Teresa es una joven de campo que se enamora del hijo de su patrón, este se tiene que ir a la ciudad por sus estudios y le promete que regresará para casarse con ella...
Su corazón se rompe cuando él llega y no lo hace solo, sino con una joven modelo, quien llama su prometida y les dice que está embarazada...
Unos días después ella decide casarse con su mejor amigo quien está enamorado de ella desde niños, pero sucesos terribles la hacen quedar viuda a poco tiempo, al quedar sola y a cargo de la herencia de su esposo, su determinación la lleva a convertirse en una fiera para defender su honor y no bajar la cabeza ante nadie. ¿Quién fue el asesino de su esposo? ¿Quién es el que quiere verla arruinada?
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Vergüenza.
El tiempo pasó de prisa y Pedro Emilio se recuperó de su supuesto accidente, durante esos días no permitió que Teresita y sus padres salieran de sus terrenos, no quería que nada malo les pasara o que Luis José lograra raptarla, los suministros que necesitaban pedía que sus empleados más cercanos se los llevara hasta la puerta de la casa.
Pasaba día y noche con una escopeta en la mano, temeroso de que Luis José quisiera ir por su mujer, los padres de Teresita se preocuparon, pero esta solo les dijo que era por seguridad, que se habia escuchado rumores de bandidos por el pueblo, es por ello que Pedro Emilio se mantiene más tiempo en casa.
Teresita: ¿te sientes mejor? (pregunta viendo cómo empaca sus ropas de manera apresurada)
Pedro Emilio: estoy bien, solo no quiero que se haga tarde, es muy peligroso andar de noche por la ciudad.
Teresita: Pedro Emilio mírame (toma su rostro deteniendo sus movimientos) todo estará bien, nos iremos y nos casaremos, iniciaremos una nueva vida juntos.
Pedro Emilio: juntos mi amor (la toma de sus mejillas viendo sus labios con deseo de besarla)
Teresita nota su mirada, ella también quiere que la bese, se ha dado el tiempo de sanar su corazón y Pedro Emilio es el hombre correcto para formar una familia juntos, sus sentimientos hacía él han crecido desde que se mudó a su casa, la forma en que la cuida y protege es todo lo que necesita para entregarle su corazón sin remordimientos.
Teresita: bésame (susurra)
Pedro Emilio: ¿estás segura? (pregunta casi sin aliento)
Ella asiente ruborizada por la timidez, sus rostros se acercan y comparten un dulce roce de sus labios antes de ser interrumpidos por Doña Florencia, se separan apenados los dos con sus mejillas rojas por ser vistos.
Doña Florencia: Teresita, mija, no está bien visto que una mujer esté mucho tiempo en el cuarto de un hombre.
Teresita: mamacita, que cosas dice, solo estaba ayudándole con la maleta.
Doña Florencia: jum, lo que ví no es ayudar con la maleta (sus mejillas se pusieron aun más rojas por lo dicho)
Pedro Emilio: Doña Florencia, disculpe usted, jamás le faltaría el respeto a Teresita.
Doña Florencia: no al menos hasta que estén casados, ¿no es así?
Teresita: mamacita (la regaña)
Doña Florencia: solo bromeo (se ríe) vamos, ya todo está listo para irnos a la ciudad, no sé por qué quieren irse a casar tan lejos cuando pueden hacerlo en la capilla del pueblo.
Pedro Emilio: quiero darle la mejor boda a Teresita, además mis padres están allá, todo está listo esperando por nosotros, en dos días seremos esposos.
Sonríen tomándose de las manos, Doña Florencia carraspea y lleva a su hija afuera para que terminen de organizar la casa para dejarla limpia, aunque Pedro Emilio le haya dicho que no tiene de que preocuparse.
En la Finca Mendoza, Luis José termina de llenar unos documentos, esos días que estuvo ausente después de casarse lo único que hizo fue acumularse mucho trabajo, además no había podido averiguar nada de Teresita, tampoco de Pedro Emilio, así que trata de culminar lo más pronto posible para ir a darles una visita.
Samantha: cariño (entra sin tocar la puerta y se sienta en su regazo)
Luis José: ¿qué haces mujer? Tengo mucho trabajo, lo que tengas que decirme me lo dices después (la toma de la cintura tratando de bajarla)
Samantha: tomate un descanso mi vida, te necesito ahora (menciona sensual acariciando su pecho por los botones abiertos)
Sus manos recorren con deseo desde su cuello hasta su pecho, reparte besos por el lugar bajando sus manos y abriendo botón por botón, Luis José la toma de la cintura, la coloca de pie, sube su vestido hasta la cintura y la coloca a horcajadas nuevamente en su regazo.
La besa con deseo apasionado, sus manos recorren cada centímetro de su piel expuesta, gime en su boca cuando roza su intimidad, la siente caliente y húmeda, lista para él, la carga en sus brazos sentándola en el escritorio sin dejar de besarla, sus dedos toman cada lado de su ropa interior de encaje, la baja lentamente por sus piernas.
Acaricia su intimidad y sin esperar a más, baja su pantalón junto a su bóxer, su masculinidad lista para la acción se da un festín con aquella mujer, sus gemidos se intensifican sin importar quien escuche, afuera pasan las criadas sintiendo vergüenza de escuchar aquellos sonidos.
La visita de la Señora Margaret también está avergonzada, no puede creer que presencie algo así a plena luz del día, su rostro se contrae de disgusto y la Señora Margaret suspira con una pequeña sonrisa de disculpa.
Señora Laura: hoy en día los jóvenes son unos depravados.
Señora Margaret: me disculpo mi querida Laura, me apena que tengas que presenciar algo así, pero debes entenderlos, es una pareja de recién casados, mi difunto esposo y yo, casi no podíamos apartarnos uno del otro.
Señora Laura: es entendible querida Margaret, solo que deberían tener más pudor, me retiro, otro día te visito.
Señora Margaret: muchas gracias por venir y de nuevo me disculpo.
Señora Laura: hasta luego.
Señora Margaret: hasta luego.
Se despide y regresa a la sala, suspira al seguir escuchando los gritos lujuriosos de su nuera, decide tomar aire hasta que la pareja terminen su acto, como le vino a la mente aquellos momentos junto a su esposo cuando eran unos recién casados, eso la llenaba de nostalgia.