Una semana antes de su boda, Amelia, de 25 años, descubrió que su prometido la engañaba con su mejor amiga Lisa… y que ella está embarazada, sintiéndose asqueada, decepcionada y traicionada, Amelia se negó a derramar una sola lágrima porque no les daría el gusto de verla rota, así que en silencio, trazó un plan: avergonzarlo públicamente el día de la boda y poner fin a una relación construida sobre mentiras y lo que comenzó como una humillación planeada se convirtió en el primer paso hacia una nueva vida, donde Amelia ya no será la víctima, sino la autora de su propio destino.
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Capítulo XVII: El hombre magnánimo que no sabía perder parte 2
Emilio observaba a Amelia y le parecía que lucía distinta y aunque la verdad era que estaba triste, a la vez irradiaba algo que hacía tiempo que no le veía, esperanza y perspectiva, como si por fin estuviera mirando hacia el futuro.
—Ya me voy —dijo Amelia observando la hora— Tengo una cita con la terapeuta.
Emilio le hizo una señal para que chocaran los puños y le sonrió con una amabilidad inesperada, y Amelia estaba sorprendida debido a su cambio.
—¿Emilio porque has cambiado tanto conmigo?
—Digamos que al igual que tú, tuve una ruptura muy difícil así que sé como te sientes y me habría encantado que alguien me ayudara en ese momento.
Emilio siempre llevaba unos brazaletes se quitó uno y Amelia lo comprendió, la cicatriz era muy visible así que no dijo nada porque no hacía falta.
—No necesito que sientas lástima por mí, solo quiero que te des cuenta de que cuando tenemos problemas … hay que buscar ayuda.
El consultorio de la psicóloga era un lugar muy cálido y relajante, con luz tenue y un aroma a lavanda y cuando Amelia entró sintió mucha paz al encontrarse con una mujer de mediana edad, de voz serena y voz pausada que no te hacía sentir juzgado.
—¿Puedo preguntarte porque viniste a consulta?
Amelia pensó que era debido a la traición de Lisa y Tomás, pero se dio cuenta de que ese era solo un síntoma, porque había algo más grave que debía afrontar.
—Creo que tengo problemas con la comida—dijo bajando la mirada.
La psicóloga asintió sin interrumpir.
Amelia comenzó a hablar y recordó que todo inició cuando empezó la secundaria luego de que se marchara Ezra, estaba deprimida debido a la ausencia, eso aunado a que cada vez que intentaba hacer nuevas amistades al principio todo iba bien pero luego comenzaban a burlarse de ella y a despreciarla quedando solo Lisa como su única amiga y la persona que la defendía.
—¿Por qué crees que pasaba eso?
—No lo sé, pero cada vez que ocurría me sentía muy deprimida y ansiosa y la única manera de calmarlo era comiendo.
Amelia sintió que el tiempo de la sesión pasó muy rápido, pero debía admitir que se sentía bien, esta era un comienzo, le escribió a Ezra para decirle que estaba en la ciudad y ver si podían encontrarse para conversar y luego con expresión de desagrado le envió un mensaje a Tomás.
—Imagino la cara que vas a poner cuando leas este mensaje — dijo con una sonrisa que no era de alegría sino de poder.
Ezra estaba desempacando sus cosas, se había mudado a un departamento tipo estudio cerca de su trabado, de ambiente minimalista, era muy metódico y organizado, sin embargo, cuando escuchó la notificación se tomó el tiempo de revisarlo y sonrió cuando se dio cuenta de que era un mensaje de Amelia, tuvo que decirle que no podía salir porque estaba ocupado arreglando sus cosas pero que podía venir a visitarlo y cuando ella estuvo de acuerdo estaba feliz.
—Debo darme prisa o Mely va a encontrar este lugar hecho un desastre — dijo Ezra.
Amelia estaba indecisa porque quería verlo, pero le preocupaba ir a visitarlo a su casa, estarían solos, pero luego pensó en que ella era de talla plus así que no creía que era del gusto de Ezra, solo necesitaba hablar con amigo y nada más.
—Deja de pensar tonterías Mely, porque solo es una visita para conversar, nada más.
Amelia llegó al lugar y tocó la puerta estaba un poco ansiosa, pero trataba de calmarse y cuando Ezra abrió la puerta encontró un lugar a medio arreglar, pero a la vez muy acogedor, aunque lo mejor era el aroma que salía de la cocina.
—Huele muy bien —dijo Amelia aspirando con curiosidad.
—Creo que no te conté que soy chef—dijo Ezra mientras se dirigía hacia la estufa.
—Eres muy delgado para ser chef
—Eso es porque como sano y hago ejercicio de lo contrario estaría como la mayoría de los chefs, desbordando belleza.
Mientras comían los dos conversaban y Ezra se regocijaba al saber que Amelia fiel a su lado malicioso les daría una lección a Lisa y Tomás.
—¿Has pensado que vas a hacer el viernes?
—Aun no lo sé porque todo lo tengo planeado para el día sábado.
—Te tengo una propuesta, sucede que tengo una conocida que es actriz de teatro.
—¿Una actriz? —preguntó Amelia enarcando una ceja
—No le des vuelta a las cosas, ella está felizmente casada, pero … digamos que le gusta mucho el drama y tiene talento para provocar reacciones intensas en las personas.
