Un encuentro con un salvador desconocido provoca que Jaden recuerde su primer vida. Y se da cuenta de que en realidad es un carne de cañón, quien es sacrificado por el villano en la historia original.
No solo eso, sino que su salvador resulta ser su personaje favorito del libro, quien también muere traicionado por sus amigos.
Con esta nueva información Jaden toma una decisión, ¡destrozar la trama del libro!
¿Lo logrará? O, antes de que pueda hacer un movimiento, ¿será arrastrado de nuevo a lado del villano para ser sacrificado?
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Mordidas
...
La nariz sin ley que se paseaba por su cuello provocó que la indignación de Jaden superara con creces su miedo. Así que comenzó a forcejear, intentando liberar sus manos de las garras del hombre salvaje. Fue una lástima que su fuerza pareciera no ser comparable a la del otro. De hecho, no lucía diferente a un gatito peleando contra un tigre, simplemente infructífero.
—Ambos somos hombres, ¿por qué la diferencia es tanta?— inquirió con enfado al cabo de unos minutos, mientras que un par de lágrimas escapaban del borde de sus ojos.
En ese momento, su respiración estaba agitada por el esfuerzo vano, y sus músculos cansados. La sed que sentía previamente, no hizo más que aumentar con su movimiento, y la esencia amaderada que azotaba sus fosas nasales… volvía la situación casi insoportable.
Su temperatura parecía ser instigada por la feromona del hombre salvaje, tanto que Jaden estaba pasando un muy mal momento. Sin embargo, el hombre estaba lejos de sentirse satisfecho. Despojado de vergüenza, llevó la mano libre buscando a tientas en el pecho del pelinegro… bajando por las costillas… pasando por su vientre… ¿qué buscaba?
Quizás ni siquiera él mismo lo sabía, tan solo era una acción instintiva. Pero la esencia dulce que envolvía al pequeño le llamaba y aturdía por igual. Y cada movimiento hacía que la esencia se intensificara, volviéndolo adicto.
Sus pensamientos no eran claros, aunque no era necesario que lo fueran. No cuando todo lo que quería era reclamar al omega atrapado bajo su cuerpo.
A pesar de que su ropa se interponía entre la palma y su piel, cada movimiento provocó en Jaden un estremecimiento involuntario. Tanto fue así que se olvidó de respirar por unos cuantos segundos. Era la primera vez en ambas vidas que experimentaba algo similar, y sería mentira si dijera que no se sentía asustado. La sola sensación de vergüenza era suficiente para asfixiarlo.
Y cuando menos lo esperaba, esa mano sin ley se alejó. No sabía el motivo, pero no le importaba. Era mejor así.
Soltó un suspiro de alivio, pero se dio cuenta de que había cantado victoria demasiado pronto, cuando antes de poder comprender lo que estaba sucediendo, un par de labios se estrellaron contra los suyos.
Fue simplemente inesperado. El pobre omega casi sintió que el mismo tiempo se detenía en ese preciso instante.
Abrió los ojos por el shock, encontrándose con ese par de rubíes a tan corta distancia. En ellos solo había una posesividad extrema. Y fue por lo mismo que por unos cuantos segundos se olvidó de todo, incluso de resistirse, lo que le dejó a merced del otro.
“Es él…”, era el único pensamiento de Jaden.
Con esta certeza que no podía ser ignorada por más tiempo, el pelinegro no supo cómo sentirse. Su corazón estaba en un caos, pues lo que estaba pasando rompía su psique de lo que el personaje de “Fegan” significaba para él. Aquel chico noble, desinteresado, y amable… podía mostrar esa clase de expresión.
Era realmente confuso, pero ahí estaba, viéndolo con sus propios ojos. Y algo fue cierto… de forma consciente o no, él dejó de resistirse y su miedo desapareció. Aunque desde luego, era probable que ni siquiera tuviese cabeza para darse cuenta de ello.
Al principio, el acercamiento se redujo a un toque superficial, considerado apenas un beso. Y, por supuesto, este alfa controlado por instintos, no estaba contento con detenerse ahí. Pero, ¿qué más podía hacer aparte de acortar la distancia, si el chico no abría sus pequeños labios? Algo en su mente le decía que no debía presionar con rudeza a omega.
Claro que en el momento en que Jaden se percató de su verdadera identidad… la lucha terminó. Y esta oportunidad, por supuesto, la aprovechó el hombre, quien reclamó un beso con tiranía.
