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Un Reloj… En Sus Sueños

Un Reloj… En Sus Sueños

Status: En proceso
Genre:Romance / Futuro / Pareja destinada / Amor eterno
Popularitas:1.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Zoilo Fuentes

Un relato donde el tiempo se convierte en el puente entre dos almas, Horacio y Damián, jóvenes de épocas dispares, que encuentran su conexión a través de un reloj antiguo, adornado con una inscripción en un idioma desconocido. Horacio, un dedicado aprendiz de relojero, vive en el año 1984, mientras que Damián, un estudiante universitario, habita en el 2024. Sus sueños se transforman en el medio de comunicación, y el reloj, en el portal que los une. Juntos, buscarán la forma de desafiar las barreras temporales para consumar su amor eterno.

NovelToon tiene autorización de Zoilo Fuentes para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPÍTULO 16: EL VIAJE ONÍRICO

Damián abrió los ojos lentamente, parpadeando en un intento desesperado por enfocar su visión. A su alrededor, todo era un borrón indistinto, una neblina impenetrable que lo envolvía. Se preguntó, con el corazón acelerado, dónde se encontraba. No veía, no escuchaba, no sentía absolutamente nada. Era como si estuviera suspendido en un vacío absoluto, una nada infinita.

Gritó, pero sus gritos se perdieron en el silencio, como si el sonido mismo hubiera sido devorado por la oscuridad. Se movió, pero no hubo respuesta alguna de su entorno; era como si su cuerpo no existiera. Intentó tocar algo, cualquier cosa, pero sus manos no encontraron resistencia, solo el vacío.

Desesperado, Damián cerró los ojos de nuevo, tratando de calmar su mente. ¿Estaba soñando? ¿Era esto una pesadilla? De repente, una sensación extraña comenzó a invadirlo, una especie de vibración sutil que parecía provenir de su interior. Abrió los ojos de nuevo, y esta vez, en la distancia, una luz tenue comenzó a brillar, apenas perceptible pero inconfundible.

Con renovada esperanza, Damián se dirigió hacia la luz, cada paso era un esfuerzo monumental. A medida que avanzaba, la luz se hacía más brillante, y con ella, una sensación de calor y familiaridad.

Al acercarse a la luz, Damián distinguió una figura que avanzaba lentamente hacia él. La luz reveló un rostro familiar: era su amigo Marcos. El corazón de Damián dio un vuelco al reconocerlo. Marcos, con una expresión serena pero triste, se detuvo frente a él.

— Marcos, ¿eres tú?, preguntó Damián, su voz temblaba de emoción y confusión.

—Sí, Damián, soy yo, respondió Marcos con una sonrisa melancólica. — He venido a despedirme.

—¿Despedirte? ¿Qué quieres decir?, Damián sintió un nudo en la garganta.

Marcos suspiró profundamente, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y paz.

— Es hora de que siga mi camino, Damián. Mi tiempo aquí ha terminado. Pero quería verte una última vez, agradecerte por todo lo que has hecho por mí, por tu amistad y por los momentos que compartimos.

Damián sintió las lágrimas brotar de sus ojos. Intentó hablar, pero las palabras se le atragantaron. Finalmente, logró decir:

— Marcos, no puedo creer que te vayas. Te voy a extrañar tanto.

Marcos asintió, sus ojos también se llenaron de lágrimas.

— Yo también te voy a extrañar, amigo. Pero siempre estaré contigo, en tus recuerdos y en tu corazón. Nunca estarás solo.

Damián abrazó a Marcos con fuerza, sintiendo el calor y la familiaridad de su amigo por última vez. Cuando se separaron, Marcos comenzó a desvanecerse lentamente, su figura se disolvía en la luz.

— Adiós, Damián. Cuídate mucho, fueron las últimas palabras de Marcos antes de desaparecer por completo.

...🕰️🕰️🕰️...

Damián se encontraba atrapado en una espesa niebla que parecía no tener fin. Los días se sucedían, o al menos esa era la sensación que tenía, mientras caminaba sin rumbo, siempre terminando en el mismo lugar. El cansancio se apoderaba de él, pero no había avance alguno. Era como si el tiempo y el espacio se hubieran detenido, dejándolo en un limbo eterno.

De vez en cuando, escuchaba voces que lo llamaban. Eran voces familiares, pero no lograba reconocerlas del todo. Solo una palabra se destacaba entre el murmullo: “Regresa”. Esa palabra resonaba en su mente, llenándolo de una mezcla de esperanza y desesperación. Sin embargo, algo lo mantenía atado a ese lugar, una fuerza invisible que no le permitía avanzar ni retroceder.

