En está historia veremos a una joven, dispuesta hacer lo que sea para salvar la vida de su mamá, pero, ¿Qué pasará con ella, si en el proceso se enamora? Los invito a leer.
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Cap. 19
Comenzaron con la sesión, Eykel no le había dirigido la palabra a Sorimar, por algún motivo estaba molesto con ella, algo que ella no entendía.
La sesión de fotos era en lencería, Sorimar tenía puesto un diminuto conjunto rojo, todos los presentes en el estudio no dejaban de mirarla, incluyendo a Eykel.
Para él, tener a esa mujer ahí, casi desnuda, mostrando sus hermosas curvas, resultaba ser muy excitante. No deja de mirarla con morbo, en su mente veía de todas las formas que le gustaría hacerle el amor.
Sus pensamientos eran tan eróticos que automáticamente tuvo una erección, una erección que le impedía seguir trabajando. Salió del estudio fotográfico sin decir nada, fue directamente a donde Gladys la jefa de personal, ella era otra de sus amigas íntimas.
Después de un rato él regresó para continuar con la sesión, Sorimar no dejaba mirarlo.
— Luchi, me dejó como una estúpida, se fue sin decir nada, y regresó con su carita fresca.— comentó ella.
— Ese, estaba follando linda.— argumentó Luchi, haciendo gestos y movimientos.
— ¡Ay por Dios!, no creo mira a Paola ahí.
— ¿Tú piensas que esa insignificante es la única mujer de ese playboy?. Verte ahí toda maldita y poderosa, le provocó una erección y se fue a bajar la calentura.— acertó su amigo.
— Eso no es cierto… A ese hombre no le gusto como mujer.
— Vamos a continuar— dijo Eykel en voz alta.
Horas después
Terminaron la sesión de fotos, Sorimar se estaba vistiendo para irse a la agencia Green, Eykel estaba inquieto, tenía que hablar con ella.
— Salgan todos, ¿señorita de la Rosa podemos hablar?
Ella se sorprendió, él no le había dirigido la palabra y ahora quería hablar con ella. Se sentó en un sillón, muy nerviosa, cada vez que estaban solas su corazón se aceleraba.
Él se acercó a ella y le susurra al oído.— ¿Por qué lo besaste en la mejilla? ¿Acaso no estás enamorada de él? — le preguntó respirándole en el cuello. Ella se levantó, y se alejó de él.
— Si eso es lo que quieres saber, te vas a quedar con las dudas, permiso.
Antes de salir la sujetó por la cintura y le habló cerca de sus labios. — ¿por qué no me dices la verdad?
— Porque no tengo que hacerlo. Ahora sí, permiso.
Unos días después
Esos días habían sido muy difícil para Eykel, no soportaba ver a Maicol frente a su agencia, tampoco verlo con Sorimar. Tanta era su frustración al verlos juntos, que deseaba que terminaran su relación, odiaba ver a su enemigo feliz. Cada vez que lo veía recordaba lo que pasó con Jazmín.
Era de noche, el joven estaba sentado en el balcón de su casa, tomando whisky. No dejaba de pensar en Sorimar, eso era extraño, pero sentía la necesidad de verla. Estaba perdido en sus pensamientos, cuando llegó Edwin, su amigo y asistente de trabajo.
—Eykel, te he llamado mil veces.
— Perdón, no sé dónde deje mi celular.
— Necesito la carpeta de la campaña de cosméticos Ezlay, la trajiste con las demás. Últimamente, estás muy distraído, ¿por qué estás tan pensativo?— expuso su amigo, y se sentó.
— Estoy pensando en Sorimar, quiero que termine su relación con Maicol.— soltó sin rodeos.
—Brother, estás obsesionado con esa mujer, déjala, tranquila. No parece mala mujer.— sugirió mientras se sirvió un trago de whisky.
— Edwin, ella es una interesada, lo que le importa es el dinero, ahora trata de aparentar una santa con todos.
— No sabes las razones por la que participo en la subasta.
—Por dinero, ¿por qué más lo haría?, nada justifica lo que hizo.— se dio un trago de whisky.
— Lo que estoy notando en tu actitud no me agrada. Habla de ella de una manera extraña, tú no eres así.
— Son ideas tuyas.
Mientras ellos se debatían en ese tema, Sorimar se debatía con sus pensamientos. Estaba mirando por la ventana, pensativa y algo triste.
— Linda, gobiérnate, pisa tierra, tiene rato en las nubes, Eykel Cáceres, el cretino¿verdad?— dijo Luchi
— No te puedo mentir… Me haces falta verlo.
— Mi Sol, eres mi mejor amiga, la hermana que nunca tuve, no te quiero ver sufriendo por ese hermoso y pesado cretino.