SEXTO libro de la serie ENTREGANDO MI CORAZON.
Desde que puedo recordar, todos buscan abrazarme, tomarme las manos o simplemente acercarse a mi. No soy alta, por lo que siempre me dicen que parezco una pequeña muñeca. Salvo mi familia, rehúyo de cualquiera... excepto él. Si está cerca mío, me alejo, pero por lo rápido que hace latir mi corazón.
Desde que puedo recordar, solo he sentido dolor, solo he escuchado gritos. Siempre estuve en un entorno frío y miserable, siempre me he mantenido distante... hasta ella. Siempre me he sentido cálido a su alrededor y me aterra que esa calidez se extinga, en manos de mi propia sangre.
La historia de Lily y Sebastian.
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SEBASTIAN (CAP. 18)
Apreto mis puños y discretamente verifico el lugar. Hay varias personas ocultas, todos con armas apuntando a su objetivo favorito: yo. Cierro con fuerza la mandíbula para que no salga algo que no debe y me encamino a mi cuarto de tortura en silencio. De alguna manera se tiene que dilatar esa amenaza. A mi puede hacerme lo de siempre, pero no quiero que lo haga con mi familia.
Paso seis días, apenas consciente. Hasta que Garreth me llama, por el telefono fijo de la casa de mi madre. Me entero que el abuelo murió. Nunca había visto a mi madre tan feliz.
> Alístate y ve a su velorio. Es más, estoy tan contenta que esa familia reciba su merecido, que te aconsejo irte al ejercito después que veas su ataud. No sé cuánto dure mi felicidad y no quiero hacer rico al funerario terminando con toda esa familia tonta.
No necesita decir más. Me alisto como puedo y voy a la casa grande. Sé que me veo muy mal. Entonces me meto a escondidas, dejó una nota para Lily y Garreth, de lejos me despido del abuelo y le agradezco por llevarme a su familia. Cometió un error al exigirle el pago a mamá Adriana, pero vi como esa decisión afecto su vida. El nunca se perdonó y su deterioro rápido lo demostró. Antes de irme veo a Layla frente a su ataúd y sé que ella también lo perdonó. Le pido a Dios que los cuide y me voy al campamento.
Después de 2 meses sin poder comunicarme con Garreth, regreso a Chattanooga. Me pongo gafas de sol y gorro. Quiero pasar desapercibido unos días, para comprobar qué pasa. Llego a la casa grande y está vacía, incluso el poco personal que había no está. Voy a cada una de las casas de los tíos y es la misma situación. No hay forma que mi madre haya cumplido su promesa tan rápido y habría salido por la tv. Pasa una semana y recibo un mensaje de Garreth: "estamos bien. Todavía no sé qué sucede, pero Layla nos ocultó. Solo los que estamos estudiando regresamos a la universidad e internados. Todavía no puedo comunicarme con mi mamá, pero asumo que todo está bien. Te cuento apenas sepa algo."
Aliviado, me quedo una semana más, esperando que la familia regrese. Me siento preocupado, hasta que suena la puerta principal. Agarro un arma y muy sigilosamente busco una posición para verificar la situación. Cuando veo a todas esas personas, mis ojos se abren y casi dejo caer mi arma.
× Ya tengo todo listo. Solo falta traer a mi loca y abundante familia. Me preocupa cómo le diré las cosas a mi abuela.
Tengo la visión borrosa, guardo la pistola y me dirijo a bajar las escaleras. Apenas estoy bajando el primer peldaño, escucho una fuerte voz femenina.
\= ¡Alto o te dispararé!
Eso hace que todos busquen con la mirada y me encuentren. Cuando sus ojos caen en mi, no hago caso a la advertencia y doy un siguiente paso.
× Espera, espera, espera... No le dispares, Cam.