Héroe Sistematico

Capítulo 6: La Alianza Oculta

El castillo se despertó con la primera luz del alba, y Daniel, después de una noche inquieta, se preparó para un día que prometía estar lleno de complicaciones. Los documentos y el frasco de veneno que había encontrado estaban en manos del erudito, quien le había dado una pista sobre la naturaleza de la amenaza. Daniel estaba decidido a proteger a la princesa Lyra, pero sabía que necesitaba más información para entender completamente la amenaza que enfrentaban.

Durante el desayuno, Daniel se enteró de que la princesa Lyra había solicitado una reunión privada con el emisario extranjero. Este hecho no era habitual y aumentaba la preocupación de Daniel. La reunión estaba programada para el mediodía en una sala de conferencias privada del castillo. Era el momento perfecto para que Daniel descubriera más sobre la verdadera naturaleza de la alianza secreta y el papel de Lyra en todo esto.

Daniel se dirigió hacia el patio del castillo, donde los guardias y los sirvientes se movían con la rapidez y eficiencia que el protocolo requería. Aprovechó la confusión de la mañana para mezclarse con un grupo de sirvientes y guardias que se dirigían hacia la sala de conferencias. Se mantuvo al margen, observando desde una esquina mientras se preparaban para la reunión.

A medida que se acercaba el mediodía, los invitados comenzaron a llegar a la sala de conferencias. Daniel vio cómo Lyra, con su porte majestuoso y su mirada decidida, entraba en la sala seguida por el emisario extranjero, que parecía igual de imponente y reservado. Los asistentes, en su mayoría oficiales del reino y algunos consejeros importantes, se acomodaron en sus asientos mientras la reunión comenzaba.

Desde su posición, Daniel pudo escuchar fragmentos de la conversación. La discusión giraba en torno a los términos de la alianza, pero había una tensión palpable en el aire. El emisario hablaba en un tono bajo y urgente, mientras Lyra escuchaba atentamente, su rostro inscrito con una expresión de concentración y tensión.

—La alianza que buscamos es vital para mantener la estabilidad del reino —decía el emisario con voz grave—. Sin embargo, hay condiciones que deben cumplirse, y no todos los términos han sido negociados.

—Estoy al tanto de eso —respondía Lyra—. Pero debemos tener cuidado con quienes intentan interferir. Hay fuerzas en juego que desean sabotear este acuerdo, y mi padre no debe enterarse de estos detalles aún.

Daniel, oculto detrás de una cortina, intentó escuchar más, pero el sonido de la conversación se hacía más tenue. Decidió que era el momento de actuar discretamente. Se acercó a la puerta lateral de la sala, donde notó que uno de los sirvientes había dejado accidentalmente una rendija abierta. Usando su agilidad, se deslizó fuera del pasillo y se acercó a una ventana que daba a un pequeño balcón.

Desde allí, Daniel observó a través de una rendija en la ventana. El emisario, con una actitud tensa, sacó un pequeño pergamino de su capa y lo entregó a Lyra. Ella lo aceptó con cuidado y lo examinó mientras el emisario continuaba hablando en voz baja.

La conversación se tornó más intensa y, de repente, Daniel vio cómo el rostro de Lyra se endurecía. La princesa parecía estar haciendo una pregunta crucial, y el emisario respondió con una serie de afirmaciones evasivas. Finalmente, Lyra asintió con una expresión de preocupación.

Cuando la reunión terminó, Daniel se retiró rápidamente del balcón y regresó a sus aposentos para analizar la información que había reunido. Sabía que debía actuar con prudencia, pero también que necesitaba compartir sus hallazgos con alguien de confianza.

En su habitación, sacó los documentos y el frasco del cofre que había encontrado anteriormente y revisó lo que el erudito le había dicho. Las palabras del documento, una vez traducidas parcialmente, hablaban de una "alianza secreta" que debía cumplirse bajo ciertas condiciones y que implicaba un trato con un reino vecino. La mención del veneno y el lenguaje cifrado indicaban que alguien estaba tratando de sabotear el acuerdo y que la seguridad de la princesa estaba en riesgo.

Daniel decidió que debía alertar a la princesa sin comprometer su posición. Se le ocurrió que el mejor enfoque sería hacerlo de manera discreta, utilizando su posición en la guardia para acercarse a Lyra sin levantar sospechas. La oportunidad se presentó cuando, durante la tarde, fue asignado a una patrulla cerca de los jardines del castillo, donde a menudo Lyra paseaba para tomar aire fresco.

Mientras patrullaba, Daniel vio a Lyra caminando sola por el jardín, envuelta en una capa que la ocultaba parcialmente. Decidió aprovechar la ocasión. Se acercó con respeto y se inclinó ligeramente.

—Su Alteza, me permito interrumpir —dijo Daniel con voz firme pero respetuosa—. He descubierto algo preocupante que creo que debe ser conocido por usted.

Lyra lo miró con sorpresa y una pizca de curiosidad. Sus ojos verdes eran penetrantes, y Daniel sintió que el peso de su mirada lo evaluaba.

—¿Qué es lo que has encontrado? —preguntó Lyra, su tono indicaba que estaba dispuesta a escuchar.

Daniel procedió a contarle de manera concisa y cuidadosa sobre el documento que había encontrado, el veneno y los detalles de la reunión secreta. Lyra escuchó atentamente, sin interrumpir, su expresión cambiando de interés a preocupación.

—Esto es grave —dijo Lyra finalmente, cuando Daniel terminó—. Parece que hay quienes no desean que la alianza se lleve a cabo. No solo se trata de un simple desacuerdo político, sino de una amenaza directa a la estabilidad del reino y mi vida.

Daniel asintió, consciente de la seriedad de la situación.

—Mi intención es protegerle y asegurarme de que esté a salvo. Si me permite, me gustaría continuar investigando para asegurarme de que no haya más peligros ocultos.

Lyra lo miró con una mezcla de agradecimiento y escepticismo. Finalmente, asintió con la cabeza.

—Hazlo. Te agradezco que hayas venido a mí con esta información. Mantente alerta y manténme informada de cualquier desarrollo. La seguridad del reino y la mía dependen de ello.

Con esas palabras, la princesa se alejó, dejándole a Daniel un sentimiento de responsabilidad y una nueva determinación. Sabía que la misión que había aceptado estaba más allá de simples entrenamientos y batallas; se trataba de un juego de poder, intriga y peligro.

Daniel regresó al cuartel con una nueva perspectiva y una mayor urgencia. Su misión ahora no solo era convertirse en caballero y ganar el favor de la princesa, sino también protegerla de las amenazas que se cernían sobre ella y el reino. Mientras el sol se ponía sobre el horizonte,