Lyra Blackwood es ultrajada por el hombre que creía amar que además es su mate, Pero este que no quiere nada con aquella niñita, la rechaza, Pero no contento con eso también la humilla y maltrata, por lo que lyra vuelve a casa y piensa en vengarse de todos.
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Dos tontos
Lyra se encontraba en el pueblo, observando las tiendas y disfrutando del ambiente tranquilo, cuando un aroma familiar la alertó: Lucian estaba cerca. De inmediato se tensó, pero rápidamente se recordó a sí misma que debía mantener la calma. Por ahora, lo más prudente sería ser cortés, al menos hasta que él no descubriera que ella era la loba que había rechazado hace no mucho tiempo.
—Siento que te conozco de antes. Tu olor me es familiar —dijo Lucian, alcanzándola con una sonrisa que pretendía ser encantadora.
Lyra continuó caminando por las calles, sin mirarlo directamente ni prestarle demasiada atención.
—Quizás le recuerde a alguien más, es simplemente eso —respondió con voz neutral, fingiendo interés en los escaparates y los puestos de comida.
Lucian no pareció desanimarse.
—Puede ser, pero debo decir que un rostro tan bello como el tuyo es casi imposible de olvidar.
Lyra reconoció la estrategia en sus palabras y decidió no responder, manteniéndose concentrada en su recorrido. Sin embargo, Lucian no se dio por vencido.
—Es una lástima que alguien como tú termine unida a un lobo como Caelan, que no siente amor por ti. Supongo que estás al tanto de que su corazón le pertenece a una loba muy hermosa de esta manada. Al ser el Rey Alfa, puede hacer lo que quiera, con quien quiera.
Sus palabras estaban cargadas de veneno, claramente diseñadas para provocar a Lyra. Ella, sin embargo, no se dejó intimidar. Su sonrisa apareció, serena pero fría, mientras lo miraba directamente a los ojos por primera vez.
—¿Qué es lo que quieres realmente? —preguntó, con un tono que dejó entrever su hastío.
Lucian sonrió triunfante, creyendo que finalmente había captado su atención.
—Solo creo que desperdiciarás mucho si te casas con él. Tal vez lo mejor sería tener a un lobo de verdad a tu lado.
Con una confianza descarada, intentó tomar un mechón de su cabello, pero Lyra lo detuvo con firmeza, sujetando su muñeca antes de que pudiera tocarla. Su voz se endureció, dejando claro que no estaba dispuesta a tolerar más.
—¿Sabes qué es lo que más odio de los hombres como tú? Que se sientan inalcanzables y, sobre todo, que sean mentirosos y traicioneros. Ahora, si me disculpas, debo terminar mis compras. Me encanta lucir bien siempre, especialmente ahora que seré Reina Luna.
Sin darle oportunidad de responder, Lyra se giró y se marchó con la cabeza en alto, dejando a Lucian detrás, claramente enojado y derrotado por su desdén.
La risa burlona a espaldas de Lucian lo hizo girarse de inmediato, irritado. Allí estaba Elira, con una sonrisa arrogante, observándolo de pies a cabeza como si evaluara a un juguete roto.
—Jajaja, eres patético —se mofó la joven, cruzándose de brazos con desprecio.
Lucian estrechó los ojos, su irritación palpable.
—Elira, la estúpida que rechazó al Rey Alfa. Así es como te llaman, ¿no?
Elira frunció el ceño, claramente molesta por el comentario, pero no dejó que la provocación la sacudiera por completo.
—Eso cambiará pronto —respondió con calma calculada, antes de esbozar una sonrisa tan venenosa como su tono—. Si lo que deseas es a esa loba sosa, te puedo ayudar.
Lucian arqueó una ceja, observándola con una mezcla de desdén y curiosidad. Después, sonrió, pasando un dedo por su mentón en un gesto pensativo.
—Claro, claro... Déjame adivinar. Crees que, si yo obtengo a esa loba, tendrás el camino libre con Caelan. Pero no eres más estúpida porque no puedes. ¿En serio crees que, si no lograste nada con él cuando no había encontrado a su luna, vas a conseguirlo ahora que ya la tiene?
Elira, lejos de ofenderse, mostró una sonrisa soberbia, con la confianza de quien cree tener una carta ganadora.
—¿Has escuchado el dicho que dice: "Donde hubo fuego, cenizas quedan"? Es obvio que Caelan aún está enamorado de mí, pero su ego de Alfa no le permite ceder fácilmente. Por eso, cuando su preciosa luna le falle con uno de sus propios subordinados, yo estaré allí para recordarle que soy la chica que él ama realmente.
Lucian negó con la cabeza, incrédulo ante lo que estaba escuchando.
—Eres demasiado tonta —dijo con desprecio, aunque no pudo evitar sonreír con cierta intriga—. Pero acepto que me ayudes a separar a esos dos. No me importa lo que hagas después. Así que dime, ¿qué propones?
Elira mostró una sonrisa tan calculadora como peligrosa, sus ojos brillando con la emoción de quien ha estado esperando este momento.
—Tengo un plan muy bien montado, solo te necesitaba a ti para completarlo —le respondió, dejando deliberadamente su explicación en el aire.
Lucian se inclinó un poco hacia ella, interesado, aunque con cierta precaución.
—¿De qué hablas?
Elira dio un paso más cerca, bajando la voz como si temiera que alguien los escuchara.
—Aquí no. Hay demasiados oídos. Nos vemos en el Hotel Oasis, habitación 202. Allí te diré los detalles del plan.
Sin más, Elira giró sobre sus talones y se marchó con la confianza de quien está completamente segura de que su presa seguirá el camino que le marcó. Lucian la observó irse con una mezcla de desconfianza e interés.
No pasó mucho tiempo antes de que Dorian apareciera frente a él, esperándolo para marcharse a la mansión. Lucian sacudió sus pensamientos, dejando el encuentro con Elira en un segundo plano, y lo siguió. Pero en su mente, ya se estaba formando la curiosidad por lo que esa mujer podría estar planeando.