ELUCIBETH, NO NACE MUDA TODO ES PRODUCTO DEL ACCIONAR INHUMANO DE SU MADRASTRA.
LA VENDE COMO YEGUA DE CRÍA A UNA FAMILIA PODEROSA.
ELUCIBETH TIEMBLA DE MIEDO, EL HOMBRE DESTINADO ES UN HOMBRE CRUEL Y SIN CORAZÓN.
JAMÁS IMAGINÓ QUE EL MISMO HOMBRE LA HARÍA SENTIRSE VALIOSA Y AMADA
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Capitulo 18. Elucibeth
Los habilidosos ojos de águila de Bryan se habían percatado de una presencia.
"Se que estás ahi" Dijo el hombre viendo en dirección de la pequeña ventana. Velozmente Elucibeth se apartó, sintiendo un frío sudor empapar su cuerpo. Estaba demasiada asustada como para atreverse a huir.
No tenía la intención de presenciar aquello. Cómo muy madrugadora que era, había salido a pasear al jardín. Cuándo oyó los gemidos espeluznantes de dolor, pensó que quizás Tomas se había lastimado ya que era el único empleado varón en la casa, y el quejido era precisamente de un hombre. Pero, en cuánto vio que era Jhonny, su sobrino, sangre de su sangre se heló en el lugar.
No por nada tenía el apodo de ogro, cruel y despiadado y Elucibeth lo estaba comprobando en la gran masacre, temblándo como un perro envenenado.
"Será mejor que rodees la cochera y te presentes aquí". Continúo Bryan sin apartar los ojos del lugar.
A los pocos segundos, la imágen mas pálida que de costumbre de una Elucibeth sudorosa apareció en la entrada y se desplomó de la impresión.
La muchacha estaba muy afectada. Todos los actos de violencia tocaban la fibra mas sensible de su ser, llevándola a los eventos violentos de su vida a manos de su cuel madrasta. El maltrato había dejado una llaga en su alma, generándole un trastorno psicológico, como si los golpes del exterior fueran dirigidas para ella con el rostro de Madame Diana.
El rostro de los hombres mostraron asombro. No entendieron que acababa de suceder con la joven.
"### Que esperas Dreshel, ve y levántala". Ordenó preocupado.
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Elucibeth fue trasladada a la habitación del joven amo siendo depositada con delicadeza bajo las blancas sábanas.
"Llama a un staff de médicos para que atiendan a la muchacha. No pienso dejarla ir en ese estado, que vengan preparados para revisarla y de paso que aprovechen en hacerle el diagnóstico de embarazo. Me urge saber si mi hijo está dentro".
"Si señor".
"También quiero un buen hematólogo que se encargue de analizar mi sangre. Me gustaría saber que tipo de veneno empleó ese imbécil".
De la furia pasó a sonreír maliciosamente. "Otra prueba más a mi archivo".
"Si señor".
Todos salieron dejando a Bryan junto a la muchacha.
De pronto la joven empezó a retorcerse en la gran cama, como si tuviera una horrible pesadilla.
El hombre frunció el ceño y se acercó para ver.
La situación de la joven empeoró, se retorcía con mas intensidad, rocíos de sudor cubríeron su frente y sus lágrimas empezaron a fluir a cántaros.
¿Qué atormenta tanto a esta chiquilla?. Pensó Bryan.
"Muchacha, despierta" Susurró.
Al ver que la joven no reaccionaba, indeciso decidió tomar su pequeña y blanca mano. "Chiquilla, despierta" La sacudió suavemente.
Elucibeth abrió los ojos bruscamente sin dejar de llorar. Al ver el rostro de Bryan entró en pánico. Se sentó al instante y retrocedió haciéndose un ovillo.
Al verla en ese estado el corazón de Bryan se encogió. '¿Qué le hicieron a esta muchacha?' Se interrogó. Parecía un lastimado y asustado cachorrito.
"Chiquilla, no voy a hacerte daño. Jamás lo haría". Consoló.
