Diosa Reencarnada

De pronto le llega al Sumo Sacerdote, una carta de entrega mágica, donde le anuncian el fallecimiento de la Emperatriz Yulia, causa de la muerte: probable envenenamiento, el mal Emperador Pável, también se encuentra entre la vida y la muerte, solicitan la presencia del Sumo Sacerdote, para las exequias de la Emperatriz. El Príncipe Heredero Egor, también fue llamado al Palacio Imperial. Qudándose dorigiendo las tropas el Segundo Príncipe Gareth.

-Lo siento Princesa, debo ausentarme por un tiempo, este asunto es muy delicado- le Informa el anciano.

- Maestro, no le diga de mi condición a Egor, por favor- suplica Irina.

-No diré nada a nadie, quédate tranquila, será un secreto de confesión - el Sumo Sacerdote, muestra sus dos dedos como juramento, luego con un transportador desaparece.

Irina, se va a su habitación, y se apresura a escribirle una carta a Egor:

*Principe Heredero Egor, o mejor dicho Emperador Egor: Reciba mis condolencias por el fallecimiento de la Emperatriz Yulia. Ya sabemos que Lucio y Larisa están involucrado en ese acontecimiento. Espero reciban el castigo que se merecen. En 10 meses cumplo 18 años, transcurrido ese tiempo, nos encontraremos para la boda, aunque no se si todavía quiera seguir con ese compromiso. De cualquier manera, ambos aceptamos un contrato de tres años. Me alegra que hayas podido salir ileso de la guerra. ¿Sabes algo de Gareth? Saludos cordiales: Princesa Irina Smirnova*

En la capital del Imperio Morozovia, Egor es recibido por el Consejo de Ministros,

- ¡Quiero que encierren en el calabozo a Lucio y Larisa Popov!- grita Egor furioso.

-Lo sentimos, pero la concubina Larisa huyó de Palacio, hace unos días, y el eunuco Lucio se quitó la vida- responde uno de los ministros.

-¿Cómo pudieron dejar escapar a la principal sospechosa?- pregunta con ira Egor.

-¡Nadie dijo que ellos estaban involucrados! Pensábamos que por tristeza Lucio se suicidó- Responde temeroso otro ministro.

- ¡Son todos unos ineptos! Pongan una alerta de fuga de Larisa Popov, de inmediato, la quiero aquí viva o muerta!- grita Egor. Todos salen haciéndole reverencia.

Egor se dirige a la habitación de su padre, despacha a todos los que están presentes y se queda a solas con él. Pável, está demacrado, ya no puede ver nada, escucha la voz de Egor y débilmente lo llama:

-Egor, hijo ¿Eres tú?- extiende una temblorosa mano hacia la oscuridad, esperando que él le responda:

-Si padre, soy yo, tengo que decirte que tu estado fue causado por envenenamiento provocado lentamente, por tu amante Larisa Popov, como ves, has sido muy confiado ¿O muy idiota? Ella solamente quería asesinarte, porque se alió con Lucio; él nunca superó convertirse en tu juguete sexual desde niño. Te odiaban, y ese odio se hizo extensivo a todos los miembros de esta familia- Egor suspira

-¿Por qué? ¿Por qué no me advertiste?- entre sollozos recrimina Pável.

-¡Claro que lo intenté! Hace 2 años, quise expulsar a esa mujer, quise advertirte sobre Lucio,¿Qué me dijiste? ¡Ah si! "Ver, oir y callar". Estabas tan apegado a tus adicciones perversas, y nunca creiste en mí, ahora lo mejor que puedes hacer es irte de una buena vez, no sigas evitando lo inevitable: ¡la muerte!. Ya no puedes gobernar en ese estado, es hora de que me dejes el camino libre- el hijo sonríe sarcásticamente.

Egor, con una media sonrisa, toma una almohada, y sin mediar palabras, de forma certera ahoga a su padre sin mayor esfuerzo, su padre estaba muy débil, aunque se resistía mientras pataleaba por su vida, tratando de quitar la almohada que le quitaba el aire, pero Egor tenía más fuerza. Finalmente, el otrora Emperador orgulloso y prepotente Pável, deja de moverse, dejó de respirar, abandonando esta vida.

