En una mezcla de desesperación y determinación, Abigail, una Santa casada con el Duque Archibald, se enfrenta a un oscuro giro del destino. Luego de una confesión devastadora por parte de su esposo sobre su infidelidad con una plebeya, Abigail toma una decisión drástica: pedir el divorcio y romper con el matrimonio que la ha oprimido por años. Sin embargo, esta vez no es una simple víctima. Tras una misteriosa reencarnación, ha regresado al pasado con el conocimiento de su fatídico futuro.
NovelToon tiene autorización de Alfredly para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 9
Al día siguiente, en el comedor del palacio, se encontraban el príncipe Arthur, Lewis, Abigail y Matius, el pequeño príncipe.
—Buenos días, hermanita Abi, ¿me recuerdas?
—Buenos días, príncipe Matius, ¿cómo podría olvidar tan bello rostro y estas lindas mejillas?
—Jeje, hermanita, ¿ya te encuentras mejor? ¿Ya no te duele nada?
—Claro que estoy muy bien, mis heridas sanaron y también dormí demasiado, así que estoy al cien por ciento.
—Buenos días, Abigail, espero que su noche de sueño haya sido estupenda.
—Así fue, príncipe... perdón, digo, Arthur.
—Bueno, primero comamos para que no se enfríen los alimentos, y luego tocaremos el tema de anoche.
Todos proceden a comer, y al finalizar, una sirvienta se lleva al pequeño príncipe Matius.
—Bien, Abigail, dime, ¿de qué querías hablar?
—Para ser exactos, quisiera informarles que estoy al corriente sobre la guerra que se avecina. También estoy al tanto de todo lo que está ocurriendo en los alrededores del palacio y en el ducado de Archibald.
—Abigail, ¿cómo es que te has enterado de la futura guerra? Ese es un tema muy delicado y no se ha compartido con nadie. Ni siquiera se lo he dicho a tu hermano, Lewis.
—Estoy más que informada. También sé que la guerra se llevará a cabo contra el Imperio Liones, ya que últimamente han estado invadiendo pueblos y proclamándolos como parte de su territorio. Sé que este asunto es grave, así que no quiero andar con infantilidades. Desde que decidí tomarme un descanso del trabajo en el ducado de Archibald, me he dado el lujo de investigar la plaga que azota el pueblo cercano, y he descubierto que la plaga y los ladrones están vinculados con el modo de ataque del Imperio de Liones.
—¡Espera, Abigail! ¿Qué estás diciendo? Nunca hemos recibido ningún reporte de un brote de plaga, y tampoco de ladrones merodeando el ducado del conde Archibald.
—Espere un momento, príncipe... ¿Acaso Archibald no ha mandado un informe de la situación?
—No me ha llegado ningún documento con esa información. Esto es un asunto muy grave.
El príncipe Arthur sale un momento a la puerta y llama a una sirvienta.
—Escucha, dile al conde Archibald que no se retire del Imperio, dile que deseo hablar con él en la tarde.
Arthur regresa al comedor y se vuelve a sentar.
—Dime, Abigail, por ahora no voy a cuestionar cómo es que sabes de la futura guerra, pero a cambio, cuéntame por qué tocas este tema.
—A eso quería llegar, Arthur. Últimamente he estado trabajando con uno de los mejores herreros del Imperio para crear un artefacto que puede inclinar la balanza a favor de nuestro reino. Por ahora, cuento con estos dos prototipos.
—Esto parece un ladrillo... ¿Cómo se supone que esta cosa cuadrada nos ayudará?
—Príncipe, déjeme presentarle el Radiotransmisor. Este artefacto permite la comunicación entre varias personas. Este artilugio ayudaría a transmitir información de manera precisa y en directo. Solo basta que los Radiotransmisores se conecten a la misma conexión de maná para que podamos escuchar lo que la otra persona diga.
—Esto es muy interesante, Abigail. Si lo que dices es cierto, esto de verdad nos puede servir en la guerra, pero, ¿podrías darnos una pequeña muestra?
—"Ya me imaginaba que dirías eso, así que hice que un mago imperial cargara las piedras de maná". Príncipe, tome este. Yo me iré a la otra habitación con este otro.
Abigail sale del comedor y comienza a hablarle al Radiotransmisor.
—Esto es algo increíble. Es como si Abigail estuviera hablándome directamente en la cara. Esto es más que una maravilla. Dime, Abigail, ¿cuántos tienes? ¡Voy a comprar todos! Solo dime un precio.
—El príncipe tiene razón, este artefacto es increíble, sería de gran ayuda en la guerra. Pero, ¿cómo se te ocurrió algo así?
—Bueno, este invento está en modo prototipo, aún le faltan algunos cambios y mejoras. Solo existen estos dos por ahora, pero una vez que consiga piedras de maná suficientes, podremos comenzar la fabricación definitiva.
—¿Así que por eso querías que yo estuviera en esta reunión?
—Efectivamente, hermano.
—Es verdad que nuestra familia cuenta con ese recurso de piedras de maná casi de manera infinita, pero eso tendremos que hablarlo con nuestro padre, ya que él es la actual cabeza de la familia.
—Sí, eso lo sé. Por eso te lo encargo, hermano.
—Vamos, Abigail, no le des tanto trabajo a tu queridísimo hermano, jajaja. Está bien, hablaré de este tema con nuestro padre para ver qué decisión toma.
—En ese caso, Abigail, ¿estarías dispuesta a dejarme estos artefactos por un día? Quiero mostrárselos a mi padre, el Rey, para ver si nos brinda su apoyo.
—Cuento con ustedes. Espero que todo nos vaya bien.
Después de la reunión, el príncipe Arthur se reúne con el Duque Archibald.
—Es un gran honor que su excelencia me haya dejado hospedarme en el Palacio y que además de eso necesite hablar conmigo. "Esto es estupendo, mi suerte está comenzando a mejorar. No esperaba nada de esto, es increíble que haya llegado hasta aquí. Aunque no he visto a Abigail desde anoche... ¿dónde estará?".
—Duque Archibald, hay algo de lo que quiero hablar con usted, pero no cuento con mucho tiempo porque quiero hablar con mi padre lo antes posible, así que seré breve con usted. ¡¡¿Qué demonios está pasando en su ducado?!!
Continuará...
Mañana subo los capítulos 10 y 11 en la noche.