Se mordió el labio queriendo encontrar las palabras adecuadas. "Quizás pienses que soy un monstruo despiadado por lo que presenciaste. Quizás lo sea, pero sólo con las personas que se lo merecen".
Elucibeth alzó la vista y miró al hombre por un fugáz segundo. Luego volvió a enterrar el rostro en sus piernas.
Bryan suspiró sin saber que hacer y salió de la habitación por un momento.
Al volver encontró a Elucibeth más calmada.
La joven se puso en pie en cuanto lo vió y se dispuso para marchase. "Vuelve a la cama. Estás enferma". Ordenó.
La muchacha se hizo una estatua en su lugar, sin ánimos de obedecer.
"No quiero repetirlo por segunda vez. Ve y acuéstate".
Elucibeth apretó los dientes y obedeció. Cogió las sábanas y se cubrió.
Bryan cogió el teléfono y llamó a la cocina.
"Tráenme una bandeja con los mejores manjares a mi habitación. Que sea rápido".
En la cocina empezaron a trabajar a la velocidad de la luz. Conocían muy bien a su joven amo. Era exageradamente exquisito. Si la comida sabia mal despedía a la cocinera, si llegaban tarde les descontaba del salario. Cuando ya estuvo listo el desayuno, las mujeres hacian un alboroto para ver quién llevaría la bandeja.
"Yo no quiero ir. La última vez el joven amo se pagó conmigo cuando encontró una pelusa en su cubierto"
"Yo tampoco quiero ir. Despertó como un furioso dragón de las cavernas, creo que dormir mucho le aumentó el mal humor"
"Miedosas". Intervino Carlota. "Yo lo haré".
Tomó la bandeja y subió.
Antes de entrar esbozó una gran sonrisa que a los pocos segundos desapareció sin dejar rastros, cuando su joven amo informó que la comida no era para El, sino para la joven.
¿Que hace la mugrosa en los aposentos del señor? . ¿Por que se porta tan generoso con ésa? Se preguntó con coraje.
Apretó los dientes esforzándose por mantener su falsa sonrisa. Caminó hacia la cama y reposó la fuente en los muslos de Elucibeth.
"Aquí tienes chiquilla". Dijo de mala gana.
"Dirígete a ella con mas respeto". La voz ronca y profunda de Bryan sonó a sus espaldas asustándola. "Muy pronto ella será la señora de la casa".
Carlota ahogó un grito. La confesión fue cómo un rayo golpeando su cuerpo. Ni en sus sueños habria esperado escuchar esas palabras que le parecieron ridículas. ¿Cómo una yegua de cría podría casarse con el amo?.
"Si señor" Dijo al fin, pasando el insabor. Hizo un rígida reverencia y salió a prisa.
Ni bien salió cogió el teléfono y se dirigió al jardín.
"Ahora que quieres" La voz malhumorada de Madame Diana sonó al otro lado. Estaba con los nervios de punta que no pegó los ojos desde la madrugada, gracias a la noticia de su chismosa hermana. 'El joven despertó, deberías alegrarte porque de seguro le va hacer la vida en picadillos a la muda, ni bien abrió los ojos atacó a Elucibeth y la echó de su habitación'.
Pero la mujer tuvo otra reacción, casi de desmaya. Su riqueza corría riesgo. Su querido yerno se quedaría sin probablemente con un quinto.
"¿Qué te pasa mujer?. Estás rabiosa desde ayer" Regañó Carlota.
"Di lo que tengas que decir y punto. Tengo varias cosas que hacer, no me hagas perder el tiempo".
"El Señor Bryan quiere casarse con Elucibeth" Soltó la lengua y se mordió el labio.
Madame abrió los ojos cómo platos y se desplomó en el piso.
Un fuerte ruido fué todo lo que Carlota escuchó.
"¿Hola? ¿Diana?". La mujer se desesperó.
Al ver que no respondía, marcó a su sobrina.