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Héroes: Parte Uno

Héroes: Parte Uno

Status: En proceso
Genre:Acción / Comedia / Aventura / Superpoder / Héroes
Popularitas:1.5k
Nilai: 5
nombre de autor: Juan Pablo Saavedra

En este mundo puedes elegir dos cosas, ser un super héroe o una persona normal. Toda la población de la humanidad tiene por lo menos un poder, pero en el siglo XXI nace una persona que cambia por completo la humanidad y el planeta.

NovelToon tiene autorización de Juan Pablo Saavedra para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

La mitad de la prueba

Después de cuatro días de intensos combates, muchos equipos ya habían sido eliminados. El equipo de Junior seguía en pie, aunque la situación no había sido fácil. Junior aún no despertaba, y Daniela y Karoth estaban a su lado, cuidándolo y esperando a que recuperara la conciencia. Mientras tanto, Ome, Nicole y Figueroa se habían refugiado en una casa cercana, donde desayunaban antes de decidir sus próximos movimientos. Johan, Danna y Isabela se encontraban luchando contra un grupo de estudiantes de décimo, intentando mantener su posición.

En una tienda de campaña ubicada en el centro del campo de pruebas, los profesores Rubén y Edgar observaban el progreso de los estudiantes. Rubén, alto y de mirada analítica, parecía inquieto mientras miraba el reporte de los equipos que habían quedado fuera. Edgar, más bajo y con cabello entrecano, se mantenía a su lado, atento a los detalles.

—¿A qué día estamos, Edgar? —preguntó Rubén, rompiendo el silencio.

—Es miércoles ya —respondió Edgar, con voz tranquila.

—Vaya, ya estamos a la mitad de la prueba. ¿Cuántos equipos han sido eliminados hasta ahora?

—Diez equipos, Rubén. Esto se está poniendo interesante.

Rubén sonrió con una expresión astuta.

—Bien, ya que estamos en la mitad… ¿qué te parece si añadimos algo de emoción? Que sientan un poco más la presión.

Edgar asintió, compartiendo la misma sonrisa.

—Perfecto. Creo que es hora de hacer que el clima juegue en su contra.

Con un movimiento de su mano, Edgar comenzó a concentrarse, controlando el clima con su habilidad. De repente, el cielo se oscureció, y un retumbar de truenos estremeció el campo. Relámpagos comenzaron a caer aquí y allá, y todos los estudiantes sintieron cómo una tormenta se desataba sobre ellos.

En distintas partes del campo, las reacciones no tardaron en aparecer.

—¿Qué está pasando ahora? —se preguntó Figueroa, mirando al cielo, preocupada.

—¿Y ahora qué? —exclamó Danna, mientras la lluvia comenzaba a caer con fuerza.

—Parece que va a llover… y fuerte —bramó Karoth.

En cuestión de segundos, la tormenta se transformó en una lluvia torrencial acompañada de ráfagas de viento y rayos que caían alrededor de los estudiantes. Las áreas más bajas del terreno se inundaron rápidamente, formando corrientes que complicaban aún más sus movimientos. Muchos buscaron refugio en lugares abandonados o bajo árboles cercanos, mientras otros decidieron continuar con sus combates, sin dejar que la tormenta los distrajera.

Johan, Danna e Isabela estaban en medio de una pelea intensa con un grupo de estudiantes mayores y, pese a la lluvia, no pensaban retroceder.

—¡Esto es una locura! Vámonos de aquí —dijo Isabela, mientras el agua se acumulaba a sus pies.

—Concuerdo con ella —agregó Danna, tratando de cubrirse de la lluvia.

Pero Johan no cedió, observando a sus oponentes con determinación.

—No podemos irnos ahora. Dudo que estos tipos nos dejen escapar así como así —contestó Johan, sosteniendo firmemente su arma, una lanza que había creado con su poder.

Mientras tanto, en la casa donde Ome, Nicole y Figueroa habían buscado refugio, el grupo comenzó a preocuparse por Junior y su equipo. Decidieron preparar algo de comida y llevársela a Dani y Karoth, quienes seguían protegiendo a Junior mientras este permanecía inconsciente.

Cerca del río, Dani y Karoth se sentaron junto a Junior, vigilando cualquier señal de que pudiera despertar.

—Esto me tiene preocupada… —murmuró Karoth, mirando a Junior con expresión sombría—. Lleva así tres días, y no muestra señales de recuperación.

—Hay que tener en cuenta que la pelea que tuvo fue muy dura, especialmente contra aquellos que eran de su mismo grado—le respondió Daniela, en un intento de calmarla.

De repente, un extraño ruido captó su atención. Daniela, quien estaba alerta, frunció el ceño y alzó una mano, indicando silencio.

