarme me hacía renegar. —Solo unos minutos más, realmente no puedo abrir los ojos, A-Song.
Escuché cómo resopló y se alejó de mí, unos cuantos pasos. Apreté con fuerza el cobertor sobre mi cabeza y sonreí cantando victoria. Pero antes de que pudiera acomodarme nuevamente, sentí cómo las manos de Li Song se agarraron con fuerza a la tela del cobertor por el lado inferior de la cama y tiró con aún más fuerza de ella, descubriéndome por completo. —Lo siento, Alteza, pero es necesario que desayune para sus actividades diarias desde el día de hoy.
Lo miré perplejo. Sonreía triunfal y caminaba lentamente tomando mis túnicas y acercándolas a mí con total calma y naturalidad. Miré el cobertor en el suelo y a Li Song, que tendía mis túnicas con una sonrisa. No pude evitar arrugar mis labios mientras tomaba las prendas en silencio. —Por favor, Alteza, no se enoje conmigo. Yo solo cumplo órdenes. Fue el propio Rey Huó quien me pidió que levantara a su "Alteza" y que usara cualquier método factible para que estuviese en pie a primera hora de la mañana.
Suspiré profundamente y negué con suavidad. No estaba molesto, solo estaba cansado, pero, aun así, comprendía muy bien su actuar. Sabía que tenía que presionarme por mi propio bien. A-Huó era el más reacio a todo esto; sin embargo, estaba dispuesto a dar lo mejor de sí para asegurar mi estado y mi bienestar. No puedo defraudarlo; tengo que dar lo mejor de mí. —Lo sé, lo sé. Ayúdame a cambiarme y vamos a desayunar. No quiero hacerlo esperar.
Li Song sonrió y asintió levemente. Tendió su mano para ayudarme a levantarme y acomodó mi ropa con agilidad. —Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que ayudé a su Alteza con su vestimenta...
Sonreí nostálgicamente mientras me sentaba frente al espejo y miraba en el reflejo a Li Song acomodándome el cabello. —Sí, realmente han sido muchos años, pero realmente me alegra que hoy vuelvas a hacerlo porque estás aquí...
Li Song sonrió y asintió suavemente, mirándome por el reflejo del espejo mientras colocaba una horquilla plateada sobre mi cabello. —También me alegra estar aquí para volver a hacerlo, su Alteza... me alegra poder servirle nuevamente luego de tantos años.
Un apacible silencio se formó hasta que terminé de arreglarme. Li Song me acompañó tranquilamente hasta el comedor y al abrir las puertas, el ruido ambiente de la ciudad infernal se hizo presente. —¡Alteza! Ya despertó.
Sentí los brazos cálidos de Yang Měi rodearme con una fuerza que desconocía que tuviese. Sonreí ante su entusiasmo y su calidez, asentí suavemente e intenté zafarme de su enérgico saludo. —Yang... Měi no me dejas respirar.
Las risas de todos los presentes se hicieron notar. Yang Měi me soltó arrugando sus labios y se sentó tímidamente. No pude evitar unirme a los demás y reír enérgicamente ante tal entorno. Me senté a su lado y sonreí, palmeando su hombro. —Mis amigos son realmente fuertes ahora. Li Song también me despertó muy enérgicamente, lanzó a volar mi cobertor de un solo jalón.
Las risas se hicieron presentes nuevamente. Chou gongzu estiró su mano, seleccionando una manzana del cesto de fruta en la mesa, y rio socarronamente mirando a Li Song. —¡Claro! El pequeño dios está muy enérgico, pero por alguna razón, mi pequeño Xiao Xiao está muy cansado últimamente. Tal vez un pequeño mosquito celestial está drenando su energía. ¡Qué coincidencia...
Yang Mei miró a Li Song intentando contener su risa por todos los medios, incluso cuando su cara estaba roja, que en comparación con la de Li Song, este color no era nada. Li Song estaba a punto de contestar cuando entró Lu Xiao gongzu, y todos estallaron en risas, excepto Li Song, que bajó la mirada mirando de reojo a un confuso Lu Xiao. —¿Xiao-ge, por qué tenías que entrar ahora?
Lu Xiao gongzu le dedicó una mirada de sorpresa a Li Song, mientras este se tapaba la cara con las manos y caminaba apresuradamente hacia la puerta para salir casi corriendo. —¡No huyas, pequeño dios! ¡Solo confirmas mis palabras!
Chou gongzu gritó poniendo sus dos manos en forma de cono sobre su boca y rio enérgicamente mirando a un muy confuso Lu Xiao, que sostenía la bandeja con el humeante té. —¿Qué acaba de pasar?
Negué suavemente intentando no reír. —Creo que deberías ir a ver a Li Song...
Lu Xiao dejó el té sobre la mesa, miró de una manera compleja a Chou gongzu y se inclinó respetuosamente antes de salir tras Li Song. —Chou gongzu, realmente le gusta jugar con Li Song. No seas tan duro con él. No es muy bueno defendiéndose con las palabras...
