ASCENCIÓN EN CAÍDA

Punto de vista de Ademir Graymond:

Estoy flotando en un vacío lleno de oscuridad, sin un cuerpo, sin nada más allá de la carencia de materia, pero mi conciencia persiste, rodeada de un silencio penetrante.

¿Estoy muerto? No lo sé, tampoco sé qué es este lugar, pero sea como sea, no he perdido el conocimiento ni mis sentimientos.

Aún no he logrado procesar la avalancha de emociones que me invade.

Ira, tristeza, miedo, odio y frustración... Una frustración que me carcome las entrañas.

Llegué a este mundo sin aviso, he luchado y sufrido por encontrar un poco de paz y felicidad, algo que debería ser mi derecho básico.

Pero la vida, una vez más, me empuja hacia el abismo del sufrimiento.

Lloré, reí, forjé una amistad con un hombre, reparé la relación con mi madre. Y ahora, una bomba cae del cielo, haciendo añicos los sueños, las esperanzas y las vidas de incontables personas.

Todo por la arrogancia y la sed de poder de esos malditos altos mandos.

Y eso jamás lo perdonaré.

Pero aunque esté furioso, ahora mismo también estoy frustrado conmigo mismo. Clarissa mencionó, me hizo darme cuenta de que yo, por alguna estúpida razón, tengo una conexión con algo poderoso, algo que mi oscuridad confirma.

Pero no me sirvió de nada, no me ha servido de nada durante toda mi corta vida.

Sé que el "hubiera" no existe, pero... Ahora que he sufrido esto, me empiezo a preguntar, ¿qué hubiera pasado si tal vez hubiera desarrollado más este poder?

Tal vez pudiera haber detenido el avión, hubiera evitado esta catástrofe.

Pero no fue así, y eso es lo que me frustra. No puedo hacer nada contra eventos de este estilo, contra una puta bomba, contra la guerra.

No puedo proteger a los que quiero.

Maldita sea.

La oscuridad empieza a disiparse lentamente, y a lo lejos, muy a lo lejos, mi conciencia comienza a reconectarse con mis sentidos.

No puedo evitar sentirme confundido, se supone que estoy muerto ¿no? Entonces ¿por qué carajos estoy escuchando de nuevo todo lo de mi exterior?

De repente, todo cambia.

Gritos desgarradores y el estruendo de las balas perforan mis oídos. El calor abrasador y el olor acre de la pólvora invaden mis fosas nasales. Mis párpados tiemblan, luchando por abrirse.

"Tch... Kyagh... ¡AARGHHH!" Un grito de dolor escapa de mi garganta. Me recorre el cuerpo entero, desde los huesos hasta la piel. Estoy inmovilizado, mis extremidades aprisionadas bajo los escombros, heridas y algunas probablemente rotas.

Mis ojos se abren con dificultad, la luz que se filtra entre los escombros me ciega momentáneamente. Tengo la boca reseca y un calor abrasador quema mi piel.

Puedo sentirlas, están ahí... Mis marcas rúnicas están cubriendo mi cuerpo.

Maldita sea... ¿Por qué demonios las cosas no salen como quiero? Ya me había resignado a morir, ya había abandonado todo...

Había enterrado todas mis esperanzas, ilusiones, problemas, pensamientos y preguntas bajo el ataque de esa bomba.

Pero aún así, la vida no me deja ni morir, es como si se estuviera carcajeando de mí.

No me deja vivir y tampoco me deja morir.

Y todo es por esta oscuridad que brota desde lo más profundo de mi ser en forma de odio puro... Esta maldita oscuridad me ha protegido, me ha dicho "no, tú te quedas".

Como si eso fuera a facilitarme las cosas. Ahora estoy atrapado bajo los escombros, herido, en medio de una batalla encarnizada y vulnerable a las consecuencias.

Dios mío... No entiendo por qué estoy sufriendo estos problemas, no entiendo nada.

