La Princesa Y El Tutor

________ 6 meses después.

Layla leía el periódico que le daba información de su reino, pues aunque ella quería darle su merecido a su padre no podía abandonar del todo a su país. Preocupada por un artículo en especial que declara que las decisiones del emperador actualmente podría afectar más la economía del país en los últimos meses desde que la emperatriz se fue.

Ella pensaba que su imperio no debía sufrir por la estupidez de su padre, y ahora que están sin un líder adecuado no piensa dejarlo más así. Su padre aún cegado del orgullo no fue capaz de aún aceptar el acuerdo, y es cuando Layla tiene que actuar por el bienestar de su pueblo.

— Layla...— llegó Darcy por petición de ella.

— perdón por sacarte de tu entrenamiento, pero necesito tu ayuda.

— lo que sea, ahora más que nada tengo que cuidarte y aliviarte el trabajo.

— necesito volver al imperio trébol. No puedo esperar más la respuesta de mi padre.

— ya es hora ¿No?

— si, le avisaré a mi madre de ello.

— oh, creo que eso no será posible en estos momentos.— ríe él. A lo cuál Layla le causa bastante curiosidad.

— ¿Ah, si?... Ya veo. Mi madre está rehaciendo su vida, es natural que ahora esté más ocupada. Por una parte me alegro mucho, no quisiera molestarla por mi presencia. Le comentaré de ello más tarde. Mañana mismo iré al imperio.

Más tarde, luego de avisarle a su madre sobre los acontecimientos de su imperio natal, ella no evitó sentirse mal por irse y dejar su nación en manos de un idiota.

— es mi culpa también... Tantos años de que el imperio fuese uno de los mejores y por culpa de Enrique este comenzando a colapsar.

— no, no, madre no te culpes, eres un ser humano que también necesita vivir una vida tan plena como un ciudadano sin poder político. Yo iré arreglarlo ya que es mi deber y mi correspondencia.

— ¿Seguro?... Ahora más que nada debes cuidar tú salud y-...

— estaré bien, Darcy me acompañará... Es muy sobreprotector y lo entiendo. Por eso estaré tranquila en el viaje y por supuesto que me cuidare más que nada. Quiero que te quedes y disfrutes de tu tiempo con su majestad.

— y la verdad... Es que ya no me puedo separar de él, siempre quiere estar conmigo y yo también. Es muy dulce a pesar de su apariencia hostil.

— me complace escuchar eso, madre...

Miriam no evitó abrazar a su hija y desearle lo mejor en su viaje y con su padre para que todo se resuelva sin ningún conflicto, pero conociendo a Enrique será una batalla contra un burro en el poder.

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Luego de días de carretera, al fin llegaron al imperio trébol, el carruaje imperial fue escoltado por todo el camino por obligación del emperador Harold, ya que quería toda la seguridad para su familia.

Layla tenía tiempo que no pisaba sus tierras, al hacerlo puedo ver el mal mando que su padre llevo durante los pocos meses. No podía asimilar que todo esto pasó tan rápido, sin embargo, ella se jura así misma en acomodará está economía, Darcy de ante mano le promete en ayudarla en sus deberes, pues como los futuros emperadores tienen que ayudarse mutuamente y más por una gran razón que Layla presentaba.

Al llegar al palacio, su padre se presenta en toda la puerta, él trata de recibirla con un abrazo, pero Enrique miró con asombro el vientre de varios meses de embarazo de su hija y bajó los brazos.

— padre, he venido para ofrecerte una vez más el trato.

— Layla... Voy hacer abuelo...— dijo un poco impresionado.

— ¿Abuelo?... No lo creo... No fuiste un gran padre la mayor parte de mi vida, y ahora quieres ser abuelo para mí hijo. Isabel puede darte todos los nietos que quieras, yo solo vengo a recuperar mi imperio de tus manos.

— Layla... ¿Aún insistes en eso?... Yo pensé que viniste a verme.

Layla fuertemente cerró los ojos, no podía creer con lo que estaba escuchando.

— ¿Te sientes capacitado para dirigir está nación?... Mírate, tienes ojeras, no has dormido ni mucho menos descansado. No puedes sin la ayuda de mi madre.

— si me siento capacitado podré seguir haciéndolo hasta que muera. Sí solo viniste a lo mismo, no creo que tu visita sea tan larga.— le da la espalda y aclara— si te nace ayudarme estaré esperándote en mi oficina.

Layla saca un gran suspiro al ver a su padre irse sin más.

— es más terco de lo que pensé. Pero mi plan seguirá siendo el mismo, ahora estoy cansada del viaje, lo hablaré mañana fuertemente con él.

— vamos... Te llevaré a la habitación. Él se ve agotado, en algún momento tendrán que aceptar.

— y tiene, de lo contrario, lo obligaré a irse. No puedo dejar perder todo lo que mi madre luchó por el imperio, no puedo.

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Tiempo más tarde, Enrique aún se encontraba en su oficina ya muy de noche. Tenía varias pilas de documentos al cual tenía que llenar, responder y atender.

Su semblante agotador daba a entender de que no podía con todo ese trabajo. En ese momento llegó Graciela reclamándole de que su cuenta bancaria había sido bloqueadas por él.

— ¿Acaso no te explique que no podía gastar más de lo debido?... En estos meses a pesar de ser muy pocos, se ha ido rápidamente el estado financiero del imperio. No puedes sacar más dinero del banco.

— ¡¿Pero eso que tiene que ver conmigo?! Yo soy prioridad para tí, ya que como no soy la emperatriz, por lo menos debo tener una vida más cómoda a tu lado.

— mira... Si eso es lo único que vas a decir, retírate, ahora estoy ocupado y con lo inútil que eres ahora no me eres de gran ayuda.

Graciela se asombró de mal gusto, y sale del despacho de Enrique enfurecida. Aquel emperador resopla con melancolía y aclara.

— ¿Que haría Miriam en esta situación?