Cuando omega separó sus pequeños labios debido a la confusión, él se internó en su interior. Con su propia lengua palpó sin recato la lengua ajena. La cual era suave, dulce, y resbaladiza.
La sensación abrumó su mente de por sí ya caótica. Y por un tiempo, esa delicada lengua fue todo en cuanto pudo concentrarse. E igual a una bestia sin ley, no tardó en profundizar el beso, con opresión y torpeza en igual medida.
Lamió y mordió sin modestia alguna. Tanto, que por el mentón del menor comenzaron a correr transparentes hilos de saliva.
Transcurrieron varios segundos, o quizás minutos. Jaden no podía asegurarlo, porque estaba atrapado en las sensaciones turbulentas de ese beso. Su mente no estaba más lúcida que la del hombre… o mejor dicho, Fegan.
Era su primer beso… su primer acercamiento íntimo con alguien. Y sobre todo, la otra persona era su favorito. El nerviosismo y la vergüenza aturdían a la razón.
Y quizás era porque estaba tan atrapado en las sensaciones y su inexperiencia, que sucumbió al instinto. Él, por primera vez desde que el beso comenzó, correspondió. Fue torpe, pero Fegan lo notó.
Con el indicio de una sonrisa en la esquina de su boca, continuó besando. Y liberó por fin las pequeñas manos, ya que omega no se resistía más. Inconscientemente, Jaden envolvió sus manos alrededor del cuello del otro. Y juntos, se sumergieron en la emoción del beso.
Aunque aun en el caos, el pelinegro pudo darse cuenta de algo… no importaban las mentiras que se había dicho cuando estaba frente a la fogata, porque ahora, que era el momento de la verdad, sus deseos más profundos y ocultos habían salido a la luz. No podía negarlo ni dar excusas. No cuando sus manos envolvieron el cuello del pelirrojo con tanta desesperación.
“Qué mentiroso eres, Jaden…”, se dijo. “Yo… debería alejarlo…”, se recordó. Eso era lo correcto, lo sabía. Pero en su lugar, fue sumamente egoísta.
En ese instante no quiso pensar en la lógica de la situación, tramas, fanáticos o personajes… solo deseaba concentrarse en el choque de sus labios y el encuentro entre sus lenguas.
Esto era lo que pensaba en el fondo… pero, ¿por qué su corazón dolía?
Los minutos pasaron, y alfa volvió a sentirse insatisfecho. Quería más de la dulzura.
Paseó una mano por el vientre del menor, provocando que este se ahogara un poco. Claro que no le dio tiempo a recuperarse y siguió su camino hacia abajo.
Esta vez parecía tener un destino claro.
Con destreza, descendió hasta la cadera de omega. Y no se detuvo ahí. Bajó la mano hasta tocar el pequeño y redondeado durazno. Lamentó poder sentirlo únicamente sobre la tela. Molesto, planeó deshacerse de dicho obstáculo…
Sus acciones provocaron que la esencia dulce y suave de omega se intensificara aún más, lo que le complació. Pero también fueron suficientes para que Jaden reaccionara, tal como si le hubiesen lanzado un balde de agua helada.
“No… Si él estuviese en sus cinco sentidos, jamás haría algo así. No a mí…”
—Fegan… detente —pidió, mientras intentaba alejarlo. Claro que el cuerpo del pelirrojo era demasiado pesado para lograrlo a la primera. Y desde luego, el otro no escuchó sus palabras, por el contrario, se sintió provocado. Jaden no era consciente de lo suave y sugerente que sonaba su voz en ese momento.
Alfa no tuvo más remedio que volver a besar sus pequeños labios. Aunque esta vez fue diferente.
Incluso en la oscuridad, el pelinegro se dio cuenta. Y tembló de miedo por el cambio que descubrió… o mejor dicho, los dos cambios que descubrió.
El primero, los colmillos de Fegan habían crecido. Y eso solo podía significar una cosa. Alfa quería morder a omega. Esto por sí solo era suficiente para hacerlo temblar… pero las cosas no terminaban ahí.
El segundo cambio era el más peligroso… había un arma singular apuntando en su dirección, con plena intención de colocarse entre la intersección de su pequeño durazno.
