Raquel Castellano es una adolescente de 15 años, muy dulce y noble.
Le encanta montar a caballo y practica equitación en su hacienda.
Vive con su papá, su mamá y su hermana Laila que es 3 años mayor que ella.
Tobias Lombardi es un magnate de la industria alimentaria, le gusta tener el control de todo lo que le rodea.
Es amargado, tiene un corazón frío, manipulador y despiadado.
Es caprichoso y tiene el Ego por las nubes.
Tobias conocerá a Raquel y quedará enamorado a primera vista, al ser Raquel tan joven tendrá que esperar 3 años para poder hacerla su esposa.
Su matrimonio no empezará de la mejor manera y eso dejara cicatrices emocionales en Raquel.
(El contenido de está novela fue editado, las personas que la lean por primera vez pensaran que algunos comentarios no coninciden con lo que dice en el capítulo, eso es porque tuve que editarla para que no la quitaran de la plataforma)
NovelToon tiene autorización de Regina Cruz C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Encantos de mujer.
A la mañana siguiente me levanté temprano y ví a Layla.
— Hola Laly. — Así le digo de cariño, la abrace.
— No me toques estúpida. — Apartó mis brazos de su cuerpo.
— Todavía estás enojada conmigo.
— Lo que me hiciste no tiene nombre.
— ¿Que te hice?.
— Me quitaste al hombre que amo y eso nunca te lo voy a perdonar. — Salió molesta de la casa.
— No te preocupes pronto se le va a pasar.
¿Pronto?. Ya pasó más de un año y no se le pasa.
Mi teléfono sonó. Era Claudia.
— Necesito hablar contigo, voy para tu casa.
— Está bien.
Claudia llegó, salimos al jardín y nos sentamos en una mesa donde toca la sombra de un árbol.
— ¿Porqué me engañaste?. — Tomó mi mano y me miró con tristeza.
— ¿De que hablas?. — No Entendía a lo que se refería.
— Tobías no te trata bien, tu no lo quieres.
— ¿Porque dices eso?.
— Anoche salí con unas amigas, fuí al mismo restaurante que tú, entré al baño para arreglar mi maquillaje y escuche lo que te dijo Justin. También...
— ¿Tobías te vio?.
— Si.
— Vete por favor. — Me levanté y la jale del brazo.
— ¿Le tienes tanto miedo?.— Se quedó quieta.
— ¿A quien le tienes miedo amor?. — Tobias miraba con odio a Claudia.Sentí que me faltaba el aire con solo verlo y escuchar su voz.
-- A nadie. Claudia ahora estoy ocupada hablemos después.
— Déjame ayudarte.
-- Claudia por favor. — Le lance una mirada de suplica y le apreté el brazo para que entendiera.
Claudia se fue, no sabía lo que estaba pensando en este momento.
Tobías se acerco a mi.
— Tu amiga lo va a pagar muy caro.
— No le hagas nada por favor. — Sujete su brazo con fuerza.
— Ella trato de sepárate de mi, así que voy a destruir su vida.
— Te lo suplico, no le hagas nada.
— Eso depende de ti.
— ¿Que quieres decir?. — Lo solté.
— Utiliza tus encantos de mujer para convencerme. — Me abrazó de la cintura y dejo nuestros labios a escasos centímetros. — Dejá que te haga el amor, déjame enseñarte que no es malo.
La idea de estar con el me aterra. Las veces que me ha tocado han sido horribles.
— Por favor.
No le dí respuesta.
— A menos que quieras que algo malo le pase a tu amiga.
— No, eso no. Haré lo que me pides. Hagamos el amor.
El sonrió mientras yo solo me enterraba las uñas en las palmas.
— Vamos a nuestra habitación.
Mi corazón estaba más agitado que nada. Al entrar a la recámara me cargó y me puso sobre la cama.
— No tengas miedo, te va gustar. — Se empezó a quitar su ropa. Quedó sólo en bóxer y se subió sobre mí. Besó mis labios y me desnudo poco a poco. Acaricio mi cuerpo y me dió besos en cada rincón.
— Sabes delicioso. Me encantas.
Por más que traté de disfrutar lo que pasaba no podía, mis ojos empezaron a derramar lágrimas. Había momento en que quería decirle que se detuviera pero no me atreví. Lo que me hacía no era doloroso pero tampoco agradable.
Se detenía y después otra ronda y otra. Parecía que no se cansaba.
— No sabes cómo anhelaba estar así contigo. — Me tenía desnuda en sus brazos. Yo sólo quería ir a bañarme, no soportaba estar así.
— ¿Podemos bajar a comer?
— Todavía no amor. Quiero hacerte el amor una vez más.
— ¿Qué?
— No pensarás que estoy satisfecho con lo poco que hemos hecho.
¿Poco?, pero si ya perdí la cuenta de las rondas que lleva.
— Estoy cansada y tengo hambre.
— Le pediré a alguien que suba la comida. Y te dejaré descansar, pero después serás mía durante toda la noche. — Me besó y después salió porque tocaron la puerta. Seguro era Henry.
— Come amor.
Hice lo que me pidió, comí despacio, quería alargar el momento de empezar otra vez. No me di cuenta de que la comida ya se había terminado.
— Descansa un rato. Iré por algo. — Salió de la habitación. Minutos después volvió y cumplió su palabra. Siguió haciendome suya durante toda la noche.
Al día siguiente desperté adolorida y en sus brazos.
— En una semana volvemos a Estados Unidos.
— ¿Porque tan rápido?.
— Necesito arreglar unos asuntos.
— ¿No puedo quedarme unos días más?.
— No me gusta estar separado de ti. volveremos en otra ocasión. Te lo prometo,
...Una semana después....
Estaba encerrada en mi habitación como siempre. Mi teléfono sonó.
— Hola Raquel. — Era la voz de Vladimir.
— Hola pequeño ¿cómo estás?.
— Bien pero te extraño, ¿porque no vienes a verme?.
— No puedo. Yo...
— Prometiste que me verías más seguido.
-- ¿Dónde estás?.
— En la empresa de tu esposo, mi papá vino a no se que.
Las cosas no están mal con Tobías, no creó que se enojé.
— Está bien, voy para allá.
Me cambie y me fui para la empresa de Tobías.
50 minutos después llegué.
— Qué bueno que viniste. — Me abrazó.
— ¿Dónde está tu niñera?.
— Esta por allá. — Señalo a una señora.
— Veo que Vladimir si logro convencerte para que vinieras. — Apareció Hernán.
— Es muy difícil decirle que no a un niño tan lindo. —Le sonreí y acaricie su cabeza.
— ¿Quieres comer con nosotros?.
No gracias, no me voy a arriesgar.
— Quería comer con Tobías.
— Vamos todos juntos.
— No se si sea una buena idea.
— Por favor Raquel. — Pidió el niño.
— Está bien.
Vladimir se quedó con su niñera y Hernán me acompaño a la oficina de Tobías para invitarlo a comer.
La secretaria estaba en su lugar, caminamos un poco más abrí la puerta.