Se dice que cada cien años la madre de todos los lobos reencarna para vivir una vida plena en la tierra por cierto tiempo, pero no se le a vuelto a ver a lo largo de quinientos años, ahora todo parece leyenda y escuchar sus historias pareciera un cuento de adas, pero todo eso cambiará con el nacimiento de Talisa.
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Capítulo 8.
A pesar de ser encerrada, Talisa no siente ira en contra de Saac, dormir en el calabozo no es nada para ella.
Ahora el cíclope estaba en la celda de enfrente y se sentía acompañada.
"Tienes miedo" Le pregunta intentando entablar una conversación.
"eg..., hewww" El cíclope solo emite sonidos, le parece sorprendente que no pueda decir ni una palabra.
"Bueno, al menos deberías decir tu nombre"
Él niega con la cabeza haciéndole saber que no.
"No tienes nombre" Y una vez más niega con la cabeza. "Ya veo... ¡Ya se, que tal si te pongo uno!
El cíclope se emociona tomando las rejas y moviendo la cabeza en aceptación.
"Entonces..., te llamarás... ¿Qué tal Hopi, te gusta?"
Él se emociona y comienza aplaudir, mientras ríe y emite ruidos.
"Muy bien Hopi, de ahora en adelante seremos amigos, y tendrás que hacerme caso, si no nos meterás en problemas con el alfa. ¿Me entiendes?"
De nuevo asienta con la cabeza y Talisa se siente orgullosa de él.
A la mañana muy temprano Saac se levanta de mal humor, no pudo conciliar el sueño en toda la noche, el aroma de ella seguía en su cama.
Se levanta molesto y se arregla para ir a su estudio a trabajar, ha convocado una junta con los alfas de las manadas vecinas, y posiblemente comiencen a llegar desde ese mismo día.
"Alfa, ordene, que quiere que hagamos con los prisioneros" Pregunta Sam, encargado de los calabozos.
Aiden llega y escucha a Sam.
"Nada, ni siquiera estoy seguro si debe estar ella en el calabozo" Le menciona a Saac, pero a él parece no importarle su opinión.
"Ponle grilletes al cíclope, y como ejemplo azótalo frente a ella. Ella debe de saber que hay consecuencias"
"Como ordene alfa" Sam se marcha, pero Aiden no parece estar de acuerdo.
"No crees que estás yendo demasiado lejos"
"Lo dudo, si quisiera ya le hubiera cortado la cabeza, estoy siendo muy considerado"
Aiden suspira, reconoce que Saac está siendo algo pasivo a comparación del hombre que suele ser.
Sam le da las órdenes del alfa al verdugo y a otros guardias.
Al ir por ellos al calabozo los despiertan con un balde de agua helada.
"Vamos, levántate"
Los sacan del calabozo llevándolos al patio de entrenamiento, amarran a ambos a un poste y les ponen grilletes por igual.
"Cuáles son las órdenes del alfa" Le pregunta el guardia al verdugo.
"Hay que azotarlos, también hay que asegurarse de que se ven."
Las personas del palacio comienzan acercarse y Dersi entre ellas.
"Qué está pasando" Pregunta Dersi a alguien del servicio.
"No lo sé, pero escuché en el pueblo que ella corría del alfa"
Dersi sonríe, pensando que tal vez su oportunidad con Saac no está perdida.
"Hopi, mírame, mírame Hopi" Le grita al verlo tan inquieto. "Prometo que sanaré tus heridas, tú resiste, hay que ser fuertes estamos juntos"
Hopi asiente y sonríe con los pocos dientes que cuenta, a Talisa le parece peculiar su sonrisa y se ríe de él si querer.
Tan pronto como sonríe, esa misma sonrisa desaparece en Hopi.
El látigo de tortura contaba con múltiples navajas.
"No.., basta" Grita Talisa al ver salpicar sangre de Hopi.
Tan pronto comenzaron los azotes para Hopi, Talisa fue azotada por igual.
Tras el primero, Talisa se queda sin aliento, las navajas desgarraban la piel de su espalda.
Las lágrimas comienzan a correr por su rostro, nunca había experimentado dolor, ni siquiera en la guerra la habían herido.
"Paren, paren por favor. Díganle al alfa que ya entendí, pero por favor, les suplico que se detengan" Dice con un grito desgarrador.
Lucas pasa a ver para saber que observan, pero sus ojos al presenciar tal horror corre para detenerlos.
"Alto, alto, que carajos están haciendo par de idiotas"
"Lo siento Lucas, son órdenes del alfa"
Lucas nunca a traicionado las órdenes de Saac, así que corrió en busca de él para hacerlo entrar en razón, después de todo, se trata de la posible luna de manada, y no es bueno para el reino que sea humillada de esa manera.
"Lo siento alfa, pero le suplico que detenga este castigo" Interrumpe su estudio mientras se arrodilla.
"Como se te ocurre venir a decirme que hacer" Le mete una cachetada en reversa.
Aiden se sorprende y guarda silencio, ahora la vida de Lucas podría estar en duda.
"Mis disculpas alfa, pero ella podría morir, los látigos están desprendiendo la piel de su cuerpo, sin mencionar que es su compañera, de nuevo perdóneme"
Saac no entiende un coño lo que dice, sus órdenes fueron azotar al cíclope no a ella.
Sale disparado de ahí para ver por sí mismo, cuando llega empuja a los que intervienen en su camino, los latidos de su corazón se aceleran de coraje.
Talisa lo ve acercarse y comienza a suplicar.
"Alfa, por favor has que se detengan, prometo no ser una piedra en su zapato. ¡Pero, pero que dejen de hacerlo!" Dice llorando mientras sus manos tiemblan.
"Alto, alto. ¡Quién putas les dijo que debían azotarla! ¡Hablen, quien!" Grita casi rugiendo.
"Solo seguimos las órdenes de Sam, que por cierto son órdenes suyas alfa" Dice el verdugo.
"Tráiganme a esa escoria, pero rápido" Dice sin antes golpear la quijada del verdugo.
Saac comienza a retirar los grilletes de su cuello, manos y pies, tan pronto la libera se desploma en sus brazos
Su cabello se había teñido del rojo de la sangre, y la camisa que llevaba puesta quedaba poco de ella.
Saac retira su saco y cubre su cuerpo.
"Por favor, déjame curarlo" Le suplica mientras toca su rostro dejando una mancha de sangre.
"Mírate, estás incluso peor que él y quieres curar sus heridas"
"Por favor alfa, yo le hice una promesa, es mi amigo y no quiero quedar como una mentirosa. Acuérdate, tu mismo me dijiste que no te gustan las mentiras, déjame curarlo, odiaría verlo morir"
Saac no puede con el coraje en su interior, pero al ver al cíclope casi desmayado toma una difícil decisión, así que cumple la petición de Talisa.
La carga entre sus brazos para acercarse al cíclope, y una vez cerca comienza a curar sus heridas.
Dersi se molesta, pero ni ella ni todos los presentes podían creer lo que miraban, el milagro curativo de Talisa.
Era imposible no verlo, si cada vez que usaba sus poderes una luz azul iluminaba sus manos.
Cuando termina de curarlo y cerrar sus heridas simplemente cierra sus ojos y se desmaya.