Pensé que todo había terminado, pero no, mi oscuridad me salvó, me protegió y me clavó a la vida mientras la bomba destruyó todo. Y con eso, también los hubiera se convirtieron en un tal vez.

"Tch... ¡kkjjjghaaa!"

Mi visión se enfoca gradualmente, pero cierro los ojos de nuevo para concentrarme en el dolor que me recorre, en las heridas que me atormentan, tratando de idear un plan para salir de este infierno.

Los sonidos de la batalla me rodean. Explosiones, llantos, súplicas y gritos de auxilio, probablemente de personas en mi misma situación.

"A...ayúdaa..." "ARGH". Los quejidos de los heridos se mezclan con los intentos desesperados de pedir ayuda de aquellos que ya no tienen fuerzas ni para hablar, seguramente agonizando.

Siento mis piernas, están atrapadas, con raspones y cortes, pero con un poco de esfuerzo, podré liberarlas. Una varilla sobresale cerca de mi costado, pero afortunadamente no me ha empalado, es solo una molestia.

Mis brazos, en cambio...

Están sepultados bajo los escombros. No parecen ser muy grandes ni pesados, pero mi hombro derecho está dislocado, puedo sentir el hueso fuera de lugar. El izquierdo no parece tener fracturas, solo golpes y una profunda cortada que va desde mis nudillos hasta el codo, ardiendo como el infierno.

He identificado las heridas más graves. Ahora, es el momento de salir de este agujero.

Primero, mis piernas.

Con movimientos lentos y cautelosos, comienzo a extraerlas. Pero el dolor es tan intenso que las lágrimas brotan de mis ojos. "Kagjjhhh". Quejidos ahogados escapan de mis labios.

Están libres.

Ahora, mis brazos.

Abro los ojos y examino los escombros que aprisionan mi brazo derecho. Efectivamente, son piedras amontonadas, pero lo difícil será sacar el brazo sin desmayarme del dolor.

Tendrá que ser un movimiento rápido y preciso para minimizar el sufrimiento.

Vamos, mierda, vamos. ¡HAZLO!

De un tirón, saco el brazo dislocado. Un crujido nauseabundo resuena en mis oídos.

"AAAAARGHHHHHHH ¡CARAJO!" Mi grito desgarrador rasga mi garganta, el dolor es tan intenso que por un momento temo perder la conciencia.

Ahora que puedo verlo, mi brazo está cubierto de raspones, la sangre tiñendo mi piel de un rojo alarmante.

Mierda, ahora el izquierdo.

Me estremezco al ver la profunda cortada, mi brazo empapado en sangre. Tal vez es por mi poder, pero estoy sorprendido de que aún no haya perdido el conocimiento por la pérdida de sangre.

Bajo la capa carmesí, distingo las marcas rúnicas, patrones intrincados de círculos, líneas y curvas, algunas más complejas asemejándose a símbolos solares y figuras elaboradas.

Sorprendentemente, las runas no arden. El dolor de mis heridas es demasiado abrumador como para notarlo.

Afortunadamente, este brazo no está roto, así que con cuidado lo libero de los escombros. Me quito la camisa hecha jirones y, con sumo cuidado, la envuelvo alrededor de la herida para contener la hemorragia.

Ahora estoy libre, magullado, con un brazo roto y cubierto de sangre. Al menos ya no estoy atrapado.

Sobre mí, hay más escombros, pero gracias a mi pequeño cuerpo, logro encontrar un hueco por el que puedo arrastrarme hacia el exterior, de vuelta a la ciudad en ruinas. Los disparos son cada vez más fuertes y cercanos, necesito encontrar un refugio cuanto antes.

También necesito... Encontrar a Clarissa y a Dorian. Los cuales, deseo con todo mi corazón, que como yo... Por favor, estén con vida.

Me arrastro con dificultad, el corte ardiendo y el hombro derecho fuera de su lugar, y finalmente emerjo de los restos de escombros que me sepultaban, tomando una bocanada de aire y sintiendo el calor que la bomba dejó en el ambiente.

Vámonos a la mierda de aquí.