Fiorella

Capítulo 18

¿Qué tonterías estás hablando?

Abril mirando bien al hombre en el asiento, noto que estaba un poco mas delgado que antes, “ven, la niña esta vestida y te esta llamando” le dijo la mujer al chofer con frialdad, se dio la vuelta y entro directamente a la habitación, el hombre que había sido llamado se puso de pie rápidamente y curvo sus labios en una sonrisa, moviendo sus delgadas y largas piernas para entrar directamente en la habitación, ya estando adentro, observo a una pequeña osita sentada en una silla frente a una mesa llena de manjares traídos previamente por él, su estómago inconscientemente rugió al ver los manjares y la niña al verlo estiro rápidamente sus brazos hacia él.

El hombre delgado no quiso esperar más para tomarla en sus brazos, pero antes de que el pudiera cargar a la niña, ya la pequeña mujer Abril la había cargado, ella le dijo rápidamente a la niña “ya que el chofer Juan esta aquí, puedes comer mucha comida y yo te ayudaré, no lo molestemos”

la niña comenzó a patear y luchar para bajar de sus brazos, pero la mujer no la soltó, Juan al ver esta escena frunció los labios con algo de disgusto y tomo a la pequeña osita directamente de los brazos de la pequeña y delgada mujer, ejerciendo toda la fuerza hacia ella para que se apartara y no lastimar a la pequeña, aunque estaba un poco molesto, no quiere que la niña sienta que hay algo malo en el ambiente por ella, así que la abrazo con fuerza y le dijo con paciencia “ya estoy aquí princesa Fiorella, ¿quieres que te dé de comer?” la niña negó con la cabeza y le dijo “no, quiero que comas conmigo y me abraces ¿esta bien?” el hombre asintió, quiso ponerla en el asiento, pero la pequeña no lo soltó, cuando tomo asiento con la niña en su regazo, esta comenzó a mirar la deliciosa comida frente a ella y una voz femenina resoplo sobre las cabezas de ambos “no es adecuado que acostumbres tanto a la niña a ti, ella tiene su papá” en ese momento ambas personas, una pequeña y un hombre joven voltearon la cabeza para observar a la mujer que dijo esas extrañas palabras con el ceño fruncido, justo cuando Fiorella iba a abrir su pequeña boquita para defender a su papá Juan de la ahora extraña Abril, la puerta de la habitación fue abierta por un hombre con un elegante traje Armani azul oscuro, debajo del saco se dejaba ver una elegante corbata de color vino tinto y una camisa negra, toda su aura exudaba masculinidad y dinero, escucho las palabras de la niñera justo cuando iba a entrar, le parece que es una realidad, su princesa no puede acostumbrarse a otros hombres, ¡El es su papá! Sin embargo, aquel hombre se gano su confianza y estuvo dispuesto a todo por su hija, ¿Cómo puede menospreciarlo? O ¿Cómo puede permitir que otros lo menosprecien?

Además, el hombre es una pieza clave para recuperar la salud de su hija, ¿Cómo puede permitir que otros se metan en ese problema? Aunque sabe que le debe mucho a Abril quien también corrió grandes riesgos por proteger a su princesa, no le permitirá despreciar a Juan, a quien ya considera un hombre de confianza.

“¿Qué tonterías estás hablando? ¿Es el momento o el lugar adecuado para decir tonterías? Espero no volver a escucharte decir eso en el futuro, Juan es el personal de confianza de Fiorella y es considerado como familia, no estas calificada para decir tonterías”.

Después de decir esto, se volteo para mirar a la osita en brazos del hombre frente a la mesa de desayuno y dijo “¿me invitan a comer?” Juan miro a la niña y esta le devolvió la mirada, entonces él quiso empujar un poco y dijo “papi tiene mucha hambre, ayer no comió nada en todo el día, es mejor que coma con nosotros ¿verdad? Además, hay mucha comida”.

El hombre de pie miraba al hombre sentado con su hija en brazos con ojos expectantes y agradecidos, la niña asintió y levanto su pequeño, pero bien nutrido cuerpo sobre el regazo de Juan para abrirle la silla al señor que defendió a su papá Juan.

El elegante hombre miro los gestos de su hija y sonrió de lado, estaba complacido, no ha tenido que esperar tanto tiempo como le dijo el psicólogo para ver resultados, asimismo el psicólogo ni siquiera ha visto a la niña, ¡todo es gracias a los esfuerzos de este hombre!, con esto en mente, camino con sus largas piernas y se sentó elegantemente en el asiento empujado por su hija, la tomo con ambas manos por su hermosa carita y le beso la frente, la niña no lucho ni grito, pero no hiso nada, Juan coloco los platos delante de cada uno y rápidamente la niña tomo con sus manitas regordetas tres panes de la bandeja, coloco un pan en cada plato, le dijo a Juan seriamente “tu comes mucho para que me protejas” Juan con una sonrisa asintió y le sirvió a la niña sus contornos favoritos y un vaso de jugo, la niña tomo un huevo hervido que ya estaba frio con sus manitas y lo coloco en el plato del señor junto a ella, “usted también come” el hombre, aunque muy celoso en su interior por el chofer que tenia a su hija en brazos, reprimió su tristeza y le regalo una deslumbrante sonrisa a su hija, “está bien, comeré lo que mi hija quiera que coma"

la niña aun sin sonreír, asintió con la cabeza y comenzó a beber el jugo y comer sus alimentos en silencio, así las tres personas sentadas en la mesa, desayunaron en silencio, mientras Abril de pie en la esquina reprimía sus emociones al ver al hombre con la niña en su regazo.

En la mansión Zuloaga, apenas la señora de la casa se estaba despertando, noto con mucha decepción que estaba en el mismo sofá donde se debió quedar dormida la noche anterior, todavía vestía su lencería sexy preparada especialmente para consumar su matrimonio y está aún se encontraba intacta, no pudo evitar ponerse roja de la ira, ¡este maldito hombre la ha embarcado tantas veces! Debe tener otra mujer en la calle, alguna zorra seductora se debe estar acostando con su marido, anoche claramente le dijo que vendría a jugar con ella, ¿Por qué no llego? “debo esperar que llegue la mocosa para descargar mi ira con ella, aunque Carlos claramente no se preocupa por esa bastarda, solo hacerla miserable me hará feliz en este momento” dijo estas palabras mientras esbozaba una sonrisa diabólica y entraba en el sanitario para asearse.