En Las Garras De Mi Enemigo

Habían pasado ya varios meses desde el impacto del meteoro, y la vida en el refugio había tomado un ritmo monótono pero constante. Todos trataban de adaptarse, de mantener la cordura mientras el mundo exterior seguía siendo un lugar hostil y desconocido. Sin embargo, el equilibrio en su pequeño grupo pronto se tambalearía con la llegada de un evento inesperado.

Acron comenzó a comportarse de manera extraña, irritado por nada muchas veces. Sus movimientos eran erráticos, sus respuestas cortantes, y una inquietud creciente lo invadía.

Su hermana Sigrid fue la primera en notarlo. Observó cómo evitaba el contacto visual, cómo sus manos temblaban ligeramente y cómo su respiración se volvía más pesada. Entonces lo comprendió: Acron estaba entrando en celo. Posiblemente por estar en constante contacto con su amigo Omega, al tener que compartir el mismo espacio por tiempo indefinido.

El descubrimiento la alarmó. En las condiciones actuales, sin acceso al mundo exterior y con recursos limitados, el celo de Acron podría ser peligroso, tanto para él como para los demás. Decidió actuar rápidamente y, con ayuda de la madre de Cory, lo encerró en una de las habitaciones del refugio. Le dijo que necesitaba su ayuda para buscar algo en sa habitación siendo mentiras.

—¡Tienen que dejarme salir!— gritaba Acron desde el otro lado de la puerta, golpeando con desesperación, cuando se dió cuenta del engaño, el sólo hecho de sentirse lejos de la vista de su Omega lo desesperaba. —No puedo con esto... No puedo.

Sigrid se apoyó contra la pared, intentando ignorar los ruegos de su hermano, en la habitación había puesto suficiente comida y medicamentos para el celo, papel de baño y agua potable. La habitación tenía un pequeño baño así que hacer sus necesidades no sería un problema. Sabía que era por su propio bien, pero aquello no hacía que la situación fuera menos angustiante.

—¿Por qué hacen esto a Acron?

—Cory, aún eres muy joven para saber...es sólo que Acron entro en su ciclo de celo afianzando su segundo género, un alfa dominante. Puede ser un peligro incluso para tu hermanito que es un alfa recesivo. O para mí o su propia hermana. Los alfas dominantes cuando se manifiestan pierden el conocimiento y son guiados por una sed de pasión y desenfreno. Solo con el tiempo llegan a controlarlo, aunque no en su totalidad—le dijo su madre.

Un día después, Cory, que había estado observando desde un rincón, no pudo soportarlo más. Se levantó y se acercó a Sigrid.

—No puedo verlo así— dijo con voz firme, lleno de lágrimas en los ojos. —Sigrid, tengo que ayudarlo. Él no puede pasar por esto solo, soy su mejor amigo, se supone que los amigos se ayudan entre si, no me importa ser masculino, si mis feromonas pueden ayudar a cargar su dolor quiero intentarlo.

Sigrid lo miró con incredulidad.

—¿Qué estás diciendo, Cory? Esto no es algo que puedas simplemente resolver. Es peligroso, si te marca no podrás unirte a nadie más en tu vida ni el tampoco y en esta situación es complicado, si no son compatibles puede hacerte daño, si a él le gusta alguien más en la escuela o en el barrio y está prendado de esa persona, si tú entras y si rechaza tus feromonas, estarás en peligro y no tengo como llevarte a emergencias.

—Lo sé— respondió él, con los ojos llenos de determinación. —Pero tampoco podemos dejar que sufra así. Estoy dispuesto a ser su pareja durante el celo. Es la única forma de ayudarlo. Nadie más va a venir. Nadie más puede hacerlo. No me importa no unirme a nadie más, y en esta situación?como podemos pensar siquiera en un futuro? Nuestros padres prepararon esto y en un año si no viene nadie moriremos enterrados aquí.

La madre de Cory, Lisbeth, que había permanecido en silencio hasta ese momento, intervino.

—Cory, esto no es una decisión que debas tomar a la ligera, hijo mío. Esto puede cambiar las cosas entre ustedes para siempre. ¿Estás seguro de que entiendes lo que implica?

Cory asintió, sin apartar la mirada de la puerta tras la que Acron seguía gritando, gimiendo y rasgando la puerta de metal.

—Lo entiendo. Y estoy seguro. No quiero verlo así. Si puedo hacer algo para aliviar su dolor, lo haré.

Sigrid suspiró, visiblemente en conflicto con ella misma. Miró a Lisbeth, buscando apoyo, pero ella simplemente cerró los ojos, como si estuviera evaluando la situación.

—Pero es posible que Acron sea el predestinado de mi hermano...no tienen una relación común—menciona el hermanito menor de Cory—Yo digo que lo dejemos, me duele escuchar a Acron sufrir de esa manera mamá. ¿Si fuera el caso de nosotros, actuariamos de forma equivocada?

Finalmente, Lisbeth asintió lentamente.

—Si estás seguro de esto, Cory, te dejaré intentarlo. Pero tómenlo con cuidado. Y si en algún momento cambia de opinión o las cosas se salen de control, saldrás de esa habitación de inmediato, como puedas. ¿Entendido?

—Entendido, mamá— respondió Cory sin titubear.

Con manos temblorosas, Sigrid sacó la llave y abrió la puerta. El interior de la habitación estaba en penumbra, iluminado solo por una pequeña lámpara de batería. Acron estaba sentado en el suelo, con la cabeza entre las manos, sin camisa, notablemente sudado. Su respiración era pesada, y todo su cuerpo temblaba.

Al ver a Cory, levantó la mirada. Había algo en sus ojos, una mezcla de desesperación y alivio que hizo que el corazón de Cory se acelerara.

—¿Qué haces tú aquí? ¡No deberías estar aquí! ¡Vete, ya decidí que mejor me quedo aquí...no me siento bien! ¡No es seguro!— dijo Acron, con la voz rota.

—Estoy aquí porque quiero ayudarte— respondió Cory, acercándose con cuidado, mientras cierra la puerta y Sigrid la asegura con llave. —No puedo verte sufrir así, Acron. Somos amigos ¿recuerdas? No voy a dejarte solo en esto.

Acron intentó protestar, pero Cory se arrodilló frente a él y tomó sus manos, apretándolas con fuerza. A su lado Cory vio un montón de papeles embollados en la alfombra con algo viscoso en ellos, no quiso imaginarse que sería todo aquello.

—Confía en mí— dijo Cory en voz baja. —Estaremos bien. Estoy aquí contigo—le dijo y lo guío a la cama sin tener ideas de que demonios podía hacer para ayudar a su mejor amigo, aquel que le había robado algunos besos en el pasado.