No quería vender mi hotel, era un regalo de mi madre los terrenos y paisajes, pero su constructora era su vida. Ahora tendré que venderlo a un Hombre hermosamente arrogante, con un atractivo que me deja con muchas ganas de mas. Sin saber que nos depara el destino
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CAPÍTULO 17
-Voy a ver como se encuentra Arnold te alcanzo luego Danna.
-Claro ya veo, estas bien preocupada anda amiga iré a ver si Luis me quiere acompañar a cenar
-Hola Arnold, ¿como te sientes?
-Estoy mucho mejor. Creo que quedo algo pendiente aún no conozco bien en donde me he metido. De seguro tienes a expertos para este tipo de incidentes.
-Por supuesto, aquí todo está bien estudiado. Hasta ahí un depósito para los animales que capturamos para llevarlos a laboratorios y seguir creando los antídotos. Nada debe ser pasado por alto, cualquier error puede costarle la vida a cualquiera.
-Pues casi es la mía.
Alis, ¿porqué había miedo en tus ojos cuando me atendias?. ¿Te importo?
Otra vez esa sensación de terror y miedo de perderlo cruzo por mi mente. Por fin respondo.
-Aun no firmas, así que eres un huésped acá en el hotel. Y tu seguridad depende de mi.
-Que bien, es bueno saberlo que me cuidaras eres muy valiente Alis, me alegra que hubieras sido tu y no un guía que hubiese pasado sus labios en mi piel.
El solo pensamiento de esos labios en otra parte de su cuerpo me estremeció he hizo palpitar mi vagina de manera que me avergonzada respondiendo fríamente, para que no note mis pensamientos y deseos.
-El guía tiene aún más experiencia en este tipo de cosas no subestimes a nadie.
-Alis,¿porque estas seria? ¿sucede algo?
-No,no sucede nada. Bueno venía a ver como te sentías y si iras a cenar.
-Si puedes espérarme un poco.
Me cambio y nos vamos.
Al mirar su torso la humedad en mi zona baja empieza a hacer de las suyas. Su mirada me descubre observando más de la cuenta. Salgo y con una seña le aviso que lo espero afuera, mis mejillas no dejan de arder. El me brinda la más hermosa y radiante sonrisa y siento como mi corazón late sin control, el deseo de que me haga no se que, invade mi cuerpo. ¿Que es lo que me pasa?. Aún no logro entender porqué el tenerlo cerca me hace tanto problema. Ningún hombre había logrado tal cosa en mi cuerpo.
Alis me miraba, sus ojos brillaban de deseo.
Será posible que me desee, porque cambio su actitud tan repentinamente. Me temo recordó el beso antes del incidente. Solo espero que lo haya deseado tanto como yo.
-Estoy listo Alis.
Caminaron en silencio hasta el restaurant, las velas y las rosas lo llenaban de magia.
Parecia como si se hubieran puesto de acuerdo para armonizar aquel momento solo para ellos. Se dieron cuenta que eran los únicos que faltaban por cenar.
Llevaron la cena, cuando Alis se disponía a ocupar otra mesa. Arnold la sujeta del brazo, le pide que por favor se siente con él.
-Alis, ¿por favor? cena en esta mesa conmigo.
Alis no deseaba comer sola, pero quería alejarse de él. Ese hombre le producía emociones desconocidas a su cuerpo y era peligroso caer en lo desconocido. Ella le temía por lo que causaba y despertaba en su sexo, pero también sentía miedo de que si se hallaba rechazado tirara por la borda la compra. Aceptó con miedo, a la final debía hacer lo posible por hacerlo sentir bien en su nuevo hotel.
-Esta bien solo porque ya no hay mas quien te acompañe.
-Gracias Alis.
Arnold comenzó a degustar el pisillo de pescado, mientras Alis tomaba un poco de vino champán.
-Es delicioso, se que muchos sabrán apreciar los menús en este sitio.
Y ¿que piensas hacer al vender el hotel? No me has dicho porque lo vendes.
Los ojos de Alis se ensombrecieron, pero no perdió la calma. Y respondió simplemente.
- Es mi trabajo crear estos lugares. La constructora no puede darse el lujo de guardarse para sí un hotel. Los gastos hay que recuperarlos cos sus respectivas ganancias.
-Pero con este hotel podrías obtener más ganancias incluso más de lo que te pagaré y será todo el tiempo.
Alis quedo pensativa.
Si el supiera que es todo lo que me queda y que tengo que desistir de el por la constructora.
Si ya no está interesado en el hotel. Sr Belmonte, no se preocupe.
Podemos conseguir a alguien más.
Arnold se perturbo con sus palabras. Había algo extraño. No era la misma Alis.
La sentía a la defensiva, sentía como si de una coraza se tratará. Que ocurría que no podía ver aquella claridad en sus ojos. No podía leer su mirada. Arnold recordó que ese lote lo habia comprado su madre para ella, y que lo diseñará a su gusto su hotel, su hogar, pero debía salvar su constructora. Era su patrimonio más grande le había escuchado decir a Danna.
Siguieron comiendo en silencio. La tensión en el ambiente se podía cortar con un cuchillo. Arnold no sabía cómo decirle que todo tenía solución y que como le había dicho se lo compraría por el precio acordado. Siento pena por Alis al no quererle contar he inventarle una mentira él tuvo que desistir de sus preguntás, pero pronto resolvería la compra.