La princesa reencarnada, ayuda a un malhumorado príncipe en su venganza...
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Manuel
Bella bajó a la cocina y les dijo a las señoras Gutie que tomarán el día libre.
- Señorita Helena ¿todo esta bien?
- Si por supuesto, nos vemos mañana, tomen esto para que se compren algo lindo.
- Muchas gracias, nos vemos mañana.
Bella llevo el desayuno a la mesa y lo dejo para Vitorio y fue a buscar y a los niños.
Cuando bajo con un niño en cada brazo, se dio cuenta que Vitorio no había comido nada.
- ¿No te gusto la comida?
- ¿y tú?
- ¡oh! me tengo que tomar... ese te...
Bella dejo a los niños en unas pequeñas mecedoras que estaban en el comedor.
Sorprendentemente, para Vitorio ya podía sentir el aura de fuego en ambos niños y una pequeña sonrisa ladina se esbozo en su rostro por algunos segundos.
Bella se sentó a la mesa y después de beber el té, comió unos pastelitos qué le habían quedado del día anterior.
- Estos pastelitos los hice yo.
No alcanzo a probar otro, porque Vitorio se quedo con el plato que estaba lleno.
- ¿Qué más preparaste tu?
- mmmm, esas galletas aunque no me quedan tan buenas como las que preparan las señoras Gutie.
Vitorio se comió solo lo que fue preparado por Bella.
- ¿Quires que te lleve ahora? Estamos solos, pero por seguridad no puedo dejar a los niños, pero será rápido irán conmigo y volverán en minutos, espero...
Bella notó que Vitorio cambio su postura, instintivamente había tocado su espada y su ceño estaba más fruncido de lo normal.
Tocaron la puerta y Bella entendió los gestos del príncipe.
- Iré a ver...
Bella abrió la puerta, encontrándose con Manuel, el joven del pueblo que generalmente le ayudaba con algunas reparaciones de la casa, con leña o moviendo los sacos de comida. Era un joven atento, amable, de una voz suave y muy caballero, incluso algunas veces las señoras Gutie le habían insinuado a Bella que Manuel, tenía otras intenciones y que sería un buen compañero.
- Hola Helena, ¿Cómo estás?, me dijeron las hermanas Gutie, que tenias problemas con unas puertas.
- Hola Manuel, si así es, pero en este momento, no puedo...
- Bien, no te preocupes, mañana vendré temprano y así me haces esos huevos de desayuno.
- Si claro...
- ¿los niños?
- Están durmiendo.
- ¿Necesitas ayuda? Las señoras Gutie me dijeron que tenían el día libre...
- !No! tranquilo. Todo bien. Nos vemos mañana. Adiós.
- Bien, Helena... Adiós.
Helena levantó la vista encontrándose con los ojos del mercenario, se veía furioso. Ella se sentó en silencio, no había hecho nada malo y no tenía porque dar explicaciones.
- Así que ya tienes enamorados en la mitad de las montañas.
- Manuel solo es un joven amable que ayuda con cosas de la casa. No es mi enamorado.
- No lo quiero en esta casa.
- ¿te vamos a dejar?
- ni pienses en huir de nuevo, a menos que abandones a esos niños, por los lazos de sangre podré encontrarlos.
- ¿vamos?
- ...
Ambos se pusieron de pie, y Bella se notaba preocupada.
- El hechizo no les hará nada.
- ¿tu crees?
- así es.
- Bien. Pero, necesitamos estar más cerca.
Vitorio apretó la cintura de Bella acercándosele, mientras ella envolvía a ambos bebes en su pecho.
En segundos, estaban en una bodega del palacio.
- ¿Dónde estamos?
- ups! estamos en una de las bodegas del palacio. Tienes que tener cuidado al salir.
Bella aprovecho de echar en su bolsillo unos collares y unas monedas.
- Iré a otro lugar, pero debo irme de inmediato, porque iré cerca de algún familiar.
Nuevamente se teletransportaron y estaban en un jardín. Cerca de la habitación de la princesa Estela.
(susurrando) - Mucha suerte Vitorio, que seas muy feliz.
Bella en segundos desapareció frente a sus ojos, con los niños en sus brazos.
Vitorio activo la capa de invisibilidad y salió del lugar.