Calamidad no creía en fuerzas que manejen su existencia hasta que murió y fue seleccionada para ser la causante de todas las desgracias. En su nueva vida descubre que su muerte no fue un accidente, si no un asesinato planeado por su esposo y su amante hacia su persona. Siente sed de venganza y su nueva misión con sus nuevas habilidades decide que los descendientes de esa familia paguen, sin saber que el destino se cruzara en su caminó, como un simple mortal al igual que ella y las diferentes fuerzas estaran en conflicto por su unión.
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24- La boda de la ex
(*Destino)
No podía saber lo que hacía Cálida, pero estando en mi despacho haciendo mi trabajo note que el tal Gon Andrés tenía una linea roja en dirección a Cálida, él se fijó en ella, marco su camino para estar con ella, eso no lo iba a permitir, se suponía que al enterarse de que su ex esposa contraeria matrimonio interferiría para que eso no ocurra y escaparían juntos, pero no, Calida estaba en su campo de visión, por alguna razón ella modifico eso que marque para él, debía ir a marcar presencia, por mas que impuse lo que debia hacer Gon la sola presencia de Calida modificaba eso.
Y cuando me disponía ir pasaba algo que era consecuencia del estado anímico de Calida, como nunca la calamidad estaba a la hora del día, termine agotado hasta que pude ir a estar con ella e invitarle a comer.
Pero no fue posible, podía notar la tensión en el ambiente, Calida se veía tranquila, pero en la cercanía notaba todo el remolino de emociones que estaba sintiendo y no ayudaba con la situación mis interrogatorios que los celos me impulsaban a hacer, por lo que opte llevarla a la casa con los chicos asi de algún modo distraerla, pero nuevamente pasaba algo, nuestro vecino la mancho de barro al cruzar en su camioneta.
Trataba de que fuera tomado con más calma de parte de ella, pero al parecer ella interpretaba como que no la apoyaba, pero solo quería evitar que su humor se tornará en algo tan explosivo que produjera un tsunami o algo más peor, lo único que conseguí fue desviar su atención un poco y se marchó.
Por dentro me causo risa ver su reacción, cubrió de pintura marrón la camioneta del vecino.
Logramos con mis amigos calmar la tensión con el vecino, el contraeria matrimonio ese día, por lo que quería que todo esté perfecto. No vio a Cálida porque venía hablando por teléfono acordando los últimos detalles de ese día, había sacado la camioneta del lavado. Nos contó lo tenso que estaba por todo, pero luego rio de manera sonora recordando lo que Cálida hizo a su camioneta.
-Eso debe ser una señal. Dijo riendo.
-¿Por qué?. Le pregunto Daniel.
-Porque quiere decir que por más que uno quiera todo limpio, siempre se va a ensuciar de alguna manera. Dijo riendo.
Me fui a buscar a Cálida y su amiga me avisó que había ido a una boutique en su auto y me pasó la dirección. Antes de ir por ella busque a Daniel para que se ocupe del vehículo de Paola.
-Por ti me sacrificaré. Me dijo con una sonrisa pícara Daniel.
-Esta resfriada. Le comenté.
-Tengo el termómetro para medir la temperatura. Respondió pícaro.
Al verla su belleza me impacto, si a mí me hizo temblar el piso al que la cruzara le provocaría un terremoto, no podía permitir que se fuera sola por lo que decidí ir con ella, aunque no debía.
(*Calamidad)
Mi estómago me clamaba por algo de comer, rugía como si tuviera un león escondido bajo mi vestido.
Por los que al ingresar a la casa a esperar que Pablo se cambie, en vez de seguirlo, un aroma a comida me guío a la cocina encontrándome con Casio preparando algo, lo ví tan concentrado revolviendo que me aproxime a mirar.
-Quiero un poco... Me muero de hambre. Le susurré al oído haciendo que salte del susto.
- Me sorprendiste. Dijo mirándome con los ojos muy abiertos y se retiró contemplandome de pies a cabeza.
-Solo tome agua... Puedo mojar el pan. Le dije mostrandole uno.
-Si... Es la salsa para... Estás muy hermosa ... ¿Dónde vas?. Me pregunta soltando el aire.
Me puse un poco de salsa en una rodaja de pan.
-Mmmmm ... Qué delicia... Eres excelente. Le digo sentándome a disfrutar.
Él sirvió un poco de tallarín en dos platos y le puso la salsa por encima con queso rayado y unas hojas de albahaca.
-Ten. Me dice colocándome ante mi el plato y sentándose enfrente mío con el suyo.
-Esto está increíble. Le digo saboreando el manjar que me sirvió.
-Es mi pasatiempo y profesión. Me cuenta comiendo el suyo.
-Asi que trabajas haciendo estás exquesiteses. Le digo y veo que sonríe estirándose hacia mi con la servilleta y me limpia la comisura de la boca.
-Tenias salsa. Me dice.
-Fue como si el santísimo te pusiera en el lugar justo ... Mi estómago me estaba por comer si no le daba algo. Le comentó disfrutando del tallarín.
