+18... tiene capitulos no aptos para sensibles...Daranna, es vivas, extrovertida, alegre, optimista, nunca le importó vivir en un orfanato ni solo tener dos mudas de ropa y un solo par de zapatos, ahora se entera que su vida acabará en un año, al saber del poco tiempo que le queda, toma la decisión de vivir al maximo y disfrutar cada segundo, ella quiere comerse el mundo, lo que no sabe es que la vida y el amor la sorprenderán y le darán una nueva oportunidad, para vivir en una desenfrenada pasión.
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12 Jamás dejaré de agradecer.
(Dary)
7 meses después...
—Pekis, ya llamaste el taxi.—Le pregunto a mi hermana, pues durante este tiempo, no hemos ocupado nuestro transporte favorito, la motocicleta de la Rojis.
—Si Dary apúrate, no quiero que llegues tarde a tu chequeo médico.—Está apurándome pues, Ella como siempre irá conmigo al Hospital, pero sé que su apuro es por ver al Doctorcito, que aunque tiene novia le sigue moviendo el tapete.
Pero en algo tiene razón, debo apurarme, es un día importante.
Hoy me van a quitar los vendajes de la cirugía plástica que me practicaron para quitarme la cicatriz que quedo de la operación.
También es un día especial, porque hoy conoceré por fin a un familiar del donante de corazón.
Él, quiso esperar hasta ahora y respeto su deseo, pues no es fácil saber que su ser amado, ya no está.
Ya en el hospital, después de salir del consultorio, del cirujano plástico que me quito la cicatriz, y me dejó el pecho, como si nada hubiera pasado.
Debo ir a la oficina del Doctor Michael Stivenson alli nos esta esperando con el familiar de la persona que era la dueña de este Corazón Ajeno.
Vamos con mi Pekis, a la oficina de hijo del director y dueño, de este hospital, quien tiene a mi hermana volando alto, como bien le llamamos Él Doctorcito.
Entramos y allí está sentado en una pequeña sala, junto al doctor, un hombre mayor, tal vez unos 60 años muy elegante y bien parecido.
Cuando yo entro se pone de pie, es alto y cuerpo delgado como si en su juventud hizo mucho ejercicio físico, sus ojos se concentran en los míos, da dos pasos y se queda parado de nuevo.
Yo camino hasta ellos...
Pero me quedo parada un momento, porque algo extraño me está pasando...
¡¡Ay, que es esto!!...
Que me está pasando.
Mi corazón empieza a palpitar como si estuviera viendo a alguien que conozco, sé que no es por el doctor Michael, es por este hombre y su cálida sonrisa, es como si lo conociera.
¡¡Pero jamás en mi vida he visto a este señor!!.
—¿Estás bien?...—Me dice la Pekis.
Yo muevo la cabeza, porque siento algo extraño, pero es agradable, estoy muy bien.
Creo que el Doctorcito, sabe lo que me pasa, pues me observa con cuidado, como si estuviera estudiando mi reacción.
Termino de llegar hasta donde está el elegante hombre.
Y aunque no lo conozco, no sé su nombre, ni sé quien es...
Me lanzó en sus brazos, como si se tratara de mi propio Padre.
Mis lágrimas empiezan a salir, sin ningún permiso, la sensación que siento en los brazos de este hombre jamás la he sentido, será que esté corazón ajeno, tiene afecto por este hombre...
—Gracias, muchas gracias.—Le digo aún abrazada a Él.
Él también me envuelve con sus brazos y me dice.
—Tenía tantas ganas de conocerte, pequeña...—Yo lo escucho y su voz es tan calida, tan afectuosa.
Él doctor Stivenson y Michael me han hablado tanto de Ti, me contaron tu historia y me quedé tan sorprendido.
Y agradecido que una parte de mi hija viva en Ti.—Me dice el hombre también con lágrimas en sus ojos.
—¿Era su hija?.—Le pregunto limpiando mis ojos.
—Si, la mejor hija del mundo...—Me dice.
—Me hubiera gustado tanto conocer a su hija, señor.
—Daranna, tú si conociste a mi hija.—me dice el hombre y me quedo sorprendida.
—¿La conocí?. ¡¡Como, que la conocí!! No entiendo.—me quedo pensando a quien conocí que me pudiera dar este corazón.
—Mi hija, era Camila...—Me dice entre lágrimas...
Yo caigo sentada en el sillón que está cerca... mi confusión es evidente.
Mis lágrimas ahora sí, corren como cascada.
—Camila, Camila, la Hermosa y joven mujer, que me ayudo hace más 7 meses, Camila Harizon...¿Camila?—digo volteando al Doctorcito, quien mueve si cabeza afirmando.
