Phoebe es obligada por su padre a casarse con un frío y anciano hombre por dinero.
En tanto que el terminó comprando una esposa, y aunque esta le reclamara que fue obligada, el alega que nunca le puso un arma encima para aceptar.
Siendo ese el caso, donde su relación con una enorme diferencia de poder y edad prevalece por lo alto, donde deberá acostumbrarse a su nueva vida, ¿Podrá ella encontrar la felicidad?
¿Podrá su corazón al final sentir amor?
O la vida, caprichosa por naturaleza, al igual que el destino, ¿Le deparará algo más que moverá su mundo de pies a cabeza?
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Leo
Benicio cargo a Phoebe en brazos, y se dirigió hacia la casa, mientras una de las empleadas le indicaba el camino.
— Consiga alcohol y traiga agua ordenó Benicio. Mientras la recostaba con cuidado en el sillón mientras él intentaba que reaccionará.
Cuando decidió ir en su búsqueda no pensó que ella reaccionaria así. Lo cual indicaba que ella no sabía quién era él o era muy buena actriz, pensó Benicio.
¿Eso le daba una ventaja?, entonces seguiría siendo Leo.
Si, eso era muy beneficioso.
— ¿Está enferma?, pregunto él.
— No, es que no se alimenta. Pasea la comida de un punto al otro del plato dijo la empleada.
— Le vendiste el alma al diablo por un par de zapatos murmuró él.
Phoebe comenzó a reaccionar en ese momento.
— Tranquila no te muevas, ¿ te sientes mejor?,dijo él.
— Algo mareada, pero ya pasa¿Estás trabajando de jardinero aquí?, pregunto ella.
Benicio comenzó a reírse, cabeza hueca era decir poco de ella pensó él.
— Es que a caso tengo pinta de ser un jardinero, respondió él con sarcasmo.
— Esperaba a un jardinero dijo ella.
— Ahora te gustan los jardineros y yo que pensé que me dejaste porque era pobre dijo él con sarcasmo.
— ¿Dónde está tu esposa?, pregunto ella mirándolo a los ojos.
— No tengo esposa y nunca la he tenido dijo él.
— No fue lo que dijo la mujer con acento italiano que me corrió de tu departamento cuando fui a buscarte, el dia que cenariamos.
Benicio la miró confundido recordaba ese día.
— No tengo esposa y nunca la he tenido, ¿fue por eso que buscaste a alguien que calentara tu cama esa noche?, pregunto él.
— Yo no busque nada, regrese esa misma tarde a mi casa dijo Phoebe. Él sonrió con sarcasmo, la había ido a buscar esa noche y un hombre había abierto la puerta. Pensaba responder, pero la empleada entró en ese momento.
— ¿Señora necesita algo?, preguntó ella.
— No, estoy bien.
— Iremos con la empleada a realizar las compras dijo ella.
Phoebe asintió mientras observaba a Leo de espaldas.
—¿A qué has venido?, pregunto ella.
— A verte no es obvió eso, quería ver cuanto habías cambiado dijo él. No fue suficiente con el hombre del hotel, a los días te casaste con un viejo moribundo. ¿Dime Phoebe te dio lo que necesitabas?, además de lujos, claro está, hasta un castillo tienes ahora, pero ¿Dime te dio placer?, ¿te hizo gozar? , pregunto Benicio mientras se acercaba a Phoebe y la arrinconaba contra una mesa.
— No te permito que me hables así, no seas irrespetuoso.
— Ja, ja ja es una simple pregunta, un sí o no bastaría.
— Por favor vete, no entiendo a que has venido.
Benicio la miró, y se acercó bruscamente presionándola, era un pequeño animal acorralado
— Eres muy descortés, Phoebe lo miró mientras miraba como podía poner distancia.
Una fuerte mano la agarró por la muñeca cuando ella trató de pasar a su lado.
—¡Suéltame! susurró Phoebe.
—¿Y si no lo hago?, ¿qué harás?, pregunto él tomándola por la cintura.
— Gritaré y los guardias te sacaran dijo ella.
— Comienza a gritar dijo él....