-Fue un placer... Y...¿Dónde vas así vestida?. Me pregunta justo que terminó y me incorporo a lavar mi plato.
-Una reunión de trabajo... El cliente acostumbra a hacer fiestas... Y de paso solicito... Nuestro servicio. Le cuento.
-Ya estoy. Apareció Pablo luciendo un traje.
-Muchas gracias. Le dije a Casio dándole un beso en la mejilla.
-¿Por qué le das las gracias?. Me consulta Pablo.
-Me invito lo que cocino. Le conté.
-Ha... Qué bueno... Nos vemos. Se le despidió.
-Suerte. Dijo Casio que comía tranquilo.
Me llegó un mensaje del señor Gon enviándome la ubicación donde sería la fiesta.
-Mira... Este es el lugar. Le comenté a Pablo.
-Bien. Dijo ni bien nos subíamos a su vehículo.
En eso nos golpea la ventanilla Casio pasando su celular a Pablo para que responda una llamada.
-El Jefe. Le dijo mirándolo fijo.
-Ahora. Dijo Pablo serio y Casio asintió.
-Yo la llevo... Ya sabes cómo es si no le atiendes. Le dijo y veo que Pablo bajo a regañadientes.
-¿Quién es el Jefe?. Le pregunté a Casio.
-El Jefe de él... Se ve que surgió una emergencia. Me dice carraspeando, pero me daba cuenta que algo me ocultaba.
Miro la ubicación donde debía dejarme y al llegar se despide no sin antes decir.
-Avisa si hay que buscarte... Me quedaría pero tengo un compromiso. Dijo.
Note rara su actuación y solo asentí con una sonrisa tomando mi cartera de mano, con mi celular en ella.
-Calida. Escuché al señor Gon que estaba en su vehículo estacionado más adelante.
-Señor Gon... Aquí estoy. Le dije.
El descendió de su vehículo tirando su cigarrillo a un lado.
-Disculpa que no pase por ti ... Antes debía buscar unos papeles. Me dice enseñándome un maletín.
-No hay problema. Le respondí.
-Estas muy hermosa... La verdad me dejas sin palabras. Expresó.
-Lo mismo usted. Le respondí.
-Debo confesarte... Qué... En realidad es la boda de mi ex... Y como una mala broma me invitó... No quería llegar solo. Me dice.
-¿Por qué no me dijo eso desde un principio?. Le pregunté.
-Es que... Creí que no me aceptarías... Y solo lo haces al tratarse de trabajo. Me confiesa.
-Y ¿Por qué ahora sí?. Le pregunté.
-Pues... Se me fue la ganas de ir... Quería demostrar que seguí mi vida y esto no me molestaba... Pero al parecer si. Me dice suspirando.
-Ya estamos aquí... Vamos. Le insisto tomándole del brazo.
-¿Segura?. Me pregunta.
- Necesita darle un cierre... Así al verla casada... Se da la oportunidad a seguir adelante... Aproveche, no va a desperdiciar todo esto. Le digo señalando mi atuendo.
-Ja...Ja ... Bien... Tienes razón... Vamos. Me dice riendo, le causó gracia mi gesto.
Atravesamos una puerta doble de dos metros de altura que daba a un inmenso salón.
Al ingresar vemos a las personas acomodadas ante unas mesas altas redondas sin sillas con un trago en frente y en cada una podían entrar hasta cuatro en esa pose.
Todo decorado entre rojo y negro, la alfombra, las flores, los manteles, todo tenía esa combinación de colores.
Nos acomodamos en una de esas mesas que estaban como marcando una linea hacia el altar donde vimos a uno de traje parado que se entendía sería quien casaría a la pareja que aún no llegaba.
Apareció un mozo dejando dos tragos largos con sorbete y el líquido era entre rojo y negro.
-Si que se tomaron en serio la temática. Le digo al señor Gon mostrándole.
-Tiene un gusto un poco fuerte. Me dice al darle un sorbo al suyo.
-Si. Le respondo al mojar apenas mis labios y dejarlo de lado.
Nos sobresalto un estallido de confetis, cayendo ante nosotros unos papeles brillosos en forma de corazón, en los colores rojo y negro y una música comenzó a sonar como si fuera una orquesta de fondo muy suave.
En medio de un humo se vio ingresar una pareja, ella lucía un vestido largo amplio en blanco estilo princesa y él un traje negro muy elegante. Los dos caminaban en pasos coordinados, acompañados por los aplausos de los invitados.
-Ja... Blanco. Dijo el señor Gon con una risa irónica tomando su trago de una.
-Ni se fije en eso. Le dije tomándole la mano.
-Si... Ya no es mi problema. Me dijo mirándome.
Los novios llegaron hasta el que los uniría en matrimonio, escucharon atentos cada frase, firmaron un tipo contrato, se colocaron los anillos. Se escuchó la clásica pregunta.
"¿Alguien se opone a esta unión?"