Él hombre quien también tiene lágrimas en sus ojos, me dice.
—Camila lo hizo... Y estoy muy orgulloso por esa decisión...Ella no solo te dio la oportunidad de seguir con vida, sino se quedó viviendo a través de tí y eso me hace tan feliz y satisfecho.—me dice el tan agradable hombre.
Mi corazón, que no es tan mío, está conmovido hasta lo último.
No entiendo por qué, ni como ha pasado esto, Camila tenía una vida por delante, demasiado joven y con un corazón tan generoso y solidario.
—Pero por qué, no entiendo por qué Camila.—le digo entre lágrimas.
—Te contaré lo sucedido.—Me dice y empieza a contarme todo, Camila al resbalar y caer, se golpeo muy fuerte la la cabeza justo en la nuca, esa parte del cuello tracera donde se une la columna y la cabeza, la lección del cráneo fue severa y ese es un golpe que inmediatamente causa la muerte.
Lo que nadie se explica, es como Camila logro mantenerse viva y lo hizo hasta que supo que ya podrían tener su corazón oxigenado; tampoco hay explicación de como logró, sacar las fuerzas de su interior, para poder hablar y decir su último deseo.
Ella dijo que quería Darte su corazón, y que cumplieras tus sueños, y que ella viviría en tí...
De como logró hablar, es un hecho que ni los médicos se explican.
Es un verdadero milagro.
Bernardo me explica todo, hasta el día del funeral.
Yo, no he parado de llorar y pensar en Él gesto tan humano y de amor que hizo Camila; fue un terrible e inexplicable accidente, Yo jamás hubiera deseado que eso pasara.
Nos quedamos platicando por mucho tiempo, con el Padre Camila, que después de hablar por horas, nos dimos cuenta, de que yo no sabía ni siquiera su nombre.
Hablamos de Cami, de sus nietos, de muchas cosas incluyendo la empresa y la confianza que Camila depositó en mí.
—Soy Bernardo Harizon y soy el orgulloso Padre de la mujer que te dio ese corazón que tienes.—Me dice después de platicar tantas cosas.
—Soy, Daranna Engel y estoy muy orgullosa de llevar un corazon de una extraordinaria mujer, como lo era Camila.
Tengo tanto Dolor en el corazón, pero también tanta gratitud.
Jamás dejaré de agradecer por llevar el corazón de una mujer tan maravillosa.
Y si me permite decirle, estoy segura de que ella estaba muy orgullosa de usted.—Le digo con una sonrisa.
—Lo sé, lo sé muy bien.
Ahora Dara, como ya me ha indicado el doctor que estás muy bien, quiero pedirte que regreses a la empresa, y termines el trabajo que te encomendó Camila, y quiero que me permitas estar cerca de Ti, por favor nunca vayas a pensar mal, quiero que me veas como mirarías a tu Padre.
Sé que no tuviste y que el que te adoptó, estaba ciego y no pudo ver lo grandiosa que eres, así que quiero que el fin de semana vayas a mi casa, con tu amiga, que en aquella esquina, no a parado de llorar.—me dice volteando a ver a mi Rojita, que está a moco tendido.
—Para mí será un verdadero honor estár cerca y con mucho gusto terminaré el trabajo que Camila me encomendó.—Le digo.
—Perfecto, entonces el Sábado mandaré a Erick a recogerlas a su apartamento, pasarán todo el día en mi casa.—me dice al final.
La verdad la despedida fue muy emotiva.
Nos abrazamos de nuevo y lo más maravilloso, es lo que sentí cuando Bernardo me dio un beso tan amoroso en mi frente.
Después de que Bernardo Harizon se fue, el Doctor Stivenson, entra a la oficina de su hijo y me da indicaciones y me dice que mi próximo control será en 3 meses, ya que tengo, el alta.
Ya puedo empezar con mi vida normal...
Yo agradezco y luego nos despedimos, pero en eso estamos, cuando el Doctorcito nos dice, que su turno ya terminó y que si queremos ir a comer con Él.
A la Pekis, le brillan los ojos y estoy segura de que, Él Doctorcito lo sabe.
Yo volteo a verla y como conozco a mi loquita hermana, sé que ella se muere por ir a comer con Él Doctorcito.
Así que le digo que si.
Salimos del hospital, yo ya sin la cicatriz de mi piel, pero con una cicatriz en mi alma, esa que jamás se borrará.
Una cicatriz que me causo saber que Camila murió y que en ese último momento decidió darme su corazón.
Gracias Camila...
Te prometo que cuidaré tu corazón.
Este Corazon Ajeno...