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Guardian Deluxe

Guardian Deluxe

Status: En proceso
Genre:Romance / Aventura / Intrigante / Madre por contrato / Venganza de la protagonista / Supersistema
Popularitas:275
Nilai: 5
nombre de autor: John Ander Giraldo

En un mundo dominado por entidades poderosas, los humanos se han refugiado en colonias protegidas por los Guardianes Deluxe, seres dedicados a defender el imperio y luchar contra la vil tiranía. En una colonia particular, la princesa Meily busca expandir su reinado y mejorar sus tierras, luchando personalmente en el campo de batalla. Su ansiedad se disipa momentáneamente cuando un día encuentra a dos Guardianes Deluxe que cambiarán su vida para siempre.

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Primer asalto

Oficialmente, tras convertirse en Guardians Deluxe, Aka y Markel pasaron a la sala de entrenamiento para medir su rendimiento, agilidad, destreza y fuerza. Aka tuvo un desempeño considerablemente físico, mientras que Markel sobresalió especialmente en agilidad. Una vez terminadas las pruebas, el profesor Doulas, encargado de supervisarlas, concluyó las identificaciones de ambos Guardians Deluxe. Luego, se dirigieron a la sala del trono donde los esperaban Meily y Yeico.

—¿Qué tal les fue? —preguntó Meily emocionada—. ¿Pudieron obtener sus identificaciones?

—Sí... —respondió Aka, agotado—, pero ¿podríamos hablar de no correr 80 km sin parar en una pista enorme? Casi me desmayo...

—Regular la respiración te podría ser de más ayuda. No paraba de escucharte exhalar fuerte muchas veces —dijo un agotado Markel, siendo más optimista.

Ambos entregaron las tabletas de identificación a Yeico, quien al verlas notó cómo Markel sobresalía por encima del promedio de un Guardian Deluxe.

—Esto debe de estar mal, las cifras de rendimiento superan al promedio.

—Déjame ver —dijo Meily. Al recibir las tabletas de Yeico, confirmó que las cifras no estaban erradas. La de Aka era equilibrada y estable, mientras que la de Markel reflejaba una agilidad excepcional.

—Markel, eso quiere decir que, o hubo un error con los datos, o él podría ser... —exclamó Meily.

—Un prodigio, exactamente —las palabras de Meily fueron interrumpidas por la voz adulta del profesor Doulas, quien portando una bata de laboratorio, entró caminando despacio a la sala—. Las pruebas que recibieron Markel y Aka, aun con los escasos recursos que tenemos, fueron lo suficientemente desafiantes para sacar a relucir sus habilidades, inteligencia y desempeño físico dignos de un Guardian Deluxe.

—Wow, hermano, eres un prodigio. Es genial y todo, pero, ¿qué es eso? —preguntó Aka, confundido.

—No estoy seguro, pero por lo que dicen y los datos revelados, debe ser que sobresalgo y soy mucho mejor que un Guardian Deluxe promedio. O sea, mejor que tú —exclamó Markel.

—Sí, claro, ya quisieras. ¿Crees que tú me ganarás a mí? —dijo Aka.

El profesor Doulas interrumpió la conversación para afirmar la brillante deducción de Markel. Sin embargo, esto cambiaba las cosas.

—Si los demás altos mandos se enteran de que tenemos un prodigio, harán todo lo posible por arrebatárnoslo. Debes ser precavida en la asamblea, Monarca —exclamó el profesor.

—No hable de nosotros como si fuéramos simple mercancía para ustedes —dijo Aka, ofendido. Antes de que el profesor pudiera responder, Meily intervino.

—Gracias por el consejo, profesor. Ha cumplido con su labor y puede retirarse.

El profesor asintió y se retiró de la sala.

—Lamento que hayan tenido que escuchar eso. Por favor, quiero que me digan quién será el líder entre ustedes dos —dijo Meily.

Los hermanos se miraron y, tras un momento de silencio, Aka dio el paso para nombrar a Markel como líder, considerando que al ser un prodigio, debía tomar el mando. Pero Markel discrepó, no estaba interesado en ser líder. Aunque fuese mejor que Aka, consideraba que era más importante un líder capaz de enfrentar cara a cara a los enemigos que alguien de soporte.