—¡Shh! ¿Lo escuchas? —susurró Daniela, tensa.

—¿Escuchar qué? —preguntó Karoth, algo desconcertada.

—¡Escucha! —insistió Daniela, con la vista fija en dirección al río.

Entonces, las dos se dieron cuenta al mismo tiempo: el sonido de una corriente de agua cada vez más fuerte, acompañado de la vibración del suelo. Sus rostros se llenaron de preocupación.

—¡Es una avalancha! —gritó Karoth, reaccionando de inmediato—. ¡Rápido, hay que mover a Saavedra!

Dani y Karoth intentaron sacudir a Junior, intentando desesperadamente despertarlo.

—¡Juan Pablo! ¡Juan Pablo! ¡Despierta, por favor! —lo llamaba Dani, sin éxito.

La corriente estaba cada vez más cerca, y no tenían tiempo que perder.

—¡Tómalo, lo cargaremos nosotras! —dijo Karoth, mientras ambas intentaban levantar a Junior con esfuerzo.

Con determinación, el equipo cargó a Junior, corriendo hacia un área más elevada para evitar ser alcanzadas por la avalancha de agua que se acercaba. La situación se volvía cada vez más crítica, y la tormenta no parecía tener fin.

—¡Pesa mucho! —exclamó Daniela, sintiendo cómo los músculos de sus brazos flaqueaban.

—No puedo más —respondió Karoth, jadeando por el esfuerzo.

—¡Natalia, mira!

Ambas giraron la cabeza hacia el horizonte. De repente, los árboles que las protegían fueron arrastrados por una avalancha de barro y escombros que avanzaba implacable. La escena era caótica, y el miedo se apoderó de ellas.

—¡Vámonos! —gritó Karoth, sintiendo que la tierra temblaba bajo sus pies.

—¿Y dejar a Saavedra aquí? ¡No! —protestó Daniela, angustiada.

—No sé qué hacer… —respondió Karoth, sus ojos reflejando la desesperación.

—¡Es demasiado tarde! —gritó Daniela.

Ambas se tomaron de las manos, preparándose para enfrentar la avalancha que se avecinaba. Sin embargo, en un giro inesperado, el torrente de agua se detuvo de repente. Unos brazos fuertes las rodearon y levantaron a Junior, llevándolo hacia una gran piedra. Eran Nicole, Ome y Figueroa, que habían llegado justo a tiempo para salvarlos.

—Junior, ¿qué pasó? —preguntó Nicole, alarmada al ver el estado de su primo.

—Nos atacaron unos del salón de él. Peleo solo contra ellos, y así terminó —respondió Karoth, con la voz entrecortada por el miedo.

—¿Uno lanzaba fuego, otro volaba y había un indestructible? —indagó Ome, reconociendo la descripción.

—Sí —asintió Daniela.

—Los mismos con los que nos enfrentamos hace días —confirmó Figueroa, frunciendo el ceño.

—¿Cuánto tiempo lleva así? —preguntó Nicole, su voz temblando de preocupación.

—Cuatro días —contestó Karoth, con la mirada fija en Junior.

—No, Junior… —murmuró Nicole, angustiada.

Los amigos se reunieron bajo la intensa lluvia, observando a Junior con la esperanza de que despertara. Mientras tanto, los profesores Rubén y Edgar se reían de la situación, disfrutando del espectáculo que ofrecían sus alumnos mientras luchaban contra la lluvia.

—Te diré lo que va a pasar mañana —dijo Rubén, con una sonrisa traviesa.

—¿De verdad? —contestó Edgar, con tono burlón.

La lluvia seguía cayendo con la misma intensidad, y los estudiantes no podían entender cómo esto era posible. Las conversaciones eran un murmullo de confusión.

—Ya es medio día. ¿Por qué sigue lloviendo? —preguntó Figueroa, mirando al cielo.

—No lo sé —respondió Ome, encogiéndose de hombros.

—Esto debe ser obra del profesor Rubén —especuló Karoth, mirando hacia la tienda.

—Junior no despierta. Debemos buscar un botiquín —dijo Nicole, decidida.

—Amor, ¿cómo salimos de aquí si estamos atrapados? No podemos irnos hasta que la avalancha se detenga —respondió Karoth, frustrada.

—Pero… —comenzó Nicole.

—Él estará bien. Su fiebre ha bajado —aseguró Karoth, tratando de mantener la calma.

De repente, un estruendo proveniente de los árboles cercanos hizo que todos se giraran.

—¿Qué es eso? —preguntó Ome, alarmado.

