Una Cenicienta Más

Los días siguieron pasando y quisiera decirles que entre Rafael y Marina no había vuelto a pasar algo más no fue así, ellos seguían con sus encuentros incluso últimamente Rafael había faltado a las cenas con Rafaela y al parecer su conciencia se volvió sorda pues ya no sentía la mínima culpa, por su parte Rafaela ya había perdido la esperanza de tener algo con él, ella sabía que lo estaba perdiendo pero perdiendo qué si nunca lo tuvo. Por otro lado Doña Rosa preparó una gran fiesta para celebrar su cumpleaños, le envío la invitación a Rafael pidiendo que llevara a su encantadora esposa, Doña Rosa le envío un hermoso vestido a Rafaela un par de zapatillas y un coordinado de lencería a Rafaela le pareció algo atrevido sin embargo sabía cuál era la intención de Doña Rosa y quizá está era su última oportunidad por eso no la desaprovechara, el día de la fiesta Rafaela hizo todo desacuerdo al plan de Doña Rosa, Rafael la esperaba abajo estaba muy impaciente

—Rafaela se nos va hacer tarde— gritó él, Rafaela estaba bajando las escaleras Rafael al verla sintió como su corazón se aceleraba y es que ella se veía muy hermosa, se podría decir que el la miraba como el príncipe mira a cenicienta en el baile que era ese sentimiento Rafael no lo sabía, la tomo del brazo los dos subieron al auto había un gran silencio y no es por qué no quisieran hablar más bien las palabras no salían, Rafaela movía sus manos con mucha ansiedad, quería decir tantas cosas pero las palabras simplemente estaban atascadas en la garganta.

—Te ves muy hermosa — dijo Rafael, Rafaela se ruborizó enseguida y aunque otras veces había escuchado lo mismo está vez había algo diferente quizá fue la forma en que el la miraba o tal vez fue la calidez y la ternura con que el le hablo, llegaron a la fiesta había un sin número de personas se podría decir que estaba las personas más importantes de la ciudad incluso del país y porque no decirlo también del extranjero, Rafael al ver a Marina ahí se sintió culpable que es lo que estaba haciendo creo que ni el mismo lo sabía.

Rafael y Rafaela bailaron por indicaciones de doña Rosa ella les dijo que era para dar inició a la fiesta, Rafaela sentía lo cálido de los brazos de Rafael, la cercanía de sus cuerpos la respiración acelerada de ambos, todos los ahí presentes los mirabas algunos con admiración, mientras unos cuantos con envidia y que decir de Marina que miraba con mucho odio a Rafaela, Mariana se acerca a ellos cuando fue detenida por doña Rosa y Marina no tuvo más opción que seguirla, la fiesta seguía su curso y Rafael y Rafaela sonreían, hablaban y bailaban, Rafael bebió un poco en cambio Rafaela solo tomo una copa de champagne que Rafael le dio, ella no estaba acostumbrada a beber y solo bastó una copa para sentirse un poco mareada, la fiesta terminó y ya que Rafael se sentía un poco ebrio, tomaron un taxi, pues Rafael no estaba acostumbrado a tener mucha gente a su servicio por lo regular el siempre conducía era algo que el amaba hacer, sin embargo no conducía cuando estaba alcoholizado, el taxi los dejo en su casa los dos se tambaleaban Rafael serró la puerta avanzaron un poco pero cayeron al sillón Rafaela quedó abajo, Rafael tomo un mechón de su cabello y dijo:—Eres muy hermosa, pero creo que te lo he dicho toda la noche— ella asistió con la cabeza, Rafael se iba acercando más a ella, Rafaela cerro los ojos pero eso no evito sentir los suaves besos de Rafael.