Roselia fue una desafortunada chica que murió debido a que su prometido solo la uso para obtener lo que deseaba. Pero ahora, un alma había reencarnado en ella dispuesta a cambiar su destino, un destino que ya había cambiado sin que ella se lo imaginará, pero, ¿estará a salvo?, ¿que es lo que le espera?
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Capítulo 06- sus ojos...
Roselia presento a Vicenzo con sus abuelos y les hizo saber el problema que habían tenido, claro, omitiendo el ataque y quedó en que solo fue un accidente para no preocuparlos. Los abuelos de Roselia le ofrecieron hospedaje en la casa de huéspedes mientras sus carruajes son reparados y el abuelo claro que accedió a venderle los caballos que sean necesarios, incluso presumió que ha criado caballos fuertes y leales. Mientras los escoltas de Vicenzo acomodan todo, el abuelo de Roselia llevo al emperador hacia sus establos para mostrarle los caballos.
Roselia por su parte se quedo en la casa con su abuela para ayudarla con la cosechar las verduras para la cena.
— nunca imagine que tendría al emperador de los vampiros hospedado en mi casa, es realmente atractivo, ¿verdad?— sonríe sin dejar de mirar a Roselia.
— si abuela lo es. Aunque creo que es por naturaleza, inclusos son escoltas son lindos.— hasta donde vio, no hay ninguno que sea feo o gordo.
Roselia observa a los escoltas llevando lo poco que salvaron del equipaje hacía la casa de huéspedes, todos se veían jóvenes y atractivos, aunque, el emperador era el más llamativo de todos, en especial por sus exóticos ojos rojos. Roselia solo sacude un poco la cabeza, no es momento de estar deseando a un hombre, menos a uno que seguramente no verá de nuevo.
Más tarde, la cena estaba servida, se les sirvió también a los escoltas y al emperador le invitaron a sentarse con ellos en la mesa, la cena consiste en sopa de verduras y jamás asado.
— no creí que los vampiros ingirieran alimentos humanos.— comenta Roselia.
Era una duda que le surgió de repente al ver al emperador comer con naturalidad la verdura.
— no vivimos solo de sangre, esta normalmente nos sirve para que nuestro mana no se debilite, más no nos quita la vida, a menos que alguien nos mate claro.— responde.
— hay muchas que no sabes nieta mía. Los vampiros no son como en esos cuentos para niños.— agrega el abuelo.
— eso es lo que estoy aprendiendo. Espero no haber sido indiscreta majestad.— se disculpa Roselia.
— no fue así, solo era una duda y no me ofende. Además usted ha sido muy amable en ofrecerme ayuda.— Vicenzo demuestra ser bastante educado.
No como aquel hijo del conde Pregoras, ese chico le causaba incomodidad por como la mirada, pero Vicenzo en ningún momento la ha cuestionado aun cuando la vio usar magia ya que normalmente las mujeres no suelen practicarla aunque tengan el don. Tras la cena, Vicenzo se dirigió por un pasillo que lo llevaba a la casa de huéspedes, ahí habla con sus escoltas, quienes le dicen que llevara cuando mucho una semana reparar los carruajes y por el momento no parece haber disponible un lugar donde comprar otros. Si quieren llegar a Mist pronto, tendrían que ir a caballo todos pero sería una desventaja porque no podrían llevarse el equipaje.
— esperemos, aunque no creo que el problema este resuelto, es probable que tengamos que volver a Mond.— le comenta a sus escoltas.
— si me lo permite, creo que es mejor esa opción majestad, su hermana debe de saber lo que ese duque ha hecho, si no se resuelve podría causar problemas en Mist.— le comenta su general.
— buen punto Rodd. Se que querían estar en casa pronto, pero tendremos que volver a Mond.—
Los escoltas no se quejan, por el contrario apoyan al emperador, pues estaban de acuerdo con el general y saben que el problema no se ha resuelto, lo cual debe de ser informado al emperador de Mond.
— sobre la señorita Lexington, ¿estará bien?, esos lycan ya la vieron y ellos sabrán reconocer su aroma.— agrega otro joven.
Vicenzo estaba olvidando ese detalle y ahora mismo se arrepentía de haber dejado ir a todos esos lycan, no tomo en cuenta ese detalle en su momento.
— tendré que hablar con la señorita Lexington...— responde Vicenzo.
De ser necesario enviara a buscar más caballeros de Mist para proteger a la joven rubia en lo que resuelve sus asuntos con el duque Avalon y la arpía que tiene por esposa.
Después de la platica con sus escoltas, estos se retiraron para descansar, mientras que Vicenzo se había quedado despierto y es que se mantenía en alerta, pues aunque los lycan se fueron, podrían volver para intentar terminar con el trabajo. Se recostó un momento en el sofá de su habitación hasta que escucha que alguien toca a su puerta y aunque por un momento pensó que era uno de sus escoltas, no tardo en reconocer el aroma de la joven rubia, lo cual le hacía preguntarse que querría a esas horas. Abrió la puerta encontrándose con la joven de pie ante su puerta. Roselia se queda en silencio por un momento al contemplar al emperador frente ella, en verdad era un hombre atractivo, de porte imponente y alto.
— ¿en que puedo ayudarla señorita Lexington?— pregunta Vicenzo de pie en la puerta.
— ¡ah!, claro, disculpe por molestarlo tan tarde, pero, mi abuela me pidió traerle esto.— le muestra una botella de vino.
Vicenzo los recibe sin reproches.— se lo agradezco, pero, ¿no es muy tarde para que usted viniera sola?— mira por el pasillo y no había ninguna doncella acompañándola.— pudo traerlo mañana o enviar a un sirviente.
— mi abuela esta intentando hacer de casamentera, creo que le agrada y lo quiere de nieto.— comenta sin ningún rastro de pena.
Vicenzo se queda pasmado ante las palabras de la chica, no esperaba escuchar algo así y menos que ella admitiera las intenciones de su abuela.
— debo decir que usted es una dama hermosa, me halaga, pero...—
— no necesita excusarse, esta bien, soy quien se disculpa por molestarlo tarde y por las intenciones de mi abuela.— hace una leve reverencia.— disfrute su vino.
Justamente cuando Roselia estaba por irse, Vicenzo la detiene sosteniendo su brazo.
— si no le molesta, podría acompañarme a beber una copa, puede ser en el jardín.— comenta el vampiro.
— claro, una copa antes de dormir no esta mal.— le hace una seña para que la siga.
Vicenzo así lo hace, mientras ambos caminan por el pasillo apenas iluminado por las tenue luz de las lámparas. El vampiro no puede evitar observar a la joven, era hermosa y lo que mas le llamaba la atención eran sus ojos, incluso en la oscuridad parecían emitir un brillo cálido.
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No es una crítica para mal pero es hora de algo nuevo, pero lo de la época antigua es un acierto pero necesitas algo nuevo e innovador