—¿A qué te refieres con soporte? —preguntó Yeico, confundido.

—Así es, no estoy acostumbrado a usar una espada, hacha, lanza o pistola. Me siento capaz de usarlos, pero no es mi tipo de arma. Además, por cómo nos hemos criado desde pequeños y al estar siempre cuidando de mi hermano, asumo mucho más ese rol. Si es que está usted de acuerdo, princesa —expresó Markel de manera analítica.

—A ella te diriges como Monarca, muestra algo de respeto ante tu alteza —dijo Yeico, molesto, sermoneando a Markel.

—Pero si ella es una sustituta, por lo que oficialmente no podría llamarla Monarca, a menos de que me tenga que dirigir a ella como "sustituta monarca" —respondió Markel, sonriendo de manera burlona.

—¡Yo te voy a...! —Yeico fue frenado por una mano en su hombro, la de Meily, quien ya apenada e incómoda, dijo:

—Sí, por favor, ustedes me pueden llamar princesa. Hermano, por favor, compórtate como es debido y llévalos a la bodega de armas.

Regañado, Yeico aceptó de mala gana. Sin embargo, cuando se disponían a ir, notaron cómo Aka y Markel se quedaron estáticos, con la mirada fija en el horizonte. Una gota de sudor se deslizó por el rostro de Aka y este solo pudo decir:

—¿Qué fue eso?

Markel respondió que sintió como algo o alguien había ingresado a la capi... no, eran dos entes. No eran humanos, pero tampoco Vorus. Meily se puso alerta y rápidamente le dijo a Yeico que llamara a los soldados y evacuara a las personas hacia el palacio.

—Sí, Monarca —respondió Yeico, nervioso. Aunque no se sentía preparado para la orden de su hermana, sabía que su prioridad era proteger a su gente. Sin embargo, cuando la amenaza es otra cosa, sea lo que fuese que esté amenazando a la capital, esperaba estar preparado.

Aka y Markel corrieron mientras seguían a Meily, quien los guiaba a la bodega de armas. Una vez allí, Meily les explicó que guardaban una amplia variedad de armas disponibles, como espadas, cuchillos, lanzas, hachas, dagas, alabardas, pistolas y escudos. Aka tomó una espada de hoja tan blanca como una perla y un mango que permitía empuñarla con ambas manos.

—Este es mi tipo de arma, sin duda. ¿Cuál vas a escoger, hermano? —preguntó Aka.

—No lo sé, no estoy seguro, ninguno me termina de convencer —respondió Markel, dudoso.

Su concentración se vio distraída al notar cómo Meily procedía a quitarse su característico vestido de princesa, luciendo un atuendo de combate ajustado, con marcas púrpura neón. Tomó dos dagas largas de filo negro y sus ojos cafés relucientes reflejaron una determinación de pelear.

—Espera, ¿no se supone que debemos protegerte? Si te arriesgas allá afuera, ¿cómo podremos concentrarnos en los enemigos? —preguntó Aka, confundido e impresionado por lo que planeaba hacer Meily.

—Desde pequeña, aun sabiendo que mi vida es de vital importancia para la supervivencia de mi capital, no puedo quedarme solo de brazos cruzados mientras todos dan todo de sí para luchar. Me niego a quedarme oculta con mi madre, no... voy a pelear junto con ustedes, quieran o no. He estado entrenando mucho con mi hermano y es buen momento de demostrar mis capacidades.

El discurso motivacional de Meily convenció a Aka y Markel. Aunque tuvieran dudas respecto a esa decisión, sabían que no podían detenerla, así que aceptaron con tal de mantenerse cerca.

Primero salieron del palacio Aka y Meily preparados. Lo primero que vieron fue una noche dominando el cielo. No solo eso, la barrera que protegía y camuflaba la capital no estaba activa. Meily lo había olvidado: habían comenzado los tres días y cuatro noches sin la barrera que los protegía de los Vorus. Es por eso que los dos entes lograron ingresar. Notaron cómo las personas corrían atemorizadas hacia el palacio, dirigidas por los soldados. Al notar que su gente estaba sana y salva, Meily se sintió tranquila, pero el verdadero problema estaba delante de sus ojos: la oscuridad que sumergió toda la capital. Rápidamente se adentraron más allá en el peligro, estando alertas ante cualquier ataque sorpresa.