- ¡No me culpes padre, es lo mejor, ya no sufrirás más!- esboza una sonrisa de triunfo. Luego, comienza a gemir y gritar, llorando, actuando con maestría, "el sufrimiento" de un hijo "abnegado", por la muerte de su padre.

-¡Guardias, guardias, llamen a un sanador! ¡Mi padre, no respira!- cae de rodillas frente a la cama de su padre, llorando con desesperación, apretando sus huesudas manos entre las suyas, ocultando su media sonrisa de satisfacción.

El sanador acude, solo para anunciar la muerte del Emperador Pável.

-¡El Emperador Pável Novikov ha muerto! ¡Viva el Emperador Egor Novikov!- todos los presentes se arrodillan en señal de reverencia.

Inmediatamente, se anuncia al pueblo, con el retumbar de 12 campanadas del Templo, el fallecimiento del Emperador Pável. Después de dos semanas, el tiempo dispuesto para las exequias fúnebres, Egor es coronado Emperador de Morozovia.

Mientras tanto, por otro lado, Larisa Popov llegaba junto al Conde Tobías al Imperio Prustino, cubriendo sus rostros, con sendas capuchas negras.

Aunque el Conde Tobías, no estaba siendo buscado, porque no lo habían podido relacionar con el envenenamiento de los Emperadores, él estaba involucrado en toda una conspiración. Viajaron específicamente hasta el Reino de Baldunia, allí en el bosque, len una cabaña perdida, lejos de la ciudad, un grupo de Magos nigromantes atabiados con túnicas y capuchas negras, se reunían en secreto. Entre ellos se encontraba Carl West, quien en verdad era el príncipe Carl Verduguez, uno de los tantos hijos del Emperador del Imperio Prustino, Rigoberto Verduguez.

Carl había sido introducido desde niño, por el Duque Tiburcio West a Cretonia, por orden directa del Emperador Rigoberto, era un espía, lo hacía pasar como su hijo. Desde hacía muchos años, venían tramando un plan para apoderarse del Imperio de Morozovia, y tenían que comenzar por fracturar las bases, Carl no era mas que otro espía, pero un espía formado desde niño, por lo tanto era muy hábil, había podido llegar hasta la Torre de Magos, camuflajeándose como un aprendiz más, tan solo para robar los secretos de protección que envuelven la Torre de Magos del Imperio Morozovia.

En aquella cabaña, oculta en las profundidades del bosque de Baldunia, había una especie de altar demoníaco, donde la figura principal era la de un pequeño espejo negro, donde se reflejaba un Morlo con corona, con incrustaciones de piedras preciosas de maná, de ojos redondos, amarillentos casi blanquecinos sin iris, parecía sin vida y una tez cetrina azulverdosa,  las orejas eran puntiagudas, casi separadas de la cabeza, su boca de labios morados, de donde se dejaban ver unos dientes apiñados muy afilados negruzcos, en serrucho, parecido al de los tiburones: no era otro que Abaddon, el Rey de los Morlos, demonio de la destrucción y la ruina. Manejaba con sus ojos amarrillentos las mentes de los humanos, hipnotizándolos con facilidad, convirtiéndolos en sus esclavos.

Ese espejo fue expulsado hacía unos 15 años atrás, desde las profundidades de la tierra a través del gran cráter del imponente Volcán Averno en Cretonia.

El espejo, convenientemente, esperó a ser encontrado por algún humano con mucha maldad en su corazón y la mente podrida, pues estos son los seres más fáciles de manejar y llevar al lado oscuro demoníaco. Fue encontrado por el Duque Tiburcio West, de manera fácil le hicieron creer que el espejo pertenecía a un Dios de las profundidades de la Tierra, que concedería sus más profundos deseos y así, súbdito fiel, con el deseo de obtener el mayor poder económico, sumergido en su avaricia, se lo llevó al Emperador Rigoberto Verduguez, quien al mirar a través del espejo negro, también su mente quedó rápidamente hechizada por la soberbia, creía como megalomaníaco, que sería el amo y señor del mundo, que se apoderaría del Imperio Morozovia y dominaría la Tierra. Fue en ese entonces que entregó a su hijo Carl a Tiburcio, para su desquiciado plan de conquista.