Al darse cuenta de esto, su corazón comenzó a bombear con pánico en su pecho y tomó una decisión, ya no podía permitir que esta situación se extendiera. Así que situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas…
“Perdón por esto…”, dijo en su mente antes de morder la lengua del pelirrojo, con la fuerza suficiente para que el sabor de la sangre se extendiera hacia su boca. El mayor no tuvo otra opción que alejarse debido al dolor.
Cruzaron miradas en la oscuridad. Alfa estaba visiblemente enojado, pero a omega no le importó. Temiendo que la pureza de su relación fuese manchada por este accidente si lo dejaban ir más lejos, entró en un estado de desesperación; y como si se encontrase en un peligro de muerte, comenzó a patalear. Esta vez lo hizo con mayor fuerza y desenfreno que la anterior —ayudó que alfa había bajado la guardia cuando correspondió el beso—, y su lucha no tardó en tener éxito.
Con su delicada rodilla golpeó al hombre en la entrepierna. Directo y fulminante. Por más que la mente del otro estuviese nublada, el dolor fue suficiente para despertarlo.
Con movimientos erráticos, Fegan miró a su alrededor.
En un principio parecía desconcertado. Por suerte, a pesar de la oscuridad no tardó en darse cuenta del chico que estaba debajo suyo… así como la feroz reacción en su entrepierna, porque sí… el dolor no había exterminado su vigor.
El sudor escurrió por su espalda, abrumado por el recuerdo… La imagen no era perfecta, y había unos cuantos segundos perdidos, pero en general, su memoria estaba intacta…
Su mente fue invadida por los reclamos de omega, mientras lo llamaba “hombre salvaje”; sus intentos por alejarlo; él mismo insultando el cuerpo del menor con sus propias manos…; recordaba el beso. La sensación de los labios todavía estaba fresca en su memoria, y el sabor de la sangre inundaba su boca. Y sobre todo, la reacción apenas contenida por su pantalón y que era imposible de ocultar, ¿qué mejor prueba de su crimen?
—Jaden… —dijo con voz ronca. Aunque despertó, las emociones de su estado de frenesí no habían desaparecido en su totalidad. Sin embargo, no tuvo tiempo para pensar en ello. No cuando el pequeño entre sus brazos mostraba una expresión aterrorizada. O al menos, así lucía ante sus ojos.
—Yo… —Ni siquiera encontraba la forma correcta de disculparse.
—¿Estás… despierto? —preguntó Jaden entre sollozos. El chico no sabía en qué momento había comenzado a llorar, pero lo más probable es que durante el beso ya lo estuviese haciendo. Claro que la emoción que lo había orillado a hacerlo no era fácilmente discernible.
Fegan observó el pequeño rostro lloroso en medio de la oscuridad, y el sentimiento de culpa se extendió con mayor ahínco en su interior.
El último recuerdo claro que tenía era de Jaden quedándose dormido no mucho después de sentarse en el suelo. Y apenas había pasado media hora cuando su temperatura corporal se volvió insoportable, casi como si se estuviese quemando desde dentro.
El RUT no sucedía hasta pasar la mayoría de edad, por lo que asumió que debía ser la influencia de la cueva lo que estaba desencadenando su extraño estado. Al percatarse de esto, y temiendo afectar al chico, quiso alejarse en silencio por un tiempo. Lo suficiente para que su mente se enfriara.
¿Quién diría que tan solo con pasar cerca de omega perdería la batalla?
El dulce olor que envolvía al pequeño fue lo único que necesitó para que su razón se escurriera entre las grietas del suelo y sucumbiera a sus instintos básicos.
Se sintió furioso consigo mismo, y su poco autocontrol.
Desde que tenía uso de razón, su padre le había hablado sobre el consentimiento de omega. Creció con el valor del respeto hacia los demás… pensó que siempre lo aplicaría. No obstante, en este día… no se comportó diferente de una bestia sin cerebro.
Realmente quería golpearse en ese mismo instante. Había decepcionado a su padre, a su madre, y a sí mismo. Y más importante aún, había deshonrado a su amigo.
Sin intenciones de seguir denigrando al chico, quiso apartarse del cuerpo de Jaden. Aunque sus movimientos se congelaron cuando a sus oídos llegó el sonido de un sollozo ahogado. Estaba intentando reprimir el sonido, lo que le hizo ver más agraviado. Inconscientemente, fue a consolarlo.
—Sé que no es suficiente, pero lo lamento —dijo con voz ronca, pues si era sincero, en ese momento la cara llorosa de Jaden se veía demasiado seductora para él. El instinto de acercarse seguía ahí. —Compensaré el daño… que te he hecho.
