Mi Final Feliz

Cuando William se retira inmediatamente cierran la puerta y dejan salir a Guillem, quien observa detenidamente el jardín, con ayuda de Ana logran sacarlo, el resto del día pasan ocupadas limpiando y acomodando la otra habitación a su gusto, una vez lista, comenzaron a pasar su ropa, útiles de aseo, mantas, etc. Aunque Martina intento hablar con el Barón y oponerse este le advirtió que no se involucre en las actividades de su hija.

Al anochecer ya se habían trasladado totalmente a la otra habitación, cansadas del trabajo hecho, Paula le pidió a Ana que se retirara a descansar, ella hizo lo mismo y de inmediato se durmió, al día siguiente Paula bajo a desayunar junto a su padre y Martina.

- Martina: ¿Dónde dejaste a tu esposo?

- Paula: ¿Dónde quedaron tus modales?

- Martina: mis modales, llegas y no me saludaste.

- William: deja a mi hija en paz.

- Martina: solo me preocupó por su futuro, si sigue descuidando a Álvaro lo perderá completamente.

- William: no lo vuelvas a llamar de ese modo, desde ahora es Duque Álvaro, siempre tuvo que ser así, ni el esposo de tu hija permite que lo llames solo por su nombre, parece que, si perdiste tus modales, si vas a seguir hablando tonterías mejor retírate y déjame desayunar con mi hija.

- Martina: a mí me tratas como un estorbo, me pregunto si tratabas del mismo modo a Tamar.

- William: te he prohibido mencionar su nombre.

- Martina: sabes por qué tu hija no me respeta..., porque nunca me diste el lugar que en realidad merecía dentro de esta casa, ni siquiera puedo cambiar algo de aquí, ni una silla, porque todo lo diseño Tamar o Paula lo compró.

- William: sabias muy bien cuando nos casamos, lo que te esperaba, aun así, me desafiaste, ni siquiera podemos ser amigos, porque desde el primer día que llegaste a esta casa con tu hija, quisiste que olvidara a mi esposa e hija, escúchalo bien, la única dueña de esta casa, fue y será Tamar.

- Martina: ella murió acéptalo.

- William: no porque haya muerto significa que la deba olvidar, agradece que no te eche cuando te metiste a mi habitación, fui un tonto años atrás, al confiarte a Paula algunas veces. Conociste a Paula cuando era una niña, mira ahora tiene 18 años y ni una vez de forma voluntaria te ha llamado madre, no lograste ganarte su cariño, ese fue el trato me hacía responsable de tu hija y tú de la mía, aprovechabas cada salida que hacía para maltratarla, por eso la envié a la academia, para que no puedas lastimarla, ahora ya no salgo como antes y no permitiré que toques uno de sus cabellos, porque al primer error que cometas te vas de aquí.

- Martina: me puedo ir en este instante, pero me llevo a mi hijo.

- Paula: padre por favor cálmate. Si se quiere marchar déjala, si intenta acercarse Alexander en la academia será detenida, no piensas que ya eres mayor para seguir poniendo como excusa a mi hermano.

- Martina: sabes por qué nunca te pude querer ni un poco..., es porque te pareces a tu madre, recuerdas el cuadro que tenías aquí en la sala – mira a William-, de ustedes cuando Paula apenas tenía unos meses, no se cayó por error yo lo arruiné, me alegra, así nunca podrás recordar a tu madre.

- Paula: no puedo creer que tuvieras tanta envidia de un cuadro, debes sentirte miserable, aunque mi madre haya muerto, nunca lograste terminar con su recuerdo, es mejor que te vayas, porque si te quedas me asegurare de que cada día aquí sea un martirio para ti.

- Martina: ese es tu ángel…

- William: el mal carácter lo saco de mí, es un ángel comparada conmigo, Alexander ya no te necesita.

- Martina: él siempre me necesitará.