En un momento, Aka notó una silueta estática sobre el techo de una casa, observándolos.

—Oh, pero mira nada más... eres una total ternurita —la voz femenina de la silueta lo dejó confundido. Entrecerró los párpados para tratar de observar mejor a aquella mujer que se dirigía hacia él. Cuando creyó verla, notó un cambio repentino: sus globos oculares se volvieron totalmente violetas y una sonrisa filosa decoró el rostro de la mujer, quien tomó una postura de ataque.

—Es una pena que tenga que despedazarte por completo —Meily, al escucharla, se puso al lado de Aka para esperar el ataque, pero en un parpadeo fue atacada por un Voru aéreo, que la tomó con sus garras y se la llevó en un descuido de ambos.

—¡Meily! —Aka se distrajo, lo que la mujer aprovechó para conectarle un fuerte golpe al costado.

—No te distraigas, más te vale no aburrirme —continuó golpeando mientras Aka trataba de esquivarlos.

—¿Quién eres y qué quieres? —pregunta Aka, angustiado por la situación mientras esquiva y bloquea los ataques de la mujer.

—¿No sabes quiénes somos? Aunque desertamos y solo somos tres, seguimos siendo reconocidos como paladines. ¿No te has enterado? —La mujer responde con regocijo y prepotencia, atacando a puño limpio mientras Aka solo se defiende—. Y hemos venido a asesinar a los descendientes de Solaría, incluyendo a tu princesa, raptada por ese Voru.

Aka intenta procesar la información, pero un escalofrío le recorre al recordar algo importante.

—Espera, ¿a qué te refieres con tres de ustedes? —pregunta, confundido.

—Oh, Guardian Deluxe... Tu princesa y los civiles están en peligro, pero tú no estás mejor. Voy a cortarte en pedacitos con mis garras —las uñas de la paladina comienzan a alargarse y afilarse de manera anormal.

—Odio admitirlo, pero no podré zafarme de esta tan fácilmente —exclama Aka, adoptando una postura de ataque.

Mientras tanto, Meily estaba atrapada por el enorme Voru con forma de ave, con dos cabezas y picos enormes. Cada cabeza tenía cuatro ojos y sus patas, con tres dedos cada una, mantenían a Meily atrapada. Sin embargo, logró liberar una mano y clavar una daga en la piel emplumada del Voru, que la soltó por el dolor. Meily se agarró de un dedo y trató de subir a su lomo, pero una de las cabezas intentó devorarla, haciendo que el Voru perdiera el equilibrio y girara sin control. Antes de estrellarse, Meily saltó, cayendo sobre el asfalto sin sufrir daño. El Voru, tras el impacto, quedó en el suelo incapaz de moverse. Cuando Meily se dispuso a ejecutarlo, notó una figura que salía de las sombras, vestido de negro y con una guadaña en la mano, acercándose hacia ella.

—Qué extraño, para ser una princesa eres muy tenaz para ponerte en el frente —mencionó el hombre—. O quizás solo estás loca, pero sea cual sea la razón, asesinarte valdrá mucho más la pena —el hombre reveló sus verdaderas intenciones, dejando a Meily petrificada.

—Muévete, vamos, muévete. ¿Por qué no me muevo? ¿Estoy asustada? ¿Yo? No puede ser. ¿Qué sucede? ¿Acaso moriré? ¿Dónde están Aka y Markel? Necesito que vengan rápido, por favor, yo... —sus pensamientos fueron interrumpidos al ver que el hombre estaba a un metro de ella. Observó su piel grisácea, venas prominentes y ojos violetas que la miraban fijamente.

—Vaya, ¿ya te asustaste? Qué guerrera más patética resultaste ser. No eres capaz ni de reaccionar ante un paladín como yo, qué desagraciada —Meily, enfurecida, intentó lanzar un ataque con su daga, pero el paladín le conectó un rodillazo en el abdomen, elevándola en el aire y causándole un daño considerable.