Cuando la explosión de agua que ocurrió, todos quedaron cegados por un momento. Al recuperar la visión, se encontraron con un equipo de nueve dos, entre ellos estaba Sharon, la prima de Junior. Ella tenía el cabello crespo y la misma estatura que Nicole, y estaba acompañada por una niña de pelo liso y un poco cachetona llamada Luisa Alejandra, quien podía manipular la gravedad. También estaba Edna Elizabeth, con cabello liso y moreno, capaz de cambiar el tamaño de sus partes del cuerpo.

—¡Hola! ¿Cómo están? Esperen, ¿qué le pasó a Junior? —preguntó Sharon, alarmada.

—Está desmayado —respondió Nicole, señalando a Junior.

—Qué mal —dijo Luisa, mientras su mano se caía a un lado.

—¿Qué? —preguntaron todos, sintiendo una repentina presión en el aire.

De inmediato, el grupo fue derribado al suelo, escupiendo sangre.

—¡No, espera! —gritó Edna, dándose cuenta de la gravedad de la situación.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Sharon, confundida.

—¡Hay que sacarlos! No se olviden que esto es una prueba —dijo Edna con determinación.

Luisa, usando su poder, endureció los cuerpos de todos para sacarlos, mientras que ella y Edna habían sacado a cuatro equipos enteros en la prueba gracias a su habilidad.

—Mira, él es mi primo. No voy a dejar a mi propio primo atrás —protestó Sharon, tratando de justificar su decisión.

—No me importa que sea tu primo. Esto es una prueba —respondió Luisa, con un tono firme.

—Espera un minuto… ¡Aaah! —gritó Edna, mientras una explosión de energía sacudía el área, causando que el suelo temblara.

—¿Y ahora qué? —preguntó Karoth, mirando a su alrededor con preocupación.

La explosión dejó a todos aturdidos. Nadie sabía qué había sucedido. Cuando lograron recuperar la vista, se dieron cuenta de que eran tres tipos morenos. Uno era muy flaco y alto, llamado Maikel; otro, alto y musculoso, se hacía llamar Steven; y el tercero, bajo pero igualmente fuerte, no tardó en hacerse notar.

—Al parecer su poder es ocasionar explosiones —dijo Ome, observando con atención.

—Esto es malo —bramó Figueroa, con la preocupación reflejada en su rostro.

—Sí —asintió Daniela, sintiendo que el ambiente se tornaba más amenazador.

De repente, la roca donde estaban comenzó a temblar y a calentarse peligrosamente.

—¡SALTEN! —gritó Ome.

Todos saltaron al agua de inmediato, pero la corriente era fuerte y arrastró a muchos de ellos. Ome logró agarrar una rama y sujetar a Nicole, mientras que Figueroa y los demás formaban una cadena, pero faltaba Junior.

—¡NO! ¡JUNIOR! —gritaron Nicole y Sharon, llenas de pánico.

—¡Quédense quietas! —ordenó Ome, tratando de mantener la calma.

Logró llevarlos a una orilla cercana. Al llegar, tomaron aire, pero el alivio fue efímero, ya que Nicole y Sharon miraron hacia atrás, angustiada al darse cuenta de que también faltaba Edna.

—¡Oigan, miren! —exclamó Karoth, señalando hacia lo alto.

Era Edna, sosteniendo a Junior en un árbol. Ome se apresuró a rescatarlos y, al juntarse nuevamente, notaron que Junior seguía desmayado. Pero pronto se dieron cuenta de que los tipos se acercaban en un bote.

—¡Rápido! —dijo Ome, apurándose para preparar un plan.

Cuando el bote llegó a la orilla, se dieron cuenta de que era el bajo y soltó a sus compañeros. Steven levantó la mano y unas plantas emergieron, atrapando a Nicole y arrojándola al agua. El grupo quedó paralizado por la sorpresa.

—¡Esto no puede ser! —gritó Figueroa.

—¡Hay que actuar! —respondió Daniela, mirando a su alrededor.

Ome se lanzó contra Steven, pero Maikel provocó una explosión que lo dejó herido y en el suelo. Los tres tipos se reían, disfrutando del caos. El tipo bajo y musculoso se transformó en una bola de demolición y se dirigió hacia ellos, pero justo cuando pensaban que era el final, un campo de fuerza apareció y detuvo el ataque. El atacante quedó electrocutado y cayó inconsciente.

—¿Qué pasó? —preguntó Figueroa, atónito.

—Yo conozco esto —dijo Karoth, sonriendo.

—¡Jajaja! Hasta que por fin —bramó Daniela, con una chispa de esperanza.

Se quedaron mirando cuando escucharon un “hola, chicos” que resonó en el aire. Se dieron la vuelta y, para su sorpresa, era Junior, quien había despertado.

