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Corazón de Sangre Y Seda

Corazón de Sangre Y Seda

Status: En proceso
Genre:Vampiro / Amor a primera vista / Amor eterno / Secretos de la alta sociedad
Popularitas:875
Nilai: 5
nombre de autor: Drusila15

Eleanor Whitmore, una joven de 20 años de la alta sociedad londinense, vive atrapada entre las estrictas expectativas de su familia y la rigidez de los salones aristocráticos. Su vida transcurre entre bailes, eventos sociales y la constante presión de su madre para casarse con un hombre adecuado, como el arrogante y dominante Henry Ashford.

Todo cambia cuando conoce a Alaric Davenport, un joven noble enigmático de 22 años, miembro de la misteriosa familia Davenport, conocida por su riqueza, discreción y antiguos rumores que nadie se atreve a confirmar. Eleanor y Alaric sienten desde el primer instante una atracción intensa y peligrosa: un amor prohibido que desafía no solo las reglas sociales, sino también los secretos que su familia oculta.

NovelToon tiene autorización de Drusila15 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Bajo la luna de los lobos

El bosque estaba demasiado silencioso.

Eleanor lo supo en cuanto los lobos formaron el círculo. No eran como los que había visto alguna vez en libros o en los tapices de Whitmore Hall. Aquellos tenían los ojos amarillos, brillantes, casi como brasas; sus cuerpos eran más grandes de lo normal, y su respiración llenaba el aire con un vapor espeso.

El agua del arroyo corría a su lado, murmurando con calma, pero para ella era un eco lejano. Cada fibra de su ser gritaba peligro.

La yegua se revolvía, los cascos golpeaban las piedras con un estruendo desesperado, y aun así los lobos no cedían. Un paso más, otro más. La rodeaban con precisión calculada.

Eleanor retrocedió, temblando, las manos crispadas en los pliegues de su falda.

—Por favor… —susurró, aunque supo al instante que aquellas criaturas no entendían súplicas.

El alfa avanzó. Era más grande, más oscuro, con una cicatriz que le cruzaba el hocico. Sus colmillos brillaban bajo la luz de la luna. Eleanor contuvo un grito, segura de que su fin había llegado.

Y entonces ocurrió.

De pronto, algo se movió entre los árboles. Una sombra veloz, imposible de seguir con los ojos. Un destello negro atravesó el aire, y un lobo a su izquierda lanzó un aullido ahogado antes de desplomarse sin vida.

Eleanor se volvió hacia el sonido, pero no vio nada. Solo hojas agitadas, ramas que crujían, y después otro aullido, más desesperado.

Las bestias se tensaron. Uno de ellos saltó hacia la espesura, pero fue interceptado en el aire por una figura oscura. Eleanor apenas distinguió un movimiento, un giro imposible, y el animal cayó al suelo con el cuello torcido.

Los demás retrocedieron. El círculo se abrió. Algo invisible los estaba cazando.

Eleanor temblaba. Se abrazó a sí misma, sin poder apartar la vista de aquel espectáculo. No era humano. No podía serlo.

Uno a uno, los lobos comenzaron a caer. La sombra se deslizaba de un lado a otro, demasiado rápida para ser seguida. Eleanor alcanzaba a ver destellos: un brazo extendido, un rostro difuso, ojos que brillaban con un fulgor sobrenatural.

Hasta que solo quedó el alfa.

El lobo más grande gruñó, erizando el pelaje. Sus patas arañaban la tierra como si se preparara para un último ataque. Fue entonces cuando la sombra se detuvo y se dejó ver.

Alaric.

Emergió de entre los árboles con la calma de un rey que camina por su reino. El negro de sus ropas se confundía con la noche, pero la luna iluminaba su rostro. Sus ojos estaban encendidos, no humanos, cargados de un poder que estremeció a Eleanor hasta la médula.

El alfa gruñó y se lanzó hacia él. Eleanor gritó, pero Alaric no se movió hasta el último segundo. Lo esquivó con una velocidad imposible, lo sujetó por el cuello en pleno salto y, con un giro seco, lo arrojó contra el suelo. El animal gimió, y luego todo quedó en silencio.

Eleanor se llevó una mano a la boca. No sabía si llorar de terror o de alivio.

El aire estaba impregnado de un olor metálico, como a hierro y tierra húmeda. La yegua respiraba agitadamente, pero ya no se revolvía. Todo el bosque parecía haberse quedado en suspenso.