Hubo un silencio rotundo, mientras sostenia la mano del señor Gon como dándole fuerzas para que no flaquee.
Prosiguió la ceremonia fueron declarados marido y mujer. Todos aplaudieron por la feliz pareja.
-Listo. Le dije al señor Gon señalando que me apretaba la mano muy fuerte.
-Si ... Lo siento... Capaz cometía una locura si no estabas. Me dijo con pena.
-De nada... Me debe un favor... Cuando deba matar a alguien me ayudara sin preguntas. Le dije con una mueca divertida.
-¿Qué?. Me pregunta sonriendo.
-Andi... Veo que viniste. Apareció su ex acompañada por su flamante esposo que me miro serio tensionando la mandíbula.
-Felicidades. Le dijo el señor Gon con una sonrisa, sosteniendo mi mano y no la saludo con beso en la mejilla ni nada, solo mantuvo la distancia.
-No nos presentas. Le señaló ella hacía mi.
-Te presento a Cálida... Es abogada en nuestra firma. Le comenta.
-Un gusto Calida. Dijo con una falsa sonrisa y quemandome con la mirada.
-Felicidades a ambos. Le dije sonriendo, firme a lado del señor Gon.
Y no entendía porque su esposo me miraba de ese modo, tenía cara conocida, estaba bien afeitado de manera prolija y tenía una mirada fuerte.
¿Dónde lo ví?. Me preguntaba mentalmente.
-Permiso... Debemos seguir saludando. Se despidió.
-Paso con creces la prueba. Le susurro al señor Gon que sonríe asíntiendo.
-Ya podemos irnos. Me consulto.
-No se quedará para el pastel. Le pregunté.
-No soy de comer pastel. Me dice.
-Aunque sea un baile me debe... O solo vinimos a mostrarnos e irnos. Le digo.
-Vamos a una disco. Me dice.
-No... Mañana trabajamos. Le respondo.
-No será que es por su novio. Me susurra.
#SU ATENCIÓN... LOS RECIÉN CASADOS NOS DELEITARAN CON UN BAILE. Se le escuchó decir al locutor.
-Miremos el espectáculo. Le sugiero al ver que nos trajeron unos aperitivos y más tragos.
-Al ver esto... ¿Piensas en casarte?. Me pregunta el señor Gon.
-No. Le respondo de una.
-No piensas casarte. Me dice asombrado.
-Prefiero ser fiel a mi misma... No dedicarle mi vida a una persona que al final te engañara o terminará destruyendo tu confianza por los demás de su sexo. Le dije sería al recordar a Germán que su engaño y mentira acabo con mi vida.
-Pero estás saliendo con ese tal Engel Pablo. Me dice.
-Que no quiera casarme... No quita que disfrute de los placeres. Le respondí y se atoró con su bebida.
-Permiso... Voy al baño. Me dijo.
-Igual yo... Vamos juntos. Le sugiero.
-No entrara conmigo. Me dice serio.
-No... Las mujeres tienen el suyo. Le respondí.
Llegamos al tocador y nos separamos. Él fue a la izquierda y yo a la derecha.
Ingresé me retoque el maquillaje, descargue mi tanque, me lave las manos y salí encontrándome con una escena poco usual entre el señor Gon y la recien casada.
-VEO QUE YA ME OLVIDASTE. Le reclamo ella.
-¿PERDON?... LA QUE SE QUISO SEPARAR FUISTE TÚ... LA QUE SE CASA CON OTRO ERES TÚ... NO SE CUAL ES TU PROBLEMA... SIEMPRE SE HIZO ACORDE A TUS DESEOS. Le dijo firme el señor Gon.
-Ya estoy. Anuncio mi presencia tomando del brazo al señor Gon.
-Asi que las prefieres jóvenes. Le dice con un tono de desprecio hacia mi.
-Conmigo no tiene problemas de salud y de soltarse. Le digo besando la mejilla del señor Gon.
-SOLO SE APROVECHARA DE TI... TE LO DIGO POR TENER APRECIO POR TI. Le grita la otra.
-NO NECESITO DE TUS CONSEJOS. Le respondió el señor Gon y salimos dejándola pegar cabezazos a la pared.
Al salir antes de subir a su vehículo le limpio el rubor que le dejé en la mejilla.
-Asi no lo retan. Le digo y veo que sonríe.
-Calida. Escucho la voz de Pablo a mis espaldas, me giro y lo veo parado cerca del vehículo.
-Viniste. Le digo con una sonrisa, pero él mira serio como tenía mi mano por la mejilla del señor Gon.
-Nos vemos. Se despidió el señor Gon.
-¿Por qué le acariciabas la cara?. Me preguntó Pablo.
-Solo le limpie. Le respondí tranquila.
-¿Paso algo de que me deba enterar?. Me preguntó y fruncí el ceño pensativa.
-No... No lo creo. Le respondo.
¿Para que pregunta si de seguro ya sabe?, me cacheteo mentalmente.