Damián cerró los ojos, tratando de concentrarse en las voces. ¿Quiénes eran? ¿Por qué le pedían que regresara? La niebla parecía espesarse a su alrededor, envolviéndolo en un abrazo frío y opresivo. Pero en su interior, una chispa de determinación comenzó a encenderse. Sabía que debía encontrar la manera de liberarse, de romper las cadenas invisibles que lo mantenían prisionero.

Con un último esfuerzo, Damián gritó con todas sus fuerzas, llamando a las voces, pidiendo ayuda. La niebla pareció responder, agitándose a su alrededor. Y entonces, en la distancia, una luz tenue comenzó a brillar, como una estrella solitaria en la oscuridad. Con renovada esperanza, Damián se dirigió hacia la luz, decidido a encontrar su camino de regreso.

A medida que Damián se acercaba a la luz, un nuevo sonido comenzó a emerger de la neblina: el tic tac insistente de un reloj. Ese sonido rítmico y constante lo incitaba a caminar con más energía, como si cada tic tac marcara un paso más hacia su destino. El tic tac se hacía más fuerte a medida que avanzaba, resonando en sus oídos y llenándolo de una determinación renovada.

Cada paso que daba parecía sincronizarse con el reloj, creando una cadencia que lo impulsaba hacia adelante. La luz se hacía más brillante, y el sonido del reloj más claro. Damián sentía que estaba a punto de descubrir algo importante, algo que podría liberarlo de la niebla y devolverlo a la realidad.

Finalmente, llegó a un punto donde la luz era cegadora y el tic tac del reloj era ensordecedor. Con un último esfuerzo, Damián extendió la mano hacia la luz, sintiendo una calidez reconfortante que lo envolvía. Cerró los ojos y, al abrirlos de nuevo, se encontró en un lugar completamente diferente.

...🕰️🕰️🕰️...

Damián se encontró en una habitación que parecía haberse detenido en el tiempo. En el centro, una cama solitaria dominaba el espacio, rodeada de un mobiliario que evocaba las décadas de los 70 y 80. Las paredes estaban cubiertas con papel tapiz de patrones antiguos, y el frío del suelo se sentía a través de sus pies. Las puertas y ventanas estaban selladas, atrapándolo en ese lugar. A su alrededor, había objetos que le resultaban completamente desconocidos, añadiendo un aire de misterio y desconcierto a la escena.

Damián, sintiéndose abrumado por la extraña atmósfera de la habitación, decidió no tocar absolutamente nada. Con cautela, se dirigió hacia la cama en el centro de la estancia y se dejó caer sobre ella, buscando un momento de descanso. El tic tac del reloj seguía resonando insistentemente en la habitación, marcando el paso del tiempo de manera implacable. Mientras cerraba los ojos, el sonido rítmico del reloj parecía envolverlo, llevándolo lentamente hacia un estado de somnolencia.

Al lado de la cama, una pequeña mesa de noche sostenía una lámpara y un artefacto con botones que comenzó a sonar insistentemente. El aparato se asemejaba a un teléfono, pero uno muy antiguo, de esos que parecían sacados de otra época. Intrigado por su diseño, Damián lo tomó en sus manos. Instintivamente, presionó un botón y lo llevó a su oído. Dijo “aló” y, para su sorpresa, escuchó claramente la voz de una niña que decía: “Hermano, por favor regresa, te extraño mucho.”

Damián sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar la voz de la niña. La reconoció de inmediato: era su hermana menor, Emilia. La nostalgia y la tristeza lo invadieron al recordar los momentos felices que habían compartido.

— Emilia, ¿eres tú?, preguntó con voz temblorosa.

— Sí, hermano. Te extraño mucho. Por favor, regresa, respondió la voz de Emilia, cargada de emoción.

Damián sintió una mezcla de alivio y desesperación. Quería regresar, pero algo lo mantenía atado a ese lugar extraño. Miró a su alrededor, buscando alguna señal, alguna pista que le indicara cómo volver.

— Emilia, estoy tratando de regresar, pero no sé cómo. Estoy atrapado aquí, dijo, con su voz llena de angustia.

— Tienes que encontrar la clave, hermano. La clave para abrir la puerta y regresar a casa está en el reloj, respondió Emilia.

Damián frunció el ceño, tratando de entender. ¿Un reloj? Miró a su alrededor nuevamente, esta vez con más atención. La habitación estaba llena de objetos antiguos y desconocidos, pero no veía ningún reloj, solo lo escuchaba.

— ¿Dónde está el reloj, Emilia? No veo ninguno, preguntó, desesperado por una respuesta.

— Busca bien, hermano. El reloj está ahí, solo tienes que encontrarlo, dijo Emilia antes de que la línea se cortara abruptamente.

