Los hijos menores de Luriel y Anahí deberán enfrentar el peso de sus decisiones, aunque eso signifique destrozar sus corazones para proteger a su gente. El amor tal vez, no pueda cambiarlo todo.
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Me inspiras confianza
La voz... el cabello rubio que nubló su visión... el perfume exagerado que emanaba de ella... esa chica no solo se interponía entre ellos... esa chica le estaba mostrando lo insignificante que ella misma era...
Itatí dio dos pasos hacia atrás, completamente aturdida y bajó la vista hacia sus pies porque verlo así con ella, era mucho más doloroso de lo que se había imaginado. Podía entender que también a él le había dolido verla con Itaeté, así que hizo un esfuerzo por levantar la vista y mirarlo a los ojos. Ella seguía besándole la mejilla y el cuello, pero él la miraba a ella con una sonrisa maquiavélica que nunca le había notado.
Ndereikóiramo reity pe compromiso... (Si no vas a romper el compromiso...) – habló pausado – Rejepokuaava'erã, pórke mburuvicha ramo ikatu areko umi tembireko aipotáva térã aikotevẽva... (vas a tener que acostumbrarte, porque como cacique puedo tener las esposas que quiero o que me hagan falta...)
Amyesakãse mante ndaha'eiha rotraisiona... (Solo quería aclararte que no te traicioné...). – dijo con un hilo de voz y trató de ir con el resto
NDA'EI IKATÚHA REHECHA (NO DIJE QUE PUDIERAS IRTE) – gritó malhumorado y ella se detuvo
Regresó hasta ponerse frente a ellos, pero no podía mirarlos porque ya las lágrimas corrían por sus mejillas y el corazón parecía a punto de estallarle. Entonces los escuchó y fue peor aún.
Cariño – le hablaba a Moria – nos vemos a la noche... podrás pedirme lo que quieras... pero ahora tengo que atender un asunto familiar
¿Realmente ella es tu sirvienta? – la veía muy descompuesta
No te preocupes que no es nadie importante... ni siquiera entiende lo que hablamos...
¡Que bruta! – comenzó a reír, pero Itatí no levantó igual la mirada
No la llames así... – se enojó y se deshizo del abrazo – solo no entiende el idioma...
No te enojes... – volvió a besarlo – no vamos a pelear por alguien insignificante como ella...
Itatí levantó la vista y pudo ver como volvía a besarlo antes de soltarlo y dirigirse hacia el juego sin siquiera volver a mirarla. La consideraba tan poca cosa que no valía ni la pena preocuparse por ella.
Ndaipe'amo'ãi pe condición de pureza... (No voy a quitar la condición de pureza...) – le dijo rotundo – porque ndajeroviapái nderehe ni Itiaté... (porque no confío ni en ti, ni en Itiaté...)
Mba'épa ojehúta ajeroviava'erã ramo nderehe...? (¿Y yo si tengo que confiar en ti...?) – no pudo evitar revelarse - nde rehetũ aja che rovaitépe... (mientras te besuqueas en mi propia cara...)
Che ha'e pe mburuvicha... (Yo soy el cacique...) – dijo mientras avanzaba hasta pararse rozándola – ha che aipotáramo rehechava'erã che arekoha sexo hendive térã oimeraẽva ndive... (y si quiero vas a tener que mirarme tener sexo con ella o con cualquier otra...)
Nde ndaha'éi gueteri mburuvicha... (Todavía no eres el cacique...) – levantó la vista desafiante
Pitá la atrajo de pronto y la besó apasionadamente. Le tomó el rostro con ambas manos y la besaba sin soltarla ni separarse de su boca. No podía hacerlo... no tenía la fuerza ni para detenerse ni para alejarse de ella. Cuando le faltó el aire, se quedó rozándola, besó sus mejillas y sintió la sal de sus lágrimas...
Ikatu piko aha ko’ágã, “che ruvicha...”? (¿Ya me puedo ir “mi cacique...”?) – dijo Itatí con la voz quebrada
Y Pitá la soltó... sabía que la había lastimado... otra vez...
La vio caminar cabizbaja rumbo al auto, pero unos segundos después, vio como Araí corría hacia ella y la abrazaba para seguir caminando juntas...
Otra vez su familia estaría mala con él... pero otra vez se lo merecía...
Volteó a ver a su hermana y cuñado y ambos ya se aproximaban con cara de pocos amigos.
Nos vamos a quedar con el abuelito... – dijo Guaci mientras que intercalaba la mirada entre el auto y su hermano - ¿Quién era esa rubia loca?
Solo una amiga... – respondió sin mirarla, no podía dejar de mirar a Itatí
No te lo había contado – comenzó a hablar mientras le hizo señas a Iván que continuara – mi ex novio tenía una relación paralela con mi mejor amiga... – lo vio fijar su vista en ella – lo encontré desnudo atado a su cama con los ojos vendados y ella lo masturbaba frente a mi... el dolor que sentí fue atroz... – le puso una mano sobre el fuerte brazo que tenía entrecruzado sobre su pecho a modo defensivo - sé que nuestra cultura permite que tengas varias mujeres... ella lo puede llegar a entender porque nos criamos con ese concepto, pero cada esposa es un hogar a puertas cerradas... no la sometas a verlo... fue humillante hasta para mí... Itatí recién cumplió 15 años... ha tenido una vida demasiado triste... tal vez hoy te ame a pesar de todo... pero te aseguro que con el tiempo, si no la tratas bien se va a convertir solo en la sombra de lo que es o de lo que podría haber sido...
Como no respondía ni decía nada, simplemente le acaricio el brazo que estaba tocando con cariño.