- William: en serio, entonces por qué nunca te ocupaste de él..., la única persona que tal vez podría llamarte madre es Julia, pero no te envía ni una carta y tampoco te recibirá en su casa, no te parece irónico, la hija que con tanto esmero cuidaste no te regresa ni a ver. Si te vas ahora puedes llevarte tu ropa y joyas, si yo te echo te irás solo con lo que llevas puesto.

- Martina: esta humillación la voy a recordar toda la vida, les aseguro que no me detendré hasta destruirlos, y de Alexander me ocuparé yo, haré que los odie.

- Paula: parece que no lo entendiste, no puedes acercarte a él, en cuanto lo intentes serás detenida. Mejor preocúpate dónde vas a vivir y de qué…

- Martina: les recuerdo que mi hija es la esposa de un Conde, no de un simple plebeyo, que es lo que obtendrás si prefieres vivir en la casa con tu padre, en lugar de estar con tu esposo.

- Paula: si esto te alegra, me voy a divorciar de Álvaro, aprendí algo de ti. No debo perder el tiempo con una persona que no me aprecia porque me volveré amargada y odiosa como tú.

- Martina: te creías mejor por ser una Duquesa, ahora serás la burla de la sociedad.

- Paula: no me creí mejor, el problema en realidad es que a mi lado te sientas insignificante, pero te aseguro que los empleados y plebeyos son mejores que tú.

- William: toma tus cosas antes de que me arrepienta.

Martina no dijo nada más, empaco todas las cosas que pudo, ya que, los empleados no quisieron ayudarla, incluso tuvo que bajar sus maletas por su cuenta, William al percatarse de la situación pidió a los guardias que le ayuden a subir sus maletas al carruaje para que se marche de inmediato, Martina pidió que la llevaran al Condado de su hija pensaba que debía existir una razón importante para que no le haya escrito en este tiempo.

Mientras tanto Paula se encontraba en el despacho de su padre, quería preguntarle acerca de su madre y aclarar ciertas dudas que tenía.

- Papá, es verdad lo que dijiste mientras discutías con Martina que me enviaste a la academia para protegerme y no para deshacerte de mí…

- ¿Cómo puedes pensar que quería deshacerme de ti? Ya sé, fue porque apenas llegaron Martina y Julia te envía allá, verdad…

- Si, además cuando venía de vacaciones casi no te encontraba en la casa. Sé que no debería tener en cuenta la opinión de Martina, pero me recalcaba constantemente que me detestabas porque mi madre murió porque quedo muy débil tras dar a luz.

- No hija, no es así, lo que sucede es que en el pasado la mayor parte del tiempo tenía que ocuparme de asuntos fuera de la Baronía, por eso cuando me propusieron casarme con Martina lo acepté, para que no estuvieras sola, y como tenía a Julia podías jugar con ella, cuando me entere que no te trataba bien te envié a la academia así podía seguir trabajando y tenía la seguridad de que estabas a salvo.

Trabaje duro para que la Baronía salga a flote, no me di cuenta que por eso te había dejado sola, cuando pase más tiempo en la casa no sabía cómo acercarme a ti, ni Alexander, si veías a Julia cercana a mi es porque esa muchacha siempre se pegaba a mí, y tapaba sus errores porque si sabían todo lo que hacía, te compararían con ella y saldrías perjudicada.

En cuanto a la muerte de Tamar no fue tú culpa, siempre tuvo una salud delicada, por eso, cuando pedí su mano tus abuelos se negaron varias veces porque no querían dejarla ir de su lado, pero Tamar los hizo entrar en razón y la dejaron venir casada, ellos venían a visitarnos 1 vez al año, cuando supieron de su embarazo estaban muy felices, por eso al mes que naciste ellos casi se quedan a vivir aquí, hubiera sido lo mejor, o que nosotros nos vayamos con ellos, así hubieras crecido acompañada de ellos, como sabes el viaje es de 3 semanas en carruaje su edad ya no les permite hacer viajes tan largos por eso no vinieron más.

- Papá después del divorcio iré a pasar una temporada con ellos.