Simoné es una chica de 25 años que lucha por obtener siempre lo que le gusta. Nada la detendrá por lograr sus objetivos, aunque tenga que luchar con su propia... ¡madre!
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La tóxica de Simoné
Y luego, ¿qué hay de tu novio?, supe que andabas de novia con un tal Macario.
Nada más es una pantalla para ocultar mi amor por Iván.
Ay Simoné, qué mal estás.
No me critiques, no me siento nada bien.
Ves, conmigo no sufrías nada, yo te daba todo el amor que tú querías y eras feliz, ¿qué fue lo que te cambió? ¿Acaso ese Iván vale la pena para que tú y tu madre estén peleando por él?
Tú dices eso porque eres hombre, si fueras mujer me entenderías.
Qué bueno que no soy mujer, las mujeres son tan complicadas.
Entonces sucedió lo inesperado, Simoné se le fue a sus brazos y lo besó.
Charly no se pudo resistir y también la besó.
Entre beso y beso, Charly la llevó a su cuarto.
Y ahí, a resguardo de miradas indiscretas ambos se entregaron a la pasión.
Charly la hizo suya una y otra vez, recordando todo el pasado que hubo entre los dos, reavivando el fuego de la pasión.
Simoné se entregó a ese hombre que tanto le gustaba, pero no quería reconocerlo.
Se aferraba a él como un náufrago a la barca.
En ese momento, Charly no era un caballero; simplemente, era un hombre enamorado.
Enamorado de esa mujer que lo hacía vibrar hasta la última fibra de su ser.
¿Por qué no reconoces que me amas, Simoné?
Charly, esto no quiere decir nada, simplemente fue un acostón y ya. Solo somos un hombre y una mujer deseosos de amar.
Simoné, por favor, vamos a seguir siendo novios tú y yo. Somos el uno para el otro.
Ambos personajes estaban desnudos en la cama.
Charly le acariciaba una pierna por debajo de la sábana.
Ya te dije que yo al que amo es a Iván.
¿Y entonces por qué hiciste el amor conmigo?, preguntó Charly.
En ese momento no me sentía bien y una cosa llevó a la otra, pero eso no quiere decir que esté enamorada de ti.
Bueno, está bien. Será mejor que te vayas a tu casa.
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Es inútil, mi amor. Simoné no está por ningún lado, no veo su coche.
¿Habrá regresado a la casa?
No lo sé, tal vez sí, regresemos.
Simoné estaba muy quitada de la pena viendo la televisión en la sala de estar. Así la encontraron Iván y Teresa cuando llegaron.
¿Te parece bien hacernos esto Simoné?, dijo Teresa molesta por la actitud de su hija.
¿Qué es lo que te estoy haciendo, madre?, Simoné mostró una cara de total inocencia.
No te hagas la tonta, ¿a dónde fuiste?, estaba preocupada pensando que te podría pasar algo malo.
Mamá solo fui a dar la vuelta, quería calmarme, es todo. Y tú, Iván, ¿acaso no tienes casa?
Uy, miren a la niña. Si tengo casa, pero estoy aquí con tu madre.
Simoné, no le faltes al respeto a Iván.
Simoné los remedó...
"Simoné no le faltes el respeto a tu madre, Simoné, no le faltes el respeto a Iván...".
Ya me tienen harta los dos, ¿por qué no se casan y se largan de aquí?
Si nos vamos a casar, pero todavía no. Ya faltan unos cuantos meses.
Cuatro, para ser exactos, dijo Iván.
Y ahora, ¿quieren dejarme ver la tele, por favor?
Iván y Teresa se fueron a su cuarto.
Tu hija está muy rara, Teresa, ¿qué crees que le pase?
Teresa no supo qué contestar.
Ojalá lo supiera, ella está muy rara y no entiendo qué es lo que le está pasando. Tal vez esté celosa de mí porque te hago más caso a ti que a ella, según sus palabras.
Eso sería normal en una niña de 10 años, 12, pero Simoné tiene 26 años. Ya es una mujer hecha y derecha. ¿De qué siente celos? Tú eres su madre, no dejarás de serlo porque te cases conmigo, entonces, ¿cuál es el problema?
No lo sé, no tengo ganas de pensar, déjame en paz.
Teresa se acostó y se volteó dándole la espalda a Iván.
Iván hizo lo mismo, pero lejos de darle la espalda, la abrazó.
Princesa, no discutamos nosotros también por tu hija, por favor, yo te amo de verdad y no quiero que esta situación nos separe.
¿Cómo se te ocurre echarle la culpa a mi hija de todo esto? Ella tiene razón en estar celosa, nunca nos hemos separado, no veo por qué ahora tenga que ser diferente.
Cálmate, amor. Yo sé que estás muy sacada de onda por lo que está pasando, pero tú tienes que agarrar al toro por los cuernos, no te dejes manipular por ella.
¿Ahora hasta manipuladora?, ¿qué es esto Iván, una guerra de poderes? Tal parece que tú y mi hija se están peleando por mi atención.
No, mi amor, ¿cómo crees? Pero no permitas que Simoné te haga sentir mal. Nosotros no estamos haciendo nada malo. El amor es espontáneo, y eso es lo que nos pasó a nosotros. No me digas que estás dudando en casarte conmigo.
Claro que no, yo también te amo, Iván, pero me preocupa la actitud de mi hija.
Eso pasará en cuanto tú y yo nos casemos. Ella se tendrá que acostumbrar. Al fin y al cabo ella también tiene su novio y espero que sea feliz con él.
Yo también deseo con toda el alma que ella pueda encontrar la felicidad como yo la he encontrado en ti. Pero eso no depende de nadie más que del destino, ni siquiera Simoné puede saber lo que le depare.
Bueno, olvidemos de este asunto, ¿quieres?
Después de esa plática ambos decidieron saciarse el uno del otro.
Los gemidos y demás se escuchaban hasta afuera. Simoné los oía y más coraje le daba, se tapó la cabeza sumamente molesta. Una ola de celos, rabia, coraje, se mezclaban en ella provocando una bomba en su interior.
"¿Por qué, madre?, ¿por qué Iván se fijó en ti y no en mí, si estoy más joven y más hermosa que tú? sto no es justo.
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Simoné se levantó muy temprano al día siguiente y se fue a trabajar sin desayunar, ni siquiera les avisó a su madre ni a Iván.
Su jefe la vio muy temprano y se asombró.
Vaya, vaya, ¿te caíste de la cama o qué? Es la primera vez que llegas muy temprano.
Buenos días, lo que pasa es que tengo mucho trabajo por resolver y necesito ponerme al día. La gente no deja de quejarse y tengo que arreglar todos esos problemas, de lo contrario, podríamos hasta perder clientes.
Bueno, pues no te distraigo más, me gusta mucho esa actitud tuya de servicio.
Como gerente general, Simoné tenía que atender a mucha gente por diferentes trámites.
Aunque no era muy atenta con los clientes, sí resolvía la mayoría de los problemas.
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Teresa se levantó media hora más tarde que Simoné y descubrió que no estaba el desayuno hecho, se extrañó porque su hija siempre se lo preparaba.
Fue asomarse al cuarto de ella, solo para descubrir que Simoné no estaba.
"Se fue sin avisarme siquiera", pensó.
Teresa fue a la cocina a preparar el desayuno para ella y su novio.
Iván se levantó y fue a la cocina al oler el rico aroma del desayuno.
Hola amor, ¿ahora te tocó cocinar?
Sí, mi hija se fue y no nos avisó.
Bueno, no importa, ya regresará más tarde cuando salga del trabajo.