En desarrollo
Larry Russo es un CEO italiano que decide comenzar su vida en Nueva York luego que su prometida Aurora muere de un disparo en la cabeza en un asalto.
Años después se cruza con Abigail, una profesora de la universidad donde él impartía una conferencia, donde él queda prendado de ella por el enorme parecido con su novia fallecida. El destino da un tire y jale en la vida de Abigail, cuando la madre de ella necesita un trasplante de hígado para vivir.
Larry y Abigail, entrecruzan sus vidas y el destino les tiene un contrato.
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XVII.
ABIGAÍL GRUBSTEIN
Regresé a casa de Larry. Al final, en una semana me voy a España.
Él me llevó a la universidad.
Lo primero que hice fue hablar con Ernesto. Le conté que me había casado con Larry y que de por medio había un contrato. Así como, la situación que estaba pasando. Le pedí que por nada del mundo le contase si él le preguntaba donde era mi maestría.
— Está bien. No sabía que él era tu esposo. Y no te preocupes por mi parte no diré nada de tu ubicación real, Pero mantendremos que la maestría será en Bélgica.
— De acuerdo.
No sé si hago lo correcto. Pero quiero y necesito ese tiempo para mí, para pensar con calma todo sin presiones. No todas las personas procesamos rápido las situaciones que nos pasan y yo pertenezco a ese grupo de personas que necesitamos tiempo para pensarla y re pensarla.
Saliendo de los portones de la universidad, ahí estaba Larry con un ramo de rosas. Atraía las miradas de todos.
— Hola amor— me dio el ramo de rosas. Solo sonreí.
Subí al auto.
— Antes de ir a casa, quiero comer un poco de helado.
— Está bien. No me voy a negar.
Él hace su intento para que todo vaya bien. Llegamos a una heladería. Larry bajó del auto y fue a comprarlo.
— Vainilla para ti y chocolate para mí.
— Amo los helados y a esto nunca le voy a decir que no.
Después de comer el helado en el auto, nos fuimos a casa.
Nana nos tenía hecha una cena que parecía una velada romántica.
— Gracias Nana— le dije.
Nos sentamos en el comedor. Nana se retiró y Larry sirvió vino.
Yo sé que Larry me ama, Pero aún pienso si ese amor es porque ya lo tenía por Aurora y solo hizo el traspaso de su amor por mí solo por nuestro parecido o es un sentimiento nuevo que empezó de cero.
— Acepto la copa, solo porque mañana es sábado.— tomé un sorbo.
Cuando terminamos de cenar. Una música romántica sonó. Él se levantó y me invitó a bailar.
¿Por qué haces esto Larry? No ves que mi corazón le gana a la razón. Bailamos abrazados.
Por un momento sentí el estómago revuelto. No le dije nada a Larry.
— Me siento cansada. Podemos ir a la cama a descansar.
— Sí. Claro amor.
Subimos al cuarto. Fui directo al baño. Me di un baño en agua caliente, necesitaba relajarme. Larry se metió al baño, traía dos copas.
— Una copa más— se quitó la ropa y entró a la bañera.
Nos besamos. Russo hacía que mi cuerpo se estremeciera. Terminamos haciendo el amor en la bañera.
Nos fuimos a la cama. Me puse en su pecho.
— Así, te amo mucho. Quiero que cuando regreses de tu viaje, nos casemos por la iglesia y con la bendición de nuestros padres. Quiero que todos te reconozcan como mi esposa.
¿Por la iglesia? ¿Bendición por nuestros padres? ¿Qué me reconozcan como su esposa?
— Está bien. Siendo honesta aún me siento con algo aquí, en mi corazón sobre el tema de Aurora, Pero haces todo esto y dices todo eso. Y ya no sé qué creer.
LARRY RUSSO
— ¿Aún te sientes así?
— Sí.
Solo la abracé y acaricié su cabello.
— Perdón si no te dejé en paz. Pero temía que si te soltaba ya no regresarías. Me enamoré de tu carácter, de tu forma en la que me ves cuando bailas, esa forma sensual que me seduces. Nunca te he dicho nada de Aurora y espero que no te vayas a molestar por esto, Pero Aurora y tú a pesar de ser parecidas físicamente, son tan diferentes. Son todo lo opuesto. Me enamoré de ti no por Aurora. Entiendes.
Sentí que mi pecho está mojado, Abi estaba llorando.
Todas las cosas de Aurora las había quemado. Era como liberar sus recuerdos, su alma. Le agradecí por su amor en vida y por todos los momentos vividos. Era hora de soltar, vaciar todo, para poder recibir a manos abiertas el amor de Abigaíl, sin cargas de nada, sin recuerdos que lastimen.
Es hora de curar lo que he dañado. Y esa es la confianza con Abigaíl.
son cortas y sin tanto enredo felicidades y más que agradecida por tan linda labor
felicidades
Exitos Éxitos Éxitos