- Hagámoslo
Daniela no podía creer lo que estaba escuchando
- Si Daniela supiera lo que le espera.
Daniela y Rolando, son dos jóvenes que han sufrido por la traición de las personas que menos se esperaban.
Veamos si es el destino o la casualidad que unió a estos dos jóvenes.
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Lo siento Dani
ya viene, pasa joven, estás en tu casa. Dijo Mirta
- gracias señora
Cuando Juan vio a Rolando de vuelta, sonrio
- papá, Rolando y yo queremos hablar con ustedes
Rolando y Daniela se sentaron en el sofá
- Díganme, ¿de que quieren hablar con nosotros?
- queríamos informarles que Rolando y yo somos novios. Dijo Daniela
Rolando la miro y le dijo
- ¿porque te adelantaste?, quería decírselo yo.
- te ayude, no te enojes. Contesto Daniela
- no discutan por favor. Pidió Juan
Rolando, ¿estás seguro de lo que están haciendo?, te pregunto porque mi hija tiene algunas cosas que necesita cambiar, ustedes son adultos y una relación no es un juego.
- estoy seguro señor, me enamoré de su hija desde el primer momento en que la conocí.
- ¿tú qué opinas amor?, Le pregunto Juan a Mirta
- pienso que van muy rápido, pero si ambos están enamorados, no me voy a oponer.
- hija, ¿estás enamorada de él?. Pregunto Juan
Daniela se lo quedó viendo y respondió
- papá, la verdad no se que es el amor, pero me gusta estar con él, siento como si lo conociera de toda la vida, cómo si millones de mariposas estuvieran revoloteando en mi estómago, jamás me había sentido así.
- estás enamorada hija. Dijo Mirta sonriendo
- Rolando, ¿tus padres que opinan de esto?
- aún no he hablado con ellos, pero lo hare lo más pronto posible.
- está bien, tienen nuestra bendición. Dijo Juan y Mirta asintió con la cabeza.
En ese momento la sirvienta entro
- señor, el joven Gerardo quiere hablar con usted
- que querrá este sinvergüenza, dígale que no es bienvenido en este hogar. Dijo Juan
- papá, déjelo que pase, veamos que quiere decir
- hágalo pasar.
Gerardo paso y lo primero que vio, fue a Daniela y a Rolando agarrados de la mano
- Disculpen la interrupción, necesito hablar con usted y su familia, señor Juan
- lo que tengas que decir puedes hacerlo, estamos en familia
Gerardo tenía vergüenza
- Siéntate Gerardo, te escuchamos. Dijo Daniela
- primero que nada, quiero pedirte perdón Daniela, todo lo que pasó fue planeado por mi padre, acepto que tuve que ver con lo de la discoteca, pero no estaba de acuerdo a hacerte eso.
- lo sé, escuché cuando le decías a Jimena que no querías hacerlo, pero lo que no puedo perdonarte es que se hayan burlado de mí.
- lo siento Dani
- ¿ eso es todo lo que has venido a hacer?. Pregunto Juan molesto
- señor, vengo a implorar su perdón, no sabía de los robos que estaba haciendo mi papá, quisiera pedirle que no nos mandé a prisión
Gerardo se arrodilló y Daniela se sintió mal.
- haré que mi padre devuelva hasta el último centavo.
- ¿Cómo harás eso?, ¿tu padre está de acuerdo?, ¿porque no vino a dar la cara?
- no lo está, pero no creo que quiera ir a prisión.
- bien, si consigues que me devuelva todo mi dinero, dejaré las cosas a como están.
- así lo haré señor y gracias por la oportunidad.
- Gerardo, ¿y de qué vivirán?. Pregunto Daniela
- no lo sé, buscaré empleo para mantener a mi familia
- puedes ayudarme en los negocios de mi papá. Dijo Daniela
Todos la miraron extrañados
- ¿Confías en mí?, Pregunto Gerardo
- te conozco desde que éramos niños, quizás no terminamos bien, pero estoy segura de que no volverás a hacerlo.
Gerardo miró al padre de Daniela esperando una respuesta
- Bien, cómo quieras hija, pero tú te encargarás de llevar nuestros negocios desde ahora en adelante. Dijo Juan
- papá, no sé dirigir un negocio.
- es hora de que aprendas, sé que lo harás bien, creo en ti
- no sé preocupe suegro, la ayudaré en lo que ella necesite. Dijo Rolando
Gerardo al escuchar esa palabra "Suegro" se sintió mal.
- gracias por darme una oportunidad, prometo no fallarles, me retiro.
Cuando Gerardo salió de la casa, Juan le pregunto a su hija si estaba segura de lo que estaba haciendo, ella tranquilamente le respondió que sí.
- está bien hija, tu madre y yo saldremos del país, dejamos todo en tus manos.
- está bien papá, daré lo mejor de mí.
- Rolando, ¿te quedas a cenar?. Pregunto Mirta
- Será para la próxima, no he visto a mí madre en todo el día, iré a visitarla. Respondió Rolando
- buen hijo.
- me retiro, gracias por la confianza y por permitirme estar con su hija.
- gracias a ti, por favor tenle paciencia. Dijo Juan sonriendo
- Te acompaño a la puerta. Dijo Daniela
Rolando se despidió de los padres de Daniela y se dirigió a la puerta.
- princesa, ¿confías tanto en ese hombre?, fue fuerte lo que quisieron hacerte, además de eso, te traicionó con tu amiga.
- lo sé, pero no quiero que queden en la calle, no creo que volverá a hacer algo en contra de mi.
- está bien, tú sabrás.
- Dame tu número de celular, te escribiré cuando llegue a casa.
Daniela le dió su número y se despidieron con un beso