Nicolle Harrington es una chica recatada y conservadora, sumisa y dócil, o al menos para los hombres de su familia, quienes la tienen en una burbuja, pero fuera de casa es la espía más joven, despiadada y preparada de su organización. Es novia de un coronel llamado Massimo Moretti hace dos años y su amor no puede ser más bonito y perfecto; claro, él solo conoce su parte dulce y tierna.
Una enemiga de su madre regresará para cobrarse con ella mediante una traición que la aleja de su familia tras su supuesta muerte en frente de todos ellos.
Nicolle queda sin memoria durante dos años, sintiéndose perdida, y es encerrada como un animal en un infierno con recuerdos falsos, hasta que conoce a su nuevo amor, un mafioso, Aaron Rizzoli, que la ama como realmente ella es y no ese personaje que supo interpretar.
Su dilema será cuando recupere la memoria y deba elegir a uno de ellos; qué hará la pequeña Nicolle: se quedará con el amor bonito de Alessandro o elegirá la adrenalina de Aaron.
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Probando a ira
Semanas después, todo estaba vuelto un caos, la furia estaba insoportable, todo lo tiraba; habían pedido millones, Nicolle no podía regresar; faltaba poco para que el contrato que le hicieron acabara.
—Hey, Ira, ya pronto te vas a ir, y ni se te ocurra olvidarme; si te hubiese mandado al Tártaro aquello no hubiese ocurrido —habla Furia, molesto y con un vaso de whisky en su mano…
—Nadie se esperaba ese golpe, pero pronto se recuperará; usted puede —lo alienta Nicolle.
—Lo sé, por ahora irás con los muchachos a cobrar mis deudas, necesito dinero y hay que conseguirlo en dónde sea —Nicolle asintió y se fue. Iban negocio a negocio cobrando y matando al que no lo hacía; durante el tiempo que le quedó solo hizo eso.
—Vengo por el pago de furia —espeta cortante y van haciendo el pago. De aquel aspecto dulce no queda nada, ya que el disfraz que carga encima es aterrador. Todos le temen. No hay quien se resista a ella.
—Aquí está todo —hablan nerviosos y ellos se marchan.
Las compañeras de Nicolle fueron enviadas de regreso a sus casas luego de haber hecho un último trabajo. Las mujeres debieron participar en el secuestro de nuevas víctimas, pero si no lo hacían, levantarían sospechas.
Camaleón y Víbora habían regresado junto a los chicos que estaban como sicarios, pero aún quedaba su líder, la hermosa Nicolle. La joven estaba tranquila porque todo había salido como lo planeó y, como no, si todo estaba siendo tratado exclusivamente con su equipo, nadie ajeno a ellos sabía nada.
Ya cada vez faltaba menos para su regreso; solo hacía trabajos pequeños como cobrar, asustar a personas que no pagaban y escoltar a furia a todos lados.
Una mañana ella se despierta y baja a desayunar. Se encuentra con el mafioso celebrando y sus alertas se disparan.
—Mi adorada Ira, cómo estás hoy —Nicolle lo observa y frunce su ceño.
—No tan bien como tú tal parece —el hombre sonríe.
—Siéntate, hermosa, hoy celebramos algo grande, tres camiones repletos de mercancía, el Tártaro vuelve a resurgir. — Nicolle sonríe, pero no puede con lo que escucha; eso quiere decir que más víctimas están llegando, hasta cuándo esta gente seguirá haciendo esto.
—Si mi estimada Ira, una muy buena amiga, me ha enviado carne muy fresca, Antonella jamás decepciona; pero qué mierdas suceden, esa mujer sigue haciendo de las suyas, y ahora más que nunca necesito salir de aquí y averiguar qué sucedió. Tal vez es un plan de la elite; así actúan cuando quieren capturar a algún mafioso. Eso es lo que pasa por la cabeza de Nicolle.
Nicolle sonríe y choca la copa del hombre frente a ella. Por la cabeza de la joven solo pasan millones de escenarios donde no entiende qué pudo haber pasado.
Luego del desayuno el teléfono del hombre suena y este contesta con una gran sonrisa.
—Estaba esperando tu llamada, ¿ya preparaste la droga? —la pregunta inquieta a Nicolle.
—Perfecto, traerla aquí; de inmediato la quiero ver funcionar y allí decidiré si te compro o no —el hombre corta la llamada y se levanta de la mesa, le hace señas a Nicolle para que vaya con él y se dirige a un gran galpón. En éste hay hombres amordazados y muy golpeados; el lugar huele horrible; los fluidos y desechos de esos hombres están en el aire.
Nicolle los observa y están en un estado deplorable; el hombre apodado Furia demuestra el porqué de su apodo y con un bate con púas golpea la espalda de uno de ellos.
Una y otra vez hasta que queda todo salpicado y se ríe; esto le da mucho placer y satisfacción.
—Observa mi querida y hermosa ira; estos despojos humanos se atrevieron a robarme y eso es traición, sonríe como maníaco.
—Muéstrame tu lealtad y acaba con ese de allí, pero sin armas —dice y traen a un hombre amarrado; no está golpeado, es alto y robusto, cabello negro y piel bronceada.
Un círculo de hombres armados los rodea a ella y al hombre que acaban de traer; Le sueltan las manos y Nicolle se quita el arma; Furia se sienta y sonríe.
—Esto será divertido —murmura y el hombre la observa, luego a él.
—¿Qué significa esto? Furia, no pelearemos, hablemos. — Trata de protestar.
—Fuiste mi mano derecha durante muchos años, eres de mi sangre y aun así me traicionaste —escupe con rabia.
—Este es el trato; como eres mi primo, dejaré que luches con ella; si la matas, eres libre —Nicolle escucha y no se inmuta; sigue mirando al hombre con el que peleará.
—Que quede claro que lo dijiste —gruñe el hombre y se lanza encima de Nicolle; esta lo esquiva y el hombre le lanza varios golpes. La joven solo lo observa y se echa hacia atrás.
Su oponente la tumba y ella golpea el suelo con su cabeza; el hombre se le sube encima y la ahorca, pero ella lo lanza quitándolo de encima de ella y le clava su bota en el pecho. La mujer se le va encima con golpes rápidos y certeros, luego va a sus costillas y lo hace doblarse del dolor por el pack de golpes que le lanza ella.
La risa del mafioso se oye detrás de ella; está disfrutando el momento; el hombre le golpea el estómago y ella se cubre y le lanza una patada en los pies.
Su oponente cae al suelo y ella lo golpea una y otra vez sin darle tregua. Nicolle fue entrenada desde muy niña por dos grandes guerreras y luego recibió un entrenamiento aún más fuerte en el campamento para cadetes. La joven sabe matar, sabe golpear. No es tener fuerza, es ser rápido y golpear en puntos claves.
La mujer le da en el cuello una y otra vez, y una vez lo tiene mareado, toma su cabeza y la estrella varias veces contra el suelo… La ropa y la cara de la joven quedan bañadas por la sangre del hombre; hasta no ver su cabeza abierta y desecha, no se detiene.
—Perfecto, maravilloso —dice con tono cantado el mafioso.
—Sabía que eras buena, pero no sabía que eras perfecta. Me servirás más adelante y mucho, mi reina. — Furia está feliz, su primo está tendido en el suelo y él ha descubierto un diamante.