—Hola. Perdón por preocuparlos —dijo Junior, sonriendo.

—Por fin —respondió Daniela, aliviada.

—¿Cuánto tiempo estuve desmayado? —preguntó, con una mirada confusa.

—Cuatro días —contestó Karoth.

—¿Ósea que estamos a la mitad de la prueba? —inquirió Junior, recuperando la claridad.

—Sí —dijo Figueroa, con la esperanza de que todo mejorara.

—¿Dónde está Nicole? —preguntó Junior, alarmado.

—Está en el agua —le respondió Ome, con el corazón latiendo rápido.

—¡¿Qué?! Hay que salvarla. Yo me encargo de estos tipos —dijo Junior, decidido.

—¡Ten cuidado! —le advirtió Sharon.

—Tranquila —respondió Junior, con una sonrisa confiada.

Se puso en guardia y, con su velocidad sobrehumana, golpeó a Maikel, mandándolo a volar hacia el agua. Luego golpeo a el otro, pero Steven se agarró de un árbol para no caer.

—¡Sigues tú! —gritó Junior, dirigiéndose hacia el otro.

Pero justo entonces, Maikel emergió del agua y provocó una explosión que Junior logró esquivar, aunque recibió un golpe en la espalda del bajo que lo hizo tambalear hacia los demás, pero se fue al cielo rápido.

—¡Esto es un desastre, Saavedra! Te recomiendo que no vueles —advirtió Figueroa.

—¿Por qué? —preguntó Junior, confundido.

—¡Porque estamos en una tormenta eléctrica! —le gritó Sharon.

—¿Y? —respondió Junior, aún sin entender.

—¡Caen rayos del cielo! —le aclaró Karoth.

—Ah, ya entiendo… —dijo Junior, justo cuando un rayo cayó y lo electrocutó.

—¡Mucho imbécil! —bramó Maikel, burlándose de Junior.

—¡Este chico! —respondió Daniela, viendo la escena con incredulidad.

Mientras tanto, Steven intentaba acercarse a la orilla. Sin embargo, Junior emergió del agua y le dio un cabezazo en el estómago, lanzándolo al cielo. Con un fuerte relámpago, Junior lo atacó de nuevo, sacándolo del campo y dejándolo descalificado.

—¿Qué? Cualquiera estaría inconsciente o muerto —dijo Maikel, sorprendido.

—Sí, es raro —asintió Figueroa, viendo cómo Junior se mantenía de pie.

Junior, lleno de energía, se rodeó de rayos. En lugar de dañarlo, estos lo potenciaron, y se lanzó hacia Maikel con una velocidad impresionante. Lo golpeó con tal fuerza que también fue descalificado, mientras que el otro, lo levanto y lo saco del campo.

—¡Sacó a un equipo entero él solo! —exclamó Ome, mientras salvaba a Nicole de la corriente.

—¡Jajajaja, qué bien! —gritó Sharon, emocionada.

Con el caos disipándose y el peligro alejado, todos sintieron una ola de alegría. Los chicos abandonaron la orilla, buscando un lugar seguro donde descansar y recuperar fuerzas para lo que les esperaba en el próximo desafío de la prueba.

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REKKIEN
voy a dejar mi más sincera opinión:
soy nuevo en este lugar y en todo el tiempo que tengo aquí (2 días XD) eres el mejor que escribe. PERO ahí te va
Narras bien, pero te falla en cuanto a colocar los tiempos y los sucesos, osea, se entiende a dónde vas, pero vas muy rápido y no dejas q lo demás tome se desarrolle o tome explicación. Muchos datos en muy poco tiempo. Te recomiendo que tengas un poco más de paciencia y orden para escribir en cuanto a dar datos se refiere (yo sé q todos tenemos y queremos dar nuestra historia a conocer pero no hay q comer ansias)
Juan Pablo Saavedra: Gracias por tu comentario. Tienes otra observación. Me sirven los comentarios como estos ❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹
total 1 replies
Mary Ureta
no subestimen esta obra, ami me ha dejado muda, no me esperaba una trama tan interesante y atrapante, denle una oportunidad la verdad.yo no me arrepiento 💕
Mary Ureta
impresionante, sigue asi, te tengo fé 💕
Danloz
ese equipo está muy roto
lapilotita12
Q emocionante, has logrado atraparme desde la primera palabra, y no puedo esperar por más!
Dianapunky
¡Me ha dejado sin palabras! Esta novela debe seguir y seguir. ❤️
Juan Pablo Saavedra: Gracias. Espero te guste y que le des mucho apoyo y amor. Muchas gracias
total 1 replies
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