Meily cayó de rodillas, lastimada, y solo pudo vomitar.

—¿Lo ves? Podías moverte, pero hasta aquí llegaste, farsante —el paladín alzó su guadaña, preparado para acabar con ella. En ese momento, Markel apartó a Meily y detuvo el ataque con un hacha—. Tú sí que eres espantoso, amigo —dijo Markel a su contrincante, quien solo sonrió.

—Te tardaste mucho, Guardian Deluxe. Casi le arrebato la vida a tu querida princesa —exclamó el paladín mundano.

—Ma-Markel... —dijo Meily, recuperando el aire y alegrándose al verlo.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Markel.

—Sí, solo dudé... Necesito recuperar el aire. Gracias, Markel —respondió Meily, tratando de mantenerse en pie.

—¡Mejor preocúpate por ti mismo! —El paladín retrocedió su guadaña y se lanzó de nuevo hacia Markel, quien esquivó el ataque y contraatacó con una zancadilla giratoria. El paladín saltó para esquivarla, pero Markel aprovechó y, soltando el hacha, impulsó una doble patada directa al costado del paladín, enviándolo a varios metros de distancia.

—Este Guardian Deluxe es bueno... Bien, así debería ser un Guardian Deluxe —dijo el paladín, entusiasmado y ligeramente afectado por el golpe.

—¿Dónde está Aka? —preguntó Markel, preocupado.

—Está luchando con otra paladina. No sé cómo está —respondió Meily, recuperada.

—Bien, en ese caso, encarguémonos de este idiota deprisa, pero no bajes la guardia, Meily. Este tipo es más peligroso que un Voru ordinario —exclamó seriamente Markel, aunque en el fondo deseaba socorrer a su hermano.

Mientras tanto, en el palacio, los soldados patrullaban para asegurar que todos estuvieran a salvo. Yeico, al notar la seguridad, se disponía a dirigirse al campo de batalla, dejando a su cadete más confiable a cargo.

—Bien, cadete, me retiro. Necesito que todos estén aquí para evitar que nadie salga herido —dijo, pero en ese momento se escuchó un grito.

—¡Capitán, es uno de ellos! —Yeico vio cómo un intruso de piel gris, venas palpitantes y ojos violetas irrumpía en el palacio real con siete cuerpos sin vida de civiles a su espalda. Tenía a un soldado agonizando, arrastrándolo del cuello, mientras mostraba una mirada prepotente.

—Ojalá hubiera algún Guardian Deluxe por aquí, pero veo que para cuando lleguen, solo encontrarán una masacre hecha por mí —dijo, soltando una carcajada.

—¡Infeliz! —Yeico se abalanzó atacando con su espada al paladín, pero este dejó caer al soldado y no se movió, dejando que Yeico tratara de cortarlo. Sin embargo, Yeico atravesó el aire, sin entender qué había ocurrido. Rápidamente, reaccionó y vio al paladín preparando un golpe cargado directo a él, pero un soldado arrojó una lanza hacia el paladín, quien cesó el ataque y se volvió intangible.

—Hey, cuidado donde arrojas eso. No querrás darle a algún pobre civil, ¿no? —dijo el paladín, burlándose de los soldados que intentaban hacerle frente. Los ciudadanos comenzaron a correr despavoridos por el palacio, atrayendo a un Voru cuadrúpedo que irrumpió en el lugar.

—Esto no luce nada bien... —dijo Yeico, enfrentándose no solo al paladín, sino también a un Voru potencialmente peligroso, con civiles a quienes debía proteger. No podía contar con la ayuda de los Guardians Deluxe, pues ellos estaban en su propia pelea.

Las cosas comenzaban a lucir mal para la capital del Fénix. Tres desertores enemigos causaban estragos, y sin una barrera protectora, el peligro aumentaba con cada momento.

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Foquita Retrasada
¡Tu personaje principal es tan inspirador! Definitivamente recomendaré esta novela a mis amigos.
Shong: Te lo agradezco mucho 😊
total 1 replies
Erika Solis
Tu capacidad de crear un mundo tan fascinante y detallado es impresionante, ¡realmente tienes talento!
Shong: Muchas gracias 😊
total 1 replies
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