Chou gongzu me miró sonriendo y asintió, dándole un mordisco a la manzana. —Lo sé, pequeña Alteza. Es por esa misma razón que me encanta bromear con el pequeño dios. Tiene un temperamento muy fácil de explotar.
Río suavemente levantándose de la mesa. Se paró frente a Yang Měi, le guiñó el ojo y salió tranquilamente silbando de la sala. —¿Yang Měi?...
Ella me miró con nerviosismo y negó enérgicamente. —Alteza, no me mire de esa manera. Yo realmente no sé nada y tampoco sé qué fue lo de hace unos segundos...
Reí suavemente y asentí sin inmiscuirme más. Realmente me alegraba que cada uno de mis amigos esté construyendo felizmente su futuro. No importa con quién elijan caminar, siempre que sean felices, eso realmente calentaba mi corazón.
El desayuno de la mañana pasó entre risas bulliciosas y una larga lista de las cosas que tendría que hacer el día de hoy. No mucho después de terminar, Yang Měi me guio al estudio de Huó-Er. A veces, me causaba gracia lo bien familiarizados que Li Song y Yang Měi estaban con él. Entré lentamente al estudio al percatarme de que estaba dormido, reposando su cabeza en el respaldar de la silla. Una pila de libros y papeles cubrían la pequeña sala que usaba como estudio. Era gratificante y cálido ver esta faceta de él. Hice una señal a Yang Měi, y ella se fue silenciosamente cerrando la puerta a mi espalda.
Caminé lentamente y deslicé un banco a su lado, sentándome a un costado de él, detallando muy minuciosamente sus facciones. Realmente se veía mejor. El color de su piel era mucho más vivido. Llevé mis dedos a su cara y la delineé suavemente con la yema de estos mismos. Una sonrisa se hizo presente cuando mis dedos se posaron en sus labios, y sentí cómo su mano rodeó mi cintura, jalándome hacia él y dejando que termine sentado entre sus piernas. —Su Alteza se está volviendo muy perspicaz...
Vi cómo sus labios se curvaron socarronamente y abrió un solo ojo, mirándome directo a los ojos. —¿A Huó-Er le molesta mi comportamiento?
A-Huó enderezó su cabeza y se sentó rectamente, afianzando su agarre en mi cintura. Me miró por unos segundos y besó mi mejilla, presionando con fuerza sus labios en ella, para luego volver a mirarme con calidez. —¿Hay forma de que eso suceda? Si yo realmente amo todo lo que venga de su Alteza.
Sonreí torpemente sin poder ni querer evitarlo. Llevé mis manos a las mejillas de A-Huó y besé su frente con suavidad. —Yo también amo a Huó-Er, no importa cuánto haya pasado, ni cuánto hayas cambiado, A-Huó sigue teniendo la misma sonrisa cálida que calienta mi corazón...
Huó-Er sonrió y posó su mano en mi nuca, jalándome lentamente en un tierno beso lleno de afecto. —¿Aun siendo un demonio? ¿Aun cuando hice cosas imperdonables? ¿Aun así, Su Alteza está dispuesto a amarme?
Sonreí. No pude evitar hacerlo. Tomé su mano y la puse en mi pecho, mirándolo fijamente a los ojos. Quería transmitirle la misma seguridad que él a mí cada vez que me hacía una promesa. —A-Huó esperó mil años por mí, me cuidó durante esos mil años y se sigue cuidando ahora. Nadie me puede amar más que Huó-Er... y yo no quiero que nadie más que tú me ame de esta manera...
—Es imposible que alguien te ame más que yo, Alteza, porque para mí no hay existencia más importante que la tuya. Este hombre no tiene codicia alguna más que pasar su vida a tu lado, haciéndote el ser más feliz de la existencia.
Sonreí y tomé su mano, besándola. Me levanté de su regazo y lo jalé suavemente. —Ya lo haces, pero aun cuando quieres ponerme en una caja de cristal, tienes que ayudarme a entrenar en este momento. Rey Liu Huó, estoy totalmente bajo su cuidado. Por favor, no se retenga conmigo.
A-Huó rio suavemente y llevó mi mano a sus labios, dejando un pequeño beso. Se levantó sin soltarme y me miró fijamente, endureciendo su expresión. —Tomó la responsabilidad, Su Alteza. Desde hoy estoy a cargo de su entrenamiento y, descuide, no tendré ninguna clase de favoritismo. Quiero ver de qué realmente está hecha la corona de la gran WūYā.
No pude evitar morderme los labios de la emoción. Desde mi nacimiento, fui entrenado y educado para ser un rey. Y aunque han pasado más de mil años, aún es emocionante saber que entrenaré cuerpo a cuerpo junto a Liu Huó. —Estoy listo...