James Jones, J.J es un hombre guapo, orgulloso y sexy, hijo único de la famila más rica y poderosa de la ciudad. Acostumbrado a tenerlo todo al precio que sea.
Casandra Howell una joven sencilla, tímida, y solitaria, enamorada desde niña en secreto del joven Jones quien era diez años mayor que ella. Pero Casandra creció con problemas de autoestima debido a que de niña fue obesa, y su hermana mayor Monique en cambio si era una auténtica belleza.
El destino de Casandra pondrá su voluntad a prueba cuando, un día se despierta en la habitación de un hospital y le informan que fue drogada y abusada sexualmente.
Alguien le había robado su virginidad y su inocencia. Y ella no recordaba nada.
Cómo pudo ese encuentro de una noche cambiarlo todo?.
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Capitulo XVIII.
James entró en la habitación de Casandra quien estaba sentada en su cama con un camisón puesto. Él se acercó y se detuvo a unos pasos de la cama. Vestido con un elegante traje estaba espléndido, pero también frío y remoto... parecía capaz de comerse al mundo.
_ No es así como esperaba que fueran las cosas entre nosotros. Yo soy una personas civilizada_ afirmó James_ Dime porqué quisiste seducirme, y acabemos con esta situación. Si lo haces es posible que aún haya paz entre nosotros.
_ Ya te he dicho que no recuerdo nada_ susurró Casandra.
_ No soportó que me mientas una y otra vez, seguimos estando en un punto muerto_ dijo él.
_ No puedo creer que seas el mismo hombre que conocí hace doce años, no puedo creer que te idializara como un héroe, un príncipe de noble sentimientos, y fueras tan gentil, y...
_ Y tan estúpido? Tan imbécil? Después de todo no fui capaz de protegerme de una pequeña zorra como tú.
Casandra se estremeció al escucharlo.
_ Tú eres la víctima James, pero la que terminó en la habitación de un hospital esa noche fui yo, la que despertó al día siguiente violada fui yo_ gritó Casandra.
_ Tú fuiste muy inteligente, pero no lo suficiente_ murmuró él. Nunca había sentido gran cosa por ninguna mujer. Pero contigo sentí algo especial...
_ Algo... especial?_ se burló Casandra.
_ Hubieras podido obtener mucho de mí si hubieras jugado limpio Casandra_ dijo él con amargura.
_ No lo creó, esa noche yo jugué a ser una princesa_ señaló la joven.
_ Una princesa no acusa a su príncipe azul de pervertido_ dijo James sarcástico_ En fin, tengo un asunto que resolver, posiblemente este aquí mañana temprano. Mantente alejada de los problemas mientras regresó.
Casandra estaba sola en la villa, por fin se podía relajar y disfrutar del hermoso paraíso tropical sin tener a James cerca distrayendola con sus hermosos ojos verdes esmeralda, sus piernas definidas bajo sus pantaloncillos cortos de verano, si hermoso cabello oscuro el cual deseaba acariciar para descubrir si era tan suave como lo imaginaba. Ese hombre la atraía como polilla a la luz, peligrosamente seductor, y salvaje. Se había prometido no dejarse embaucar nuevamente por sus encantos, pero James era un hombre experimentado, experto en tentarla y dejarla con ganas de probar muchos, y ella solo era una joven inexperta, nunca había tenía novio, ni pretendientes. Cómo iba a jugar en su campo cuando no tenía idea de cómo hacerlo, en sus libros las protagonistas nunca tuvieron que afrontar situaciones tan difíciles como las que ella estaba viviendo en esos momentos, las princesas de los libros que leía tenían a su lado a gallardos príncipes, caballeros honorables y amorosos, ninguno se ajustaba en nada en las cualidades que James tenía.
"Pero porqué tengo que seguir enamorada de ese idiota". se dijo Casandra en voz alta. por qué le era tan difícil poder odiarlo realmente. Si tan solo las cosas entre ellos hubieran sido diferentes desde un principio. Pero era obvio que él no soportaba tenerla cerca por algo se había ido y la había dejado sola, en aquella casa tan grande y que ahora sin él le resultaba tan asfixiantemente silenciosa.
La joven se puso un hermoso vestido azul de algodón que le dejaba descubierta la espalda, se miró al espejo y le gustó cómo se veía su figura con aquel corte tan seductor, era la primera vez que se sentía realmente hermosa siendo ella misma, se colocó unas sandalias y salió de la habitación, al menos sin James en la villa ya ella no era prisionera en su habitación.
Casandra estaba paseando por la playa cuando vio un grupo de pescadores sacando unas redes del agua, la saludaron con la mano, y señalaron el cielo, para indicarle que se acercaba una tormenta, el cielo se había oscurecido de pronto y nubes negras se comenzaban a formar, la joven apresuró el pasó de regreso a la villa, porque ya comenzaba a caer una fina capa de lluvia. A la hora de la cena empezó a caer lluvia y el viento golpeaba los cristales de la ventana. La tempestad cobraba fuerza con cada hora que pasaba, y Casandra miraba con ansiedad por la ventana mientras esperaba que se hiciera la cena en la cocina grande y tibia.
Las luces parpadeaban de vez en cuando y ella sentía que el corazón se le iba a la boca. No dejaba de mirar con nerviosismo a su alrededor, pues escuchaba sonidos extraños.
_ No seas tonta_ se reprendió ella en voz alta, con firmeza, y metió con manos temblorosas en el horno el pollo _ mantente ocupada.
Dejó que el pollo se cocinará despacio y fue a su dormitorio a tomar una ducha. Se puso un vestido de rayón verde claro, su rostro tenía un bonito bronceado, y sus ojos brillaban más, lo cual la lleno de confianza. Después de cepillar su cabello y peinarlo con un moño alto en la parte superior de la cabeza, dirigió una mirada al espejo; luego fue a revisar la comida.
A las nueve de la noche la tempestad continuaba afuera, se sentó ante la mesa de la cocina asustada, de pronto las luces se apagaron y Casandra sintió mucho temor.
_ Regresen por favor_ suplicó en voz alta, aterrorizada fue incapaz de moverse de la seguridad que representaba la cocina, donde al menos penetraba la luz del paisaje por la ventana grande.
Casandra sintió que un escalofrío la recorría y tomó una botella de vino que había en la cocina, se había jurado no volver a probar alcohol pero eso le daría un poco de valor para soportar lo que sería una noche muy larga. Después de las dos primeras copas de vino, la oscuridad dejó de aterrarla. Nunca le había gustado el sabor del alcohol y normalmente prefería beber jugos y bebidas dulces. No entendía el porqué esa manía de la gente de ingerir licor hasta el punto de perder el conocimiento o hasta el punto de hacer cosas vergonzosas, que después terminan lamentando.