Ojalá lo llegues a entender hermano... hasta el gran Luriel tuvo 8 peleas de familia y se enfrentó a 5 caciques por mamá... – le sonrió con pesar – sé que tienes solo 17 años... pero tu elegiste comprometerte con ella...
Tampoco esperaba que le respondiera ahora, así que simplemente se fue con el resto, que ya la esperaban en el auto.
Su hermano realmente era tan testarudo como el cacique de la historia de su madre,
Pitá quedó mirando hasta que el auto se perdió de vista en el camino, era incapaz de moverse en ese momento.
¿Quién era esa chica a la que besaste de esa manera? – preguntó Lucho parándose a su lado y mirando también hacia la calle – siempre ellas son las que te besan... esta es la primera vez que te veo abrazar a alguien de esa manera... - seguía hablando con verborragia
Es mi prometida... – susurró – cuando termine de estudiar nos vamos a casar...
Moria dijo que era tu sirvienta.... – estaba confundido – y se enojó cuando los vio besándose...
Mejor... – suspiró – no estoy como para aguantarla ahora...
Es hermosa... – dijo Lucho sonriéndole y vio como el semblante de su amigo se transformaba antes de mirarlo – Bueno... las tres son hermosas... ¿todas las mujeres son así en tu aldea...? – estaba asombrado
No todas... – le sonrió entendiéndolo – pero las mujeres de mi familia si lo son...
¿Son vampiros o algo así...? – no podía parar de reír – hasta tu cuñado es hermoso... no tan grande como tú, pero se acerca mucho
Es un ex soldado... – dijo palmeándole la espalda – y no somos vampiros... tenemos nuestras propias leyendas...
¿Eres un lobizón...? – lo veía sorprenderse - ¿un chupacabras...? – seguía insistiendo...
Solo lo estaba distrayendo y Pitá se dio cuenta.
Te voy a traer un libro de nuestras leyendas... – sonrió con afecto – gracias... me siento un poco mejor
¿Quieres contarme sobre ella? – preguntó con sinceridad
Ahora no... – bajo la cabeza – en otra oportunidad te voy a contar para que entiendas...
Va a ser mejor que vayamos a clase... – dijo empujándolo - a mi padre no le gusta la impuntualidad
Llegaron justo cuando estaban entrando todos en malón y se iban acomodando en sus lugares.
El docente esperó tranquilamente que todos se acomodaran, recién entonces habló
Buenas tardes, me llamo Miguel Santana y voy a ser su docente en informática, el resto del año... – lo miraban sorprendidos – el profesor habitual, por cuestiones de salud no va a poder hacerse cargo, y me llamaron para reemplazarlo – señaló a su hijo – Luis es mi hijo por lo que va a tener un trato más exigente respecto a los demás... los que se atrevan estar en el grupo de la muerte deben saber que les voy a exigir igual que a él... – todos comenzaron a mirarse entre si – ahora divídanse en grupos de 4 personas... y desparrámense por todo el salón...
Lucho y Pitá comenzaron a reír y murmurar que nadie se acercaba a ellos.
Si quieres irte... – dijo Lucho sonriendo
No voy a dejarte solo... – Pitá sonreía – en cada uno de los otros grupos, hay alguna de mis ex amantes... me conviene quedarme contigo...
Reían entre ellos cuando escucharon una voz.
¿Puedo hacer grupo con ustedes...?
La voz provenía de una joven que hasta ese mismo momento ni siquiera se habían dado cuenta que existía...un poco bajita, cabellos castaños, ojos marrones, vestía sencilla, usaba unas gafas muy grandes para su rostro, se abrazaba a sus carpetas y se le notaba aterrada esperando una respuesta.
Pitá le sonrió y pasándole la mano dijo fuerte:
Soy Pitá... – le señalo con la cabeza a su amigo – él es Lucho... bienvenida al grupo de la muerte...
Soy Victoria Torres... – titubeó mientras alternaba la mirada entre ambos – Vicky...
Bueno Vicky... – agregó Lucho – aunque no lo parezcamos... somos inteligentes... – señaló a Pitá – él más...
Sé quiénes son ustedes... – dijo avergonzada – estudio relaciones internacionales y soy también el mejor promedio de mi carrera...
¿Cuántos años tienes...? – preguntó Pitá – serio de pronto
24 – se avergonzó – esta es mi última materia...
A nosotros nos falta un año más... – dijo Lucho emocionado – debe ser hermoso estar a punto de recibirse...
También me da incertidumbre... – sonrió incomoda mientras se sentaba al lado de Lucho, porque Pitá la impresionaba mucho... - ¿Cuántos años tienen ustedes?
Yo 21 dijo Lucho rápidamente – y señalando a Pitá agregó - ¿Cuánto le das a él...?
21 o 22 – dijo sin saber - ¿tienes más...?
17... – no pudo evitar sonreír ante la cara de terror que le puso – pero guárdame el secreto... en dos meses ya voy a ser mayor de edad...
¿Las chicas saben tu edad? – no pudo evitar girar a mirarlas, reconocía haberlo visto con varias de ellas... y se escandalizó cuando lo vio negar con la cabeza, mientras sonreía encantadoramente - podrían ser acusadas... – dijo seria
Yo no las acusaría jamás... y solo ustedes dos lo saben... – hablaba relajado – me inspiras confianza Vicky...
¿Por qué? – le desafió - ¿Porque soy fea...?
Nooo – dijo largando una carcajada – porque eres valiente y miras a los ojos... – la vio sonrojarse – además eres muy linda... más que muchas de ellas... – señaló hacia los demás grupos... y eres inteligente... – agregó acercándose a ella – eso vale mucho más...