Regresar Para Enmendar

"Disculpa, se trata de una broma", preguntó Mika, mirando a la mujer que vestía de blanco, con un sombrero que ocultaba su cara.

La mujer sacó una planta en una maceta de detrás de su espalda. "Vez esta plantita", dijo con una sonrisa triste.

"Si, claro, está algo marchita", respondió Mika, notando que la planta parecía necesitar agua.

"Si, así es", dijo la mujer, con una expresión de pena. "Estaban regándola, pero por alguna razón, dejaron de hacerlo".

Mika se sintió intrigada por la historia detrás de la planta y la mujer misteriosa. ¿Por qué habían dejado de regarla? ¿Qué significaba esa planta para la mujer? Mika quería saber más.

"Y qué tiene que ver con lo que me acabas de preguntar", dijo Mika con mucha curiosidad."Pues te daré esta plantita", respondió la mujer, entregándole la maceta.

Mika la tomó sin saber qué hacer con ella. "¿Qué haré con ella?", preguntó con cara de confundida."Esa planta es la vida de alguien que, al igual que tú, perdió su camino", explicó la mujer. "A partir de ahora, la regarás.

¿Qué haré qué?", preguntó Mika sorprendida. Pero antes de que puedas continuar, dijo la mujer, "debes regarla con amor, con ese amor que le tenías a aquel muchacho. Solo así podrá florecer".

Mika se sintió impactada por las palabras de la mujer. "¿Mi amor hará que se recupere?", preguntó.

"Tu deseo de amar le dará otra oportunidad", respondió la mujer. "Recuerda, solo tu amor puede hacer que florezca".

"Puede que por el camino haya obstáculos, pero ahí tendrás que tener mucha fuerza", dijo la mujer. "Si tu amor es real, florecerá".

"Adiós, Mika. Espero que tú lo hagas feliz", agregó, y comenzó a alejarse.

Mika, todavía confundida, preguntó: "¿Quién eres?"

La mujer se detuvo y se volvió hacia Mika. "Yo soy alguien que te arrebató tu felicidad y vine a devolvértela", respondió con una sonrisa enigmática.

Y con eso, desapareció en el aire, dejando a Mika con más preguntas que respuestas.

Mika regresó a su casa, subió a su habitación y se acostó, sumida en un profundo sueño, con la mente llena de pensamientos y emociones encontradas. La planta marchita descansaba en su mesita de noche, un recordatorio constante de la misteriosa mujer y su mensaje de esperanza y amor.

Mika despertó con los rayos del sol en su rostro, preguntándose si lo vivido el día anterior había sido un sueño. Pero al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba en su habitación, aunque algo era diferente.

Su mamá tocó la puerta y la llamó: "Hija, ya despierta". Mika se sintió confundida, ya que su mamá no la despertaba desde hacía mucho tiempo.

"Si, mamá, ahora voy", respondió Mika, aún desconcertada.

"Listo, hija, ve a preparar el desayuno", dijo su mamá.

Mika se levantó de la cama y pasó por un espejo que tenía colgado en la pared. Se quedó sorprendida al ver su reflejo, ya que se veía igual que cuando tenía 17 años. El shock la hizo dar un grito, lo que hizo que sus padres subieran rápidamente a su habitación.

"¿Qué pasó, qué pasó?", preguntó su papá, preocupado.

Mika solo podía señalar su reflejo en el espejo, sin poder articular palabras.

"Hija, es tu reflejo", dijo su mamá, tranquilamente. "¿Acaso te asustaste al verte?"

Mika asintió, aún en shock. Su papá se acercó y la abrazó, tratando de calmarla.

"No te preocupes, hija", dijo su papá. "Estamos aquí para ti. ¿Qué está pasando?"

Mika, con el corazón acelerado, pudo finalmente articular unas palabras. "Ha... no solo vi una araña, por eso señalaba el espejo, no porque me haya asustado al verme", dijo con una sonrisa nerviosa.

Sus padres se miraron y empezaron a reír. "Hay, hija, bueno, cámbiate y baja para el desayuno", dijo su madre, aún sonriendo.

Y con eso, pasaron a retirarse, dejando a Mika sola en su habitación. Mika se sintió aliviada de que la tensión hubiera disminuido, pero aún estaba confundida por lo que había sucedido. Se acercó al espejo y se miró de nuevo, aún sin poder creer el reflejo que veía. Era como si hubiera viajado en el tiempo y regresado a su juventud.

Mika suspiró y se dirigió al armario para cambiarse. Mientras se vestía, no podía dejar de pensar en lo que había sucedido. ¿Qué había significado la misteriosa visita de la mujer? ¿Y por qué había regresado a su juventud? Mika no tenía respuestas, pero estaba determinada a encontrarlas.

Mika recordó de pronto la planta y se dirigió a buscarla. La encontró en su mesa de noche, junto a un sobre que contenía una carta. Abrió el sobre y comenzó a leer su contenido.

..."Si lees esto es porque el amor que tienes es grande y con eso el también tendrá una segunda oportunidad. Pero recuerda, habrá obstáculos, pero nunca dejes de amar y creer"....

Mika se sintió confundida y sin entender bien lo que decía la carta. ¿Qué amor era el que se refería? ¿Y quién era "el" que tendría una segunda oportunidad? Mika no tenía respuestas, pero decidió dejar de pensar en eso por el momento.

Se cambió y bajó a tomar desayuno junto a sus padres. La conversación fue ligera y agradable, pero Mika no podía sacudirse la sensación de que algo importante estaba sucediendo en su vida.

Después del desayuno, Mika se retiró a su habitación para pensar en la carta y la planta. ¿Qué significaban? ¿Y qué obstáculos se refería la carta? Mika estaba determinada a encontrar respuestas y a descubrir el significado detrás de la misteriosa visita de la mujer y la carta.

Mika había vuelto a su juventud y estaba decidida a aprovechar al máximo esta segunda oportunidad. Un día, mientras paseaba, encontró un instituto que ofrecía una carrera en arte y diseño. Le llamó mucho la atención y decidió preguntar por información.

Después de obtener la información que quería, regresó a casa para hablar con sus padres sobre su decisión de estudiar arte y diseño. Sin embargo, sus padres no estaban convencidos, ya que preferían que ella fuera a la universidad. Pero al ver el entusiasmo de Mika, decidieron apoyarla.

Así que pagaron el examen de admisión y Mika ingresó al instituto. Para su primer día en el salón, Mika estaba emocionada y nerviosa. Pero jamás imaginó que el chico que alguna vez la había defendido y que por tonta había dejado ir, estaría ahí. Kaito, el chico que había estado en su corazón durante tanto tiempo, estaba sentado en su salón.

Mika se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago. ¿Qué estaba haciendo Kaito allí? ¿Y por qué parecía tan diferente? Mika no sabía qué hacer, pero sabía que no podía evitar pensar en él. La emoción y la confusión la invadieron, y Mika se preguntó qué iba a pasar a continuación.