Damián se quedó mirando el aparato en su mano, el sonido del tic tac del reloj seguía llenando la habitación. Se levantó de la cama y comenzó a examinar cada rincón de la habitación, buscando el reloj que Emilia mencionaba. Pero no había ningún reloj a la vista.

Desesperado, Damián se detuvo en el centro de la habitación, tratando de pensar. Cerró los ojos y se concentró en el sonido del tic tac. El sonido parecía provenir de todas partes y de ninguna a la vez. Entonces, una idea cruzó su mente. ¿Y si el reloj no era un objeto físico, sino algo más?

De repente, la puerta de la habitación se abrió de golpe, dejando entrar una luz cegadora que inundó el espacio. Damián levantó una mano para protegerse los ojos, tratando de ver a través del resplandor. En medio de la luz, escuchó una voz que reconoció de inmediato.

— Damián, ¿qué haces aquí?, era Horacio, el amor de su vida.

Damián parpadeó, tratando de enfocar la vista. La figura de Horacio se hizo más clara, y la familiaridad de su voz trajo consigo una oleada de alivio y confusión.

— Horacio, no sé cómo llegué aquí. Estaba atrapado en la niebla y luego en esta habitación, respondió Damián, con su voz llena de incertidumbre.

Horacio se acercó, su expresión era una mezcla de preocupación y determinación.

— No tienes mucho tiempo, Damián. Debes regresar. Este lugar no es para ti, dijo Horacio con urgencia.

Damián asintió, sintiendo la presión del momento. La luz detrás de Horacio parecía pulsar, como si estuviera llamándolo.

— ¿Cómo puedo regresar?, preguntó Damián, desesperado por una respuesta.

Horacio extendió una mano hacia él.

— Toma mi mano. Te guiaré de vuelta, dijo Horacio con firmeza.

Damián tomó la mano de Horacio, sintiendo una conexión reconfortante. Juntos, se dirigieron hacia la luz, dejando atrás la habitación y la niebla. Para su sorpresa, se encontraron en el taller de relojería de Irvin. Horacio miró a Damián con una mezcla de confusión y preocupación.

...🕰️🕰️🕰️...

— Damián, ¿por qué seguimos aquí? Pensé que habíamos encontrado el camino de regreso, dijo Horacio, con su voz llena de incertidumbre.

Damián miró a su alrededor, tratando de entender por qué habían llegado a ese taller. Recordó las palabras de Emilia sobre el reloj y la clave para regresar.

— No lo sé, Horacio. Pero creo que hay algo más que debemos descubrir aquí, respondió Damián, con su mirada fija en los relojes que llenaban el taller.

Horacio asintió, aunque la preocupación no desaparecía de su rostro.

— ¿Qué hacemos ahora?, preguntó, con su voz llena de incertidumbre.

Damián bajó la mirada, sintiéndose perdido por un momento. Pero entonces, sus ojos se posaron en las manos de Horacio y vio en ellas un reloj de bolsillo antiguo.

— No tengo idea, respondió Damián, señalando el reloj. — Pero creo que la clave está ahí.

Horacio observó el reloj con atención y notó que las manecillas se habían detenido. Una expresión de preocupación cruzó su rostro.

— ¿Qué le pasó?, murmuró, más para sí mismo que para Damián. — Este reloj funcionaba perfectamente. Yo lo reparé.

Horacio se acercó a la mesa del taller, sus manos temblaban mientras tomaba las herramientas. Con una determinación férrea, comenzó a trabajar en el reloj de bolsillo, dando movimientos precisos y meticulosos. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos, el reloj seguía sin vida, sus manecillas permanecían inmóviles como si el tiempo mismo se hubiera detenido.

Frustrado, Horacio dejó las herramientas a un lado y miró a Damián con una expresión de profunda preocupación.

— Damián, creo que estamos atrapados en el tiempo, dijo Horacio, su voz estaba cargada de inquietud.

Damián sintió un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. Observó el reloj de bolsillo, buscando desesperadamente una solución.

— No puede ser, Horacio. Debe haber algo que se nos está escapando, exclamó Damián, esforzándose por mantener la calma.

Horacio suspiró, pasándose una mano por el cabello en un gesto de frustración.

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FERM
Horacio tenía un padrastro homofóbico por sus propios traumas
Merilyn Shelby
que poeta /Drool/
FERM
Me encanta el espíritu de Damián 🤭. No tiene miedo a nada
Niko F.: Corrijo… enamorado 😅
Niko F.: Está enamora y eso borra todos los miedos!!
total 2 replies
FERM
Qué es el internet? 😅
FERM
Espero el próximo capítulo con ansias 😱
FERM
Me encanta la creatividad con los que se han creado cada uno de los personajes🤭🤭
Enoch
Enganchada totalmente
Niko F.: Gracias, es muy importante para mí tu comentario!!
total 1 replies
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