Temiendo sucumbir de nuevo a sus instintos repulsivos, tomó una decisión. Sabía que mientras sus colmillos estuviesen en ese estado, no dejaría de pensar desordenadamente… así que alzó su antebrazo derecho hasta la altura de su boca.
Y mordió con vigor. Una vez. Dos veces. Cuatro…
El dolor fue suficiente para despertar por completo su mente. Y las desordenadas sensaciones desaparecieron, siendo reemplazadas en su totalidad por el dolor en la zona mordida.
No le importaba. Solo quería compensar un poco a Jaden, por más imposible que esto fuera. No se detuvo hasta que el sabor de la sangre inundó el interior de su boca.
—No volveré a hacerte daño. —Su voz tenía el firme tono de una promesa. —Te sacaré de aquí pronto, Jaden. ¿Puedes creerme?
Las pupilas del pelinegro se contrajeron cuando escuchó el sonido de la carne, siendo penetrada por los colmillos; peor aún cuando sintió el líquido caliente y abundante escurriendo por su rostro. Pese a la oscuridad de la cueva podía saber qué era.
—Tú… ¿qué has hecho? —preguntó con un temblor en cada palabra.
Su corazón se contrajo… y algo se rompió en su interior, aunque no tenía claro qué era.
“¿Te desagrado tanto… qué preferirías morderte hasta este punto… que aceptar el hecho de que me besaste?”
…
Dathan y Lance.
Dathan no supo cómo inició todo, o por qué. Sin embargo, las cosas se descontrolaron en algún punto y el caos reinó por un tiempo. Y a pesar de tener la certeza de que lo que estaba sucediendo no era correcto, el instinto le hizo imposible resistirse.
Sí, era una excusa cobarde, pero era todo a cuanto podía aferrarse para no colapsar por la culpa.
“Es tu amigo, Dathan…”, se recordó en algún momento. Pero recordarse esto parecía ser una táctica ineficaz.
¿Había algún problema con que fuese su amigo? Ninguno de los dos tenía pareja. No estaban engañando a nadie.
“Lance es el prometido de Eder…”
Mentira, el compromiso se había roto hace semanas, sugerido por el mismo Lance. Significaba que su corazón estaba libre.
“Bel…”
Este corto nombre fue lo único que lo hizo dudar por un segundo. No obstante, la verdad golpeó con dureza. Ellos nunca estuvieron en una relación. Y de hecho, él mismo nunca se confesó. Y lo más importante, desde que supo que el omega había intentado herir a Jaden utilizando la mano de Eder, decidió rendirse.
No lo dijo solo por el calor del momento, lo había considerado con seriedad. No quería enamorarse de una persona que pensaba en dañar a otros por razones desconocidas. Ya había tenido suficiente de esas intrigas en el palacio.
Así que ahora no parecía haber ningún motivo que les detuviera.
“No… Lance no está en sus cinco sentidos.”
Las demás razones palidecían a lado de esto.
—Si continúo…. Seré despreciable, no diferente a ese hombre…
El recuerdo de un par de aterradores ojos rojos brilló en su mente, provocándole un escalofrío que despejó su mente en dos o tres partes.
Vislumbró al chico en la oscuridad, y la necesidad oculta en sus ojos.
Lamentándose en su interior, apretó los puños intentando aferrarse a su cordura.
—Lance, debes despertar —pidió. Le dio un par de bofetadas en la mejilla, con la fuerza necesaria para hacerlo reaccionar. Pero el peliazul no fue nada honesto, envolviendo una de sus manos con las suyas. Enterró su carita en su palma, provocando que el calor subiera.
—Hmm… —Como un gatito ronroneando, el chico dejó escapar un suspiro de satisfacción. Parecía disfrutar de la sensación de la mano en su rostro.
Su acción fue sumamente dependiente, lo que hizo que la voluntad de Dathan flaqueara en un segundo.
¿Por qué nunca supo que su amigo podía ser tan… seductor?
...
A qué pensaron que hoy no habría capítulo 😅 perdón, tuve mucho que editar. Y de hecho, había quedado tan extenso este capítulo que rebasaba las 3000 palabras.
Hubo que dejar algunos detalles para el siguiente jaja
gracias autora
Animo, mi papá falleció apenas, pero si, la vida sigue.