Mi Guardaespaldas Un Amor *Prohibido*

El amanecer en la finca de los Beuamont tenía un aire de solemnidad que se repetía cada día. Las paredes de piedra gris, los jardines geométricamente cuadrados y la imponente fachada neoclásica imponían una sensación de grandeza y tradición. Allí el tiempo parecía detenerse bajo el peso de la historia familiar.

Adrien Beuamont, su porte elegante y ese aire de seguridad que lo caracterizaba, atravesó el pasillo principal rumbo al salón donde lo esperaban sus padres. Había pasado la noche en vela, rumiando cada palabra del encuentro con Catherine Rossi. La arrogancia de aquella mujer había dado paso a la osadía: había osado de insinuar que el compromiso con Valentina debía romperse.

Adrien sabía que no podía guardar silencio. Debía informar a sus padres, aunque intuía la tormenta de sus palabras desatarían.

El salón donde la familia se reunía era un espacio solemne. Tapices antiguos que cubrían las paredes, y un retrato imponente el bisabuelo Beaumont, presindía la estancia. Lord Ettiene Beaumont, un hombre de cabellos plateados y miradas acerada, estaba sentado en un sillón de cuero, revisando documentos con el rigor que lo había convertido en uno de los financieros más influyentes de Europa.

A su lado, lady margaret, siempre impecable, tejía con paciencia, aunque sus ojos observaban cada detalle con astucia. No eran una mujer que necesitara alcanzar la voz para imponer su respeto; su silencio calculador resultaba mucho más intimidante.

Adrien se detuvo en el umbral Antes de hablar.

-- Padre madre. Hay algo que deben saber. --

Ambos levantaron la vista al mismo tiempo. La atención en el aire fue inmediata.

-- Habla. -- ordenó Lord Ettiene, sin rodeos.

-- Catherine Rossi quiere romper el compromiso entre Valentina y yo. --

Lady Margaret dejó caer el tejido sobre su regazo. Sus manos perfectamente cuidadas, se entrelazaron sobre la tela como si necesitara sostener la sorpresa.

-- ¿Romper el compromiso? -- repitió con voz grave.

Lord Ettiene, en cambio, permaneció inmóvil, aunque sus ojos brillaban con una furia contenida.

-- Explícate, Adrien. --

Adrien relató, con detalle, la reunión en el salón de los espejos. La serenidad con que Catherine había intentado disfrazar su retirada, las excusas sobre la voluntad de Valentina y finalmente. La amenaza de que ese matrimonio no debía realizarse.

Mientras hablaba, observaba las reacciones de sus padres Lady Margaret fruncía el ceño cada vez más. Mientras Lord Ettiene tienne permanecía rígido, con los dedos tan remolineando el brazo del sillón.

Cuando Adrien terminó, se produjo un silencio pesado.

-- Esto es inaceptable. -- finalmente dijo Lord Ettiene tienne. -- ¿quién se cree Catherine Rossi, para desafiar a los Beuamont? --

Adrien no respondió. Sabía que su padre no buscaba réplica, sino descargar su indignación.

-- Hemos invertido años en cultivar esta alianza. Continúa Etienne. -- no se trata de solo un compromiso sentimental, Adrien. Es la unión de dos imperios sociales y financieros. Romperlo significa echar a perder todos nuestros planes. --

lady margaret asintió lentamente.

-- tu padre tiene razón. este matrimonio es más que un enlace, es la consolidación de nuestra influencia en Francia. Catherine lo sabe, por eso me cuesta creer que realmente desea arruinarlo. --

Adrien apretó los labios.

-- lo dijo con claridad, madre. y yo lo repito: Catherine quiere detener todo. --

Lady Margaret se inclinó hacia adelante, con los ojos brillando de inteligencia.

-- Entonces no se trata de lo que ella quiere, sino de lo que teme. Catherine Rossi jamás da un paso en falso sin motivo. ¿qué la llevó a tomar esta decisión. --

Adrien dudó por un momento. Recordando la noche en que había dejado abandonada a Valentina. No les había contado esa parte.

-- Creo que Valentina tuvo algo que ver. -- confesó al fin. -- Valentina se ha vuelto caprichosa, y Catherine teme perder el control sobre ella. --

Margaret soltó un suspiro.

-- Valentina... siempre me preocupó esa niña. Tiene un espíritu demasiado rebelde. --

Ettientne golpeó el brazo del sillón con la Palma abierta, haciendo que Adrien se sobresaltara.

-- ¡Basta de excusas! -- rugió. -- No podemos permitir que los caprichos de esa muchacha arruinen lo que hemos planeado durante años. Este matrimonio debe realizarse. --

Adrien sabía. A qué se refería su padre. Los Beaumont habían tejido, en silencio, una red de alianzas políticas y empresariales que entraría su clímax en el matrimonio de Adrien y Valentina. los Rossi no solo aportaban fortuna, sino también acceso a esferas diplomáticas que los Beaumont codiciaban.

-- Si el compromiso se rompe. -- añadió Etienne con voz baja, pero aún más amenazante. -- perderemos terreno. Y no solo eso. Nuestros enemigos interpretarán esta ruptura como una señal de debilidad. --

Adrien se inclinó hacia adelante, decidido.

-- Entonces no se romperá. Catherine debe entenderlo. --

Lady Margaret intervino con calma.

-- Adrien, no basta con imponer tu voluntad. Catherine es orgullosa. Y si la empujamos demasiado, puede volverse contra nosotros.

Adrien frunció el seño.

-- Ya la amenacé. Le dejé. Claro que pagará las consecuencias si rompe el compromiso. --

Margaret. Lo miró con desaprobación.

-- Hijo, las amenazas son sutiles, pero no es suficiente. Catherine sabe cómo mover a la prensa, cómo manipular la opinión pública, si nos exponemos demasiado. podríamos ser nosotros los perjudicados.

-- ¿Qué propones entonces? -- preguntó Adrien.

--Convertir el compromiso en algo inevitable. Si logramos que la sociedad lo vea como un hecho consumado, Catherine no tendrá escapatoria. --

Lord Etienne asintió.

-- Tu madre tiene razón. No debemos dejar que los Rossi dicten las reglas. Es hora de acelerar los planes.

Adrien. Lo miró con atención.

--¿A qué te refieres? --

-- Hay que anunciar la boda oficialmente. -- Dijo Étienne con tono final. -- Un comunicado a la prensa, una cena de gala, algo que deje en claro que este matrimonio está sellado.

Adrien sintió una descarga de adrenalina. Catherine quedaría atrapada, incapaz de retractarse sin provocar un escándalo mayor.

-- Eso la obligará. -- Dijo Adrien lentamente, como si saboreara la idea.

-- Exactamente. -- Afirmó su padre. -- Y si aún así intentará romperlo, seremos nosotros quiénes la exhibamos. Y no al revés. --

Aunque la estrategia era impecable. Adrien sentía una leve duda. Recordaba la mirada de Valentina, en la manera que la había abandonado al peligro. Pero al mismo tiempo esa mezcla de orgullo y rebeldía que lo había cautivado, al mismo tiempo lo irritaba. ¿Sería posible atarla a él mediante la fuerza de la presión social?