DULCE JUEGO

Como era de esperarse, el ladrón estaba en el mismo lugar que había robado a ISMAR. ISMAR sonrió irónicamente. "Qué pena que no hiciste un buen trabajo, porque si lo hubieras hecho, no te vendría a buscar".

El ladrón, sorprendido, empezó a correr, pero fue atrapado por el acompañante de ISMAR. ISMAR se acercó a él, con una mirada fría. "Canalla, hoy te mueres por dos cosas: por hacerme daño y por no hacer bien tu trabajo".

El ladrón rogó clemencia, pero no fue perdonado. La persona que acompañaba a ISMAR lo mató cruelmente, pero ISMAR, en su corazón, no sentía dolor alguno. Era una persona sin emociones.

Después de asesinar al ladrón, ISMAR regresó al hospital para no levantar sospechas. Eran las tres de la mañana y FERNANDO recibió una llamada de NICOLÁS. "Hola", respondió FERNANDO.

"Hola", dijo NICOLÁS. "Hay dos nuevos asesinatos".

FERNANDO se sorprendió. "¿Ya voy para allá?".

NICOLÁS asintió. "Ok, lo espero".

Después de un rato, FERNANDO llegó a la estación de policía. NICOLÁS lo recibió. "Ya se revisaron los cuerpos, pero parece que es el mismo asesino".

FERNANDO se acercó a los cuerpos y se sorprendió. "Este doctor lo conozco, él trabaja en el hospital central. ¿Por qué este asesino lo apuntaría?".

NICOLÁS se encogió de hombros. "Y este dicen que es un ladrón, pero lo estamos verificando".

FERNANDO asintió. "A él también lo conozco. Él fue quien apuñaló...".

NICOLÁS lo interrumpió. "¿A quién, FERNANDO?".

FERNANDO suspiró. "A una señorita que conocí".

NICOLÁS asintió. "Lo encontraron a una cuadra del hospital".

FERNANDO se acercó a la ventana. "Hay que ver si hay cámaras de seguridad".

NICOLÁS asintió. "Pero también hay que saber que el asesino los mata donde no hay cámaras de seguridad".

FERNANDO suspiró. "Si, el asesino es muy cuidadoso. No es alguien que se deje atrapar fácilmente".

NICOLÁS asintió. "Esperemos que amanezca para ir al hospital a investigar y ver si hay testigos".

A primera hora del día, fueron al hospital a investigar la muerte del doctor. Preguntaron a todos, pero nadie sabía nada y todos se sorprendieron al escuchar la noticia. FERNANDO decidió descansar y se fue a visitar a ISMAR.

Esta vez, no era ella quien tenía el control, pero aún así, la voluntad de la ISMAR original prevalecía en su cabeza. ISMAR, en su otra personalidad, sonrió. "Es usted".

FERNANDO sonrió. "Si, soy yo. No me voy a dar por vencido hasta que me conozcas y cambies de opinión sobre mí".

ISMAR, en su personalidad original, respondió. "Un amorío con usted es patético".

FERNANDO sonrió. "Señorita ISMAR, yo nunca hablé de amor".

ISMAR frunció el ceño. "Usted me enoja. Además, si tuviera que enredarme con alguien, no lo podría hacer".

FERNANDO se acercó a ella. "¿Por qué lo dice? ¿Acaso no somos libres de amar?".

ISMAR sonrió tristemente. "No todos nos podemos dar ese lujo de amar".

FERNANDO se acercó más a ella. "¿Por qué lo dice como si fuera un pecado para usted?".

ISMAR se alejó de él. "Hay cosas que no se pueden hacer o romper porque una vez hecho, su lazo es muy fuerte".

FERNANDO sonrió. "¿Por qué no lo intenta?".

ISMAR se enojó. "Ya me está fastidiando su preguntadera. ¿Por qué no se larga de mi espacio?".

FERNANDO sonrió. "Señorita ISMAR, usted es de muy mal humor. Pero que tal si yo le doy la oportunidad de amar".

ISMAR frunció el ceño. "No lo intente porque no lo voy a aceptar".

FERNANDO se acercó a ella. "¿Quién dijo que no? Aún es muy pronto para rechazarme".

ISMAR se alejó de él. "Qué irritante es ese hombre. Me colma la paciencia".

Ese día, la daban de alta a ISMAR. Ella esperó pacientemente hasta poder irse. Después de salir del hospital, se dirigió a su casa y, al entrar, vio todo como lo había dejado.

ISMAR suspiró. "Qué triste está esta casa. No crees", se preguntó a sí misma. Y ella misma respondió: "Claro que sí, por no compramos una tortuga como mascota". Estaba hablando con su otra personalidad, que le preguntó:

"¿Por qué no somos la misma persona? Seamos una sola".

ISMAR respondió. "Ya matamos a muchos. Ya no quiero seguir. Solo quiero morir tranquila".

La otra personalidad insistió. "De qué tienes miedo. Si nadie te cree, para ellos no eres nada. No nos mintamos. En el fondo, quieres acabar con ellos".

ISMAR sonrió. "Es verdad. Quiero venganza. Quiero verlos morir como yo muero en vida. Pero...".

La otra personalidad la interrumpió. "Tú sabes que soy los sentimientos y emociones que tú suprimes. Vuélvete yo y yo tú. Saca el dolor que tenemos".

ISMAR asintió. "Algún día tendremos que finalizar".

La otra personalidad sonrió. "Sé que tendremos que finalizar algún día. Pero antes de eso, cumplamos nuestro deseo. Hagamos una organización que sea la más poderosa. Que ni siquiera la policía pueda destruirnos. Y acabemos con todos los que nos hagan daño".

ISMAR sonrió. "Hagámoslo. Yo te acepto si tú me aceptas".

La otra personalidad asintió. "Yo te acepto. Poco a poco, no acostumbraremos una con la otra". Y ambas personalidades se rieron a carcajadas.

En la estación de policía, FERNANDO pensaba en ISMAR. "Ella es dura consigo misma y es muy difícil de tratar. Y un poco distante. Pero me alegra conocerla. Voy a cambiar la opinión que ella tiene sobre mí. Voy a hacer que piense en mí más que en otras personas. Voy a hacer que ella cambie su pensar del amor".

NICOLÁS lo interrumpió. "Ya sabemos qué dice el anillo".

FERNANDO se sorprendió. "¿Qué dice?".

NICOLÁS respondió. "Parece que es una confección. Dice: 'El encuentro del destino'. Y por dentro tiene un inicial. Es la 'I'".

FERNANDO pensó por un momento. "Nombres de hombre con esa inicial... ¿IVÁN?".

NICOLÁS asintió. "También puede ser IKER".

FERNANDO se encogió de hombros. "Pero si fue su pareja quien se lo regaló...".

NICOLÁS completó la idea. "Entonces, es probable que sea alguien cercano a El o ella.

FERNANDO se levantó de su silla. "ME Voy" (Pensando ) voy a seguir investigando. Quiero saber más sobre ISMAR

FERNANDO salió de la estación de policía y se dirigió a su auto. Mientras conducía, pensaba en ISMAR y su misterioso pasado. De repente, vio a ISMAR salir de su casa y la siguió.

FERNANDO pensó para sí mismo. "Después de todo, Dios me ayuda. Por qué creo que está es su casa. Voy a seguirla".

ISMAR, mientras caminaba, pensaba. "Siento que alguien me sigue. Es mejor si paso de desapercibida. No quiero dar a conocerme tan rápido. Solo por no saber manejarme bien".

FERNANDO continuó siguiendo a ISMAR, sin saber que ella era consciente de su presencia.