Alaric se giró hacia ella.

—Eleanor —dijo, y su voz era grave, resonante, con un eco que parecía atravesar los huesos.

Ella retrocedió un paso.

—No… —balbuceó, negando con la cabeza—. No puede ser…

Alaric caminó hacia ella, despacio. Ya no era la sombra implacable que acababa de aniquilar a los lobos, sino un hombre, elegante y severo, aunque sus ojos seguían ardiendo con un fulgor extraño.

—¿En qué estabas pensando? —preguntó, deteniéndose a pocos metros.

Eleanor temblaba de pies a cabeza.

—Tenía que irme —dijo, con un hilo de voz—. No podía quedarme… no después de todo lo que me dijiste.

Alaric frunció el ceño.

—¿Y pensaste que escapar en mitad de la noche, sola, te salvaría?

Ella apretó los labios, con rabia contenida.

—Prefiero arriesgarme con lobos que con vampiros.

Las palabras cayeron entre ellos como un cuchillo.

Alaric no se movió, pero Eleanor vio un destello de dolor en su mirada.

—¿Eso somos para ti? —susurró—. ¿Monstruos?

Eleanor se abrazó a sí misma, incapaz de sostenerle los ojos.

—No lo sé. No sé qué sois. Solo sé que nada de esto es normal. Nada de esto debería existir.

Alaric dio un paso más. Ella retrocedió otro, hasta chocar con la roca húmeda del arroyo.

—No deberías haber salido de la mansión —dijo él, su voz tan baja que parecía un rugido contenido—. Allí al menos estabas a salvo.

—¿A salvo? —repitió Eleanor, con un amago de risa amarga—. ¿Cómo puede alguien estar a salvo rodeada de criaturas que se alimentan de sangre?

Alaric apretó la mandíbula.

—Nunca te hemos hecho daño. Nunca lo haríamos.

—¡Pero podríais! —gritó ella, y las lágrimas le quemaron los ojos—. ¡Ese es el problema! Podríais hacerlo en cualquier momento, y yo… yo no tendría escapatoria.

El silencio que siguió fue insoportable. Solo el murmullo del arroyo llenaba el aire.

Alaric bajó la mirada por un instante, como si cargara con un peso invisible. Cuando volvió a mirarla, su voz sonaba más serena, aunque no menos firme.

—Te has equivocado, Eleanor. No te salvé para encerrarte ni para usar tu vida. Te salvé porque no podía permitir que murieras.

Ella lo miró, incrédula.

—¿Salvarme? ¡Me arrancaste de mi mundo! Todos creen que estoy muerta. ¿Cómo puedes llamarlo salvar?

—Te arranqué de tu mundo… porque era la única manera de que no te arrancaran la vida.

Las palabras lo atravesaron todo. Eleanor sintió que le faltaba el aire. Se llevó una mano al pecho, como si así pudiera calmar los latidos desbocados.

Alaric dio un paso más, y esta vez no retrocedió. Se quedó allí, temblando, mientras él extendía la mano, sin tocarla.

—No vuelvas a huir de mí —dijo suavemente—. Si quieres respuestas, te las daré. Si quieres odiarme, odiame con razón. Pero no vuelvas a lanzarte a la oscuridad sin mí.

Eleanor tragó saliva. Su respiración era entrecortada, y aunque cada instinto le decía que huyera, había algo en esa voz que la mantenía anclada.

—Yo… no confío en ti —susurró, casi con vergüenza.

—No tienes por qué hacerlo ahora —respondió Alaric, con una honestidad que la desarmó—. Solo tienes que seguir viva.

La luna brillaba sobre ambos, iluminando el arroyo, las sombras de los lobos caídos y el temblor de Eleanor, que no sabía si llorar, gritar o dejarse caer en sus brazos.

Por primera vez desde el incendio, comprendió que el verdadero peligro no era solo lo que la rodeaba, sino lo que empezaba a sentir por el hombre —o criatura— que la observaba con esos ojos insondables.

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Paola Uchiha 🩸🔥✨
No sé cómo voy a aguantar el suspense, ya quiero leer la siguiente parte. 😭
muhammad iqbal
Tu historia es increíble, estoy obsesionada. 😍 Por favor publica más rápido, ¡necesito saber lo que sucede después! 🤞
Uryū Ishida
Hola, necesito la continuación
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