Mi Sugar Baby

Marisolio, cuando recibió la llamada de Axel, corrió lo más que pudo a su oficina. Abrió la puerta con dramatismo y vio a un Axelito abatido tomando un trago de whisky.

—¡Ay, atájenme, agárrenme! Me va a dar algo, me va a dar, me dio. —Marisolio se mandaba su mano al pecho. —Axelito, ¿cómo así que vas a poner ese diseño tan extraño en la colección: “tiempo de deseo”?

—Sí, ¿qué tiene de malo? —Axel respondió como si nada.

—¿Que qué tiene de malo? Es que es raro por no decir que feo, y no combina con los otros diseños. —Axel le da un trago largo a su bebida antes de responderle.

—Así me siento yo, raro. Además, si combina. El día trae muchos contrastes; puede pasar de ser un día tranquilo a un día de tormenta. El tiempo no se refiere solamente a una parte del día, sino también al clima. Confeccionémoslo; ese contraste marcará la diferencia. —Y era verdad, así se sentía Axel; por más que fuera exitoso y su genialidad hubiera posicionado la marca Darko Luxure en la cima, él se sentía una marioneta de sus padres. Vincenzo, un as en los negocios, y Cinzia, una afamada diseñadora, crearon la marca y lo criaron a él para seguir el legado. Pero no se sentía libre; la sombra de sus sobreprotectores padres continuaba respirándole en la nuca.

—Viéndolo por ese lado suena interesante. ¿Y qué nombre le vas a poner? —Marisolio pregunta, aceptando que se incluya el vestido.

Pero Axel estaba en blanco. Necesitaba un trago más fuerte, algo que le despeje la mente y le llegue la inspiración. Estaba frustrado por la interrupción de su madre haciendo que se le escapara su musa. Así, ¿como diablos va a ponerle un nombre a un vestido que en principio había descartado?

—Vamos a beber Marisolio, necesito ideas. Y que me ayudes a impedir algo que no quiero. —Axel tomó las llaves del auto y salió a grandes pasos de la oficina con Marisolio detrás.

—¡Espérame, Axelito! No camines tan rápido que mis piecitos son pequeños y delicados. —Marisolio daba brinquitos detrás de Axel, y Sarah que estaba en su escritorio, se paró como resorte al ver salir a su jefe acompañado de Marisolio.

—Señor Darko, ¿para dónde va? Tiene una reunión en media hora. —La secretaria le informa a Axel.

—Cáncelala y llama a Óscar. Dile que lo espero en el circo. —Axel siguió de largo para subirse con Marisolio al ascensor.

Marisolio conocía muy bien a Axel, y cuando estaba así era mejor hacerle compañía, pero en silencio. Ya él mismo empezará a hablar y ahí sí él podrá dar su humilde opinión. Si mandó a llamar a Óscar, la cosa es seria. Eso le preocupa, pues en otro escenario el mismo sería el que llamara a su primo, pero esta vez lo más seguro es que Axel está que no da más y lo tiene angustiado.

Marisolio, al ver el estado en el que está Axel, decidió que irían en su Range Rover rosa, y aunque Axel odia ese auto, se subió en él como si nada.

Llegaron al bar “El Circo”, que queda en el mismo sector exclusivo de Salamanca donde está el Emporio Darko Luxure y muchas otras marcas exclusivas de la moda y la élite española.

Axel se bajó del auto sin esperar a que Marisolio lo deje en el estacionamiento. Al entrar al bar, ya Óscar Cantú lo estaba esperando en la misma mesa de siempre y su rostro reflejaba también preocupación.

—Hola, primo. Salí rápidamente de mi penthouse al recibir la llamada de Sarna, perdón, de Sarah. —Óscar tampoco es que quiera mucho a Sarah. —Me preocupaste tanto que te perdono que no me hayas invitado a la selección de las modelos.

—Hola, Óscar. Siéntate. Necesito de tu ayuda. —Óscar se sentó mientras el mesero llegaba con el trago a la mesa y en ese momento llegó Marisolio corriendo como alma que lleva el diablo.

—Ay, ay, ay. Axel, aun no hables, espera primero saludo a Oscarin... Hola, mi príncipe hermoso, ¿me extrañaste? —Marisolio saluda a Óscar, que le responde el saludo de manera divertida.

—Claro que te extrañé, cosa extraña. —Se dan un abrazo. —Ya te saludé, así que siéntate y escuchemos a Axel. —Marisolio se sentó y los dos miraban impacientes a Axel, esperando que hablara, pero el susodicho ni modulaba palabra.

—¿Mi tía otra vez con lo del compromiso? —Óscar rompió el silencio al ver que Axel no hablaba.

—Sí, ya me pidió que fijara la fecha de la boda. —Marisolio y Óscar se preocupan. Si Cinzia está presionando por la fecha, es que esa boda se va a realizar.

—Ay, muero lentamente. No puede ser que aún existan esos tipos de matrimonios. —Marisolio estaba indignado.

—Marisolio, en las familias de alta alcurnia aún se ve eso. Son acuerdos que se hacen para que los apellidos sean más poderosos. —Óscar le explicó y eso Marisolio lo había escuchado, pero sabía que Axel no estaba ni pizca interesado en un matrimonio así. —¿Y Patricia qué dice?

—Ja, la pobre Patricia parece muda. Ella ni opina; todo el rato la que habla es mi mamá. El día que me la presentaron y las familias hablaron del compromiso, me la quise llevar a la cama y ella me salió con el cuento de que va a llegar virgen al matrimonio. ¿Te imaginas esa mujer, lo mojigata? No puedo con esto, qué tal que sea bien frígida y parezca un palo tieso mientras me la como. —«No como mi musa, esa mujer es fuego», pensaba Axel.

—Preocupante la cosa. ¡Hagamos algo! Oscarin muñeco, usted que tiene tan buenas ideas, proponga algo. —Marisolio estaba que le daba un ataque. —Ay, ya sé, secuestremos a Axelito.

—Andreino Marisolio, esa no es una buena idea —Óscar le advierte y Marisolio estaba tan preocupado que ni cayó en cuenta como lo nombró.

—Voy a sacrificarme por ti. Enamoraré a Patricia y cuando ella caiga en mis redes, la delatamos y cancelas el compromiso. —A todos les pareció buena la idea de Óscar. —Primo, pero si eso no funciona te tendrás que casar.

Axel suspiró aliviado; eso podría darle tiempo a él de deshacerse de un compromiso que no quiere. Un matrimonio no está entre sus prioridades y menos con Patricia del Pino. Si se llegara a casar, lo haría cuando tenga unos cuarenta años y con una mujer como Angelica: sencilla, audaz, trabajadora y muy ardiente. Esa sería su mujer ideal.

Los amigos siguieron bebiendo con la certeza de que los problemas de Axel también son sus problemas, al igual que sus alegrías.

Axel estaba agradecido con la vida de haberlos puesto en su camino. Óscar es mayor que él por ocho años y tiene la misma edad de Marisolio. Los dos son amigos hace muchos años y Óscar lo recomendó a Vizenzo cuando Marisolio era un joven egresado de la escuela Marangoni de Milán. Y ya son diez años laborando en el emporio con su gran genialidad, siendo el mentor de Axel para heredar el legado Darko Luxure.

Luego de varias copas encima, Axel le pidió algo a sus amigos.

—Acompáñenme a buscar a mi musa.