En un tranquilo pueblo rodeado de montañas, Martín, un chico alto y reservado, siempre ha creído que su altura lo separa del mundo que lo rodea. Sofía, en cambio, pequeña pero llena de energía, ve el mundo desde una perspectiva completamente diferente. Un inesperado encuentro entre ellos hará que dos mundos opuestos se entrelacen de formas que ninguno imagina. Lo que comienza como un simple gesto de ayuda, pronto desatará emociones que pondrán a prueba sus propios límites. ¿Hasta dónde pueden llegar dos personas que ven la vida desde alturas tan distintas?
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Capítulo Extra 1: Recuerdos en el Bosque
Era un claro día de otoño cuando Sofía y Martín decidieron adentrarse en el bosque que se extendía más allá de los límites de su pequeño pueblo. La estación había transformado el paisaje en una paleta de colores cálidos: rojos, naranjas y dorados se mezclaban con el verde tenue de los pinos, creando un espectáculo visual que invitaba a la exploración.
El bosque siempre había sido un lugar especial para ambos, pero rara vez se aventuraban a visitarlo. Sofía, con su energía contagiosa, había sugerido el paseo, y Martín, que normalmente prefería la tranquilidad de su taller, había accedido con entusiasmo, deseoso de compartir ese momento con ella.
El sendero que elegieron para su caminata estaba cubierto de hojas secas que crujían bajo sus pies. El sonido de sus pasos se mezclaba con el canto de los pájaros y el susurro del viento entre las ramas. Sofía, como siempre, estaba llena de vida. Se adelantó, corriendo de un lado a otro, recogiendo hojas de diferentes colores y tamaños. Martín la observaba con una sonrisa, disfrutando de su entusiasmo.
— ¡Mira esto, Martín! — exclamó Sofía, sosteniendo una hoja grande y dorada que había encontrado en el suelo. — ¡Es como un trozo de sol!
Martín se acercó y examinó la hoja, asintiendo con una sonrisa.
— Es hermosa. A veces no me doy cuenta de lo hermoso que puede ser el otoño hasta que veo cosas así — dijo él.
Sofía se rió y siguió recolectando hojas, creando un pequeño montón a su alrededor. Martín se agachó y comenzó a recoger algunas ramas caídas, usando su habilidad para construir algo especial.
— ¿Qué estás haciendo? — preguntó Sofía, curiosa.
— Solo estoy recogiendo algunas ramas para hacer un pequeño collage de recuerdos — respondió Martín, mientras formaba un arreglo improvisado en el suelo.
El tiempo pasó rápidamente mientras los dos se sumergían en su tarea. La conversación fluía naturalmente, entre bromas y recuerdos compartidos. Hablaron de su infancia, de las pequeñas cosas que les habían hecho reír y de los sueños que aún tenían por cumplir.
Cuando llegaron a un claro en el bosque, Sofía se tumbó en el suelo cubierto de hojas, creando una especie de colchón natural de colores otoñales. Martín se tumbó a su lado, mirando el cielo a través del dosel de ramas.
— Este lugar es como un refugio — dijo Sofía, cerrando los ojos y sintiendo el suave toque de las hojas en su piel.
— Sí, es tranquilo aquí — concordó Martín, mirando el cielo. — A veces, siento que este bosque es como un recordatorio de que la belleza está en las cosas simples.
Sofía sacó un cuaderno de bocetos que había traído y comenzó a dibujar el paisaje. Martín se sorprendió al ver la habilidad de Sofía para capturar la esencia del bosque con sus lápices de colores.
— Eres increíble dibujando. ¿Alguna vez pensaste en hacerlo profesionalmente? — preguntó Martín, genuinamente impresionado.
Sofía se sonrojó un poco, pero sonrió con orgullo.
— Siempre he amado el dibujo, pero nunca lo consideré una carrera seria. Solo me gusta capturar momentos especiales — dijo ella, sin dejar de dibujar.
Martín se sentó a su lado, observando el progreso de Sofía. Aunque la habilidad de ella era evidente, lo que realmente le llamaba la atención era la pasión con la que trabajaba en cada trazo.
— Me alegra que hayas decidido compartir esto conmigo — dijo Martín, apreciando el momento.
Sofía levantó la vista y lo miró con una sonrisa cálida.
— Me alegra que estés aquí. Es más divertido compartir estos momentos con alguien que entiende lo que significa ver el mundo de una manera especial.
El sol comenzó a descender lentamente, proyectando largos sombras que se alargaban por el suelo. El bosque parecía transformarse con la luz dorada del atardecer, creando un ambiente mágico y sereno.
— Este es el tipo de día que nunca quiero olvidar — dijo Sofía, levantándose y sacudiéndose las hojas de la ropa.
Martín la siguió, ayudándola a levantarse y recogiendo las ramas que había reunido. Juntos, comenzaron a caminar de regreso por el sendero, llevando consigo las hojas y recuerdos que habían recopilado.
— Creo que este bosque tiene una forma de hacer que los momentos sean aún más especiales — dijo Martín mientras se acercaban al final del sendero.
— Lo sé — respondió Sofía. — Cada vez que venimos aquí, siento que creamos un nuevo recuerdo, algo que siempre podemos volver a visitar en nuestra mente.
Al llegar a la salida del bosque, Sofía y Martín se detuvieron un momento para mirar hacia atrás. El sol se ocultaba detrás de las montañas, pintando el cielo con tonos de rosa y naranja. Era un final perfecto para una tarde que había estado llena de belleza y conexión.
— Gracias por este día, Sofía. Ha sido maravilloso — dijo Martín, abrazando a Sofía.
— Gracias a ti por venir conmigo — respondió ella, con una sonrisa sincera. — Estos momentos son los que hacen que todo valga la pena.
Se despidieron del bosque, llevando consigo no solo las hojas y las ramas, sino también un profundo sentido de gratitud y conexión. Cada paso que daban al salir del bosque estaba lleno de la promesa de más recuerdos y momentos compartidos.
...Ecos de Otoño...
...En el bosque donde los susurros se entrelazan,...
...y las hojas caídas son testigos de pasos,...
...dos almas recorren caminos dorados,...
...creando recuerdos en susurros y trazos....
...Entre ramas que guardan secretos del viento,...
...y el crujir de hojas como una sinfonía,...
...cada paso es un eco de su propio cuento,...
...donde el otoño pinta sueños en armonía....
...Los colores del bosque se mezclan con risas,...
...y el sol que se oculta es cómplice del amor....
...Cada hoja, cada sombra, guarda promesas,...
...de un día que en sus corazones se volvió ardor....
...En el rincón del bosque donde todo es tranquilo,...
...dos corazones descubren el arte de recordar....
...Y al final del sendero, en un cielo tan divino,...
...el otoño se convierte en su lugar para soñar....