Ezra comenzó a contarle su idea y Amelia no paraba de reír imaginando la cara de Tomás y Lisa ese día.
—¿Estas seguro de que tu amiga no se va a meter en problemas por hacer eso?
—Descuida ella es una experta en salirse de los problemas por la puerta grande.
—¿Crees que pueda grabarlo?, o … mejor yo me encargo de eso.
Ambos sonrieron y chocaron sus copas de vino con complicidad.
—Supongo que extrañas a Lisa—dijo Ezra con tono neutro, sin juicios solo sintiendo curiosidad.
—No—respondió Amelia tras una breve pausa—Porque me acabo de dar cuenta de que muchos de mis problemas de confianza provienen de su necesidad de controlarme
Amelia tomó otro sorbo de su copa como si con eso dejara de sentir el dolor que le oprimía el pecho.
—Yo sentía que lo que ella hacía era protegerme, pero estaba confundida porque en realidad era otra cosa.
Ezra asintió sin interrumpirla.
—Creo que es porque eras su única red de seguridad y cuando alguien siente que lo puede perder, aprieta cada vez más fuerte, hasta el punto en el que puede terminar asfixiándote.
Amelia bajó la mirada, pero no sentía tanta tristeza como esperaba simplemente estaba lúcida.
—Hoy siento que perdí una parte muy importante de mi vida, pero en el fondo … estoy agradecida porque me estoy liberando.
Ezra se mantuvo en silencio solo extendió su mano y tomó la suya con afecto, ella temblaba un poco pero se mantenía fuerte, la miro con respeto porque sabía que la traición que más le dolía no era la de Tomás sino la de Lisa, sin embargo, ella estaba allí calmada y haciendo planes a futuro, para continuar sin esa persona que formó parte de su vida por tanto tiempo.
—Estás más fuerte de lo que crees —dijo Ezra, sin soltar su mano— Y eso… eso también es una forma de amor propio.
Amelia asintió porque Ezra no necesitaba decir nada más en ese momento, se inclinó y le dio un beso en su mejilla en un gesto muy íntimo.
—Me tengo que ir, Ezra
—Lo sé —respondió él, sin pedirle que se quedara.
Amelia se levantó despacio, como si no quisiera romper la atmosfera, pero no estaba lista para algo mas en ese momento, tomó su bolso y caminó hacia la puerta, mientras Ezra la observaba, él sabía que ella estaba cambiando y tenía la paciencia de esperar cuando estuviera lista.
Richard regresó a su casa, puso las llaves del auto sobre la mesa y encontró a Isabel esperándolo con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
—Richard, ¿Me puedes explicar porque no puedo usar las tarjetas de crédito?
—Supongo que se debe a que le puse límites a tus consumos.
—¿Te atreves a ponerme límites?
—Si, ¿Hay algún problema con eso? —respondió Richard sin levantar la voz—Si no te gusta ve a trabajar, Tomás ya es un adulto y no necesitas quedarte en casa.
Isabel se quedó en silencio, no por falta de palabras sino porque esta era la primera vez que Richard le ponía límites y no estaba dispuesto a ceder, lo peor es que no había rabia sino …hastío y una calma que era más dolorosa que los gritos.
Richard entró al baño para darse una ducha y se quedó unos minutos observando su figura en el espejo, pellizcó su cintura y le disgustaba mucho su aspecto, cuando era más joven jugaba voleibol, era ágil y con muchos reflejos, solía ser muy bueno en ese deporte, pero ahora si caminaba un kilometro corría el riesgo de sufrir un infarto.
Dejó que corriera el agua por su cuerpo como si eso lo ayuda a borrar aquello que no le gustaba, secó su cuerpo y se puso su pijama, cuando estuvo listo levantó la colcha y se acostó a dormir, Isabel que lo esperaba intentó seducirlo, tocándolo en las partes donde sabía que lo encendía, pero le detuvo la mano con firmeza.
—Esta noche no estoy de humor
—Ustedes los hombres siempre quieren—le dijo Isabel con tono acusador.
—No, Isabel, no siempre queremos.
Hubo un silencio tenso entre ambos y ella lo miró con incredulidad, asi que Richard agarró su almohada y se fue a la habitación de invitados, no por rabia sino por dignidad, además estaban a punto de divorciarse.
—Richard…regresa.
—Déjame dormir en paz por una vez.
Isabel si con ese sueño te levantaste vuélvete a dormir para que sigas soñando ya Richard está viendo otro rumbo y anda con Clara aunque son amigos quien sabe cómo terminen.
Richard y Clara terminarán como pareja y se entienden muy bien.
Miguel veremos qué pasará con tu vida sentimental.
Josefina tu sospechas, te lo imaginas o ya sabes que estás en la dulce espera se adelantaron los planes me imagino tu esposo, tu papá y Amelia cuando lo sepan.
Por fin Amelia cerraste ese ciclo en tu vida ahora a seguir para delante y sin mirar atrás.
Lisa otra ilusa que creé Tomas la está defendiendo por ser su esposa que fuera de la realidad está otra más que cuando caiga de la nube el trancazo será durísimo.
Tomas ya piso tierra y sabe o se imagina lo que le espera con todo lo que hizo.
Mientras Amelia, Josefina y Kate salen de vacaciones felices yo creo que la acidez de Josefina es un bebé a bordo 🚼 veremos si la deja disfrutar de esas vacaciones.
lo que van a vivir ambos es un infierno