Oscar Cooper, un talentoso luchador de UFC, se encuentra en fuga tras un violento altercado con su ex representante que lo ha dejado marcado como un fugitivo. Con documentos falsos en mano, escapa a una nueva ciudad con su actual representante donde espera encontrar refugio. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a una chica que le roba el aliento y rápidamente se enamora de ella. Pero la felicidad se ve amenazada cuando descubre que ella está atrapada en un gran problema. Sin pensarlo dos veces, Oscar se lanzará a la batalla no solo por su amor, sino también por su libertad, dispuesto a arriesgarlo todo para protegerla.
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Cap 16: En la Linea de Fuego
Miércoles por la mañana. Oscar se encontraba durmiendo profundamente en su departamento, el cual reflejaba el caos de la noche anterior. La puerta estaba mal colocada, apenas apoyada para que no cayera tras la pelea que había dejado su hogar en desorden.
Hoy era un día importante; el último día. La última oportunidad para Oscar, ya que su autobús salía esa misma noche.
De repente, el sonido estridente de su celular resonó en el departamento, como un trueno en medio del silencio. Con un sobresalto, Oscar abrió los ojos y alcanzó su teléfono, que reposaba al lado de la cama.
Al mirar la pantalla, vio que era su representante, David. Se sentó en la cama, sintiendo una mezcla de ansiedad y esperanza mientras atendía la llamada.
—¿David? —dijo Oscar, intentando sonar más confiado de lo que realmente se sentía.
—Buenos días, Oscar —respondió David, su voz firme pero con un matiz de preocupación—. Pasaba a recordarte que hoy nuestro autobús sale a las 10 pm. No llegues tarde.
Oscar miró al techo, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de él. Un suspiro escapó de sus labios mientras se preguntaba si realmente podría llegar a tiempo.
Finalmente, reunido con determinación, respondió:
—No te preocupes, ahí voy a estar —dijo seriamente, aunque su mente aún dudaba.
Cortó la llamada y se levantó de la cama, rengueando mientras se agarraba de la espalda cerca de la columna. Cada movimiento le recordaba los morados aún visibles en su piel, vestigios de la pelea que había dejado su cuerpo adolorido y su mente llena de incertidumbres.
Pero en el club de Thomas Brown, la situación era mucho más tensa. La luz apenas iluminaba la habitación donde Frank Scott se encontraba, su hombro vendado aún palpitaba del dolor tras la pelea con Oscar. Jhon Bell estaba presente, observando la escena con nerviosismo.
—¿En qué estabas pensando, Jhon? —dijo Thomas, su voz llena de ira—. Dijiste que podía confiar en este tipo. ¡Y mira cómo terminó!
—Lo siento, jefe —respondió Jhon, su rostro pálido—. Buscaré otra solución.
—¡No! Luego hablaremos de eso. Pero mientras tanto tú —dijo Brown, señalando a Frank con desdén—. ¿No pudiste con Oscar? Un imbécil que ni siquiera entrena tanto como antes.
Frank apretó los dientes, sintiendo la rabia crecer dentro de él.
—Déjeme pelear de nuevo contra Oscar —exclamó, su voz cargada de frustración—. Quiero venganza, pero esta vez en el ring.
Brown soltó una risa burlona que resonó en las paredes.
—¿Pero qué estás diciendo? ¿Quieres enfrentarte a Oscar en esas condiciones? Si él fue quien te dejó así… Me decepcionaste por completo.
Con un gesto despectivo, Brown se volvió hacia Jhon.
—Por favor, llama a los guardias y que saquen a este tipo de mi vista.
Jhon asintió, con una mezcla de nerviosismo y determinación. Levantó su celular y murmuró algo al otro lado de la línea. En cuestión de segundos, los guardias llegaron y arrastraron a Frank fuera de la habitación.
—Que se largue de aquí —gruñó Brown, dándose la vuelta y golpeando el escritorio con ambas manos, haciendo eco en la habitación.
Jhon lo observó con curiosidad, sintiendo cómo la tensión crecía.
—¿Ahora sí piensas en entregar a Oscar? —preguntó Jhon, levantando una ceja.
—No, lo vamos a resolver por nuestra cuenta —respondió Brown con arrogancia, su mirada dura como el acero—. No quería hacer esto, pero esto pasa cuando no me dan lo que quiero.
—Tengo guardias débiles e inútiles —continuó Brown, su voz cargada de frustración—. Y Miranda le sigue la corriente a Oscar. Son desesperantes. Y ese Oscar… ahora debe creerse invencible. Pero le enseñaremos quién manda aquí.
Brown se giró bruscamente y miró directo a los ojos de Jhon, desafiándolo a cuestionar su autoridad.
—Vamos a encargarnos de esto de una buena vez —dijo con firmeza, acercándose a Jhon para compartir su plan en voz baja.
Jhon asintió lentamente, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda.
—Eso suena bien —respondió finalmente—. Oscar no debe estar tan bien después de la pelea con Frank. Me imagino que no tendrán problema con él... especialmente si le damos bates.
Brown asintió, una sonrisa fría curvando sus labios mientras esperaba ansioso el momento de actuar.
Tarde del miércoles:
Eran las 5:30. Oscar salió de su departamento con la mente puesta en Miranda, pero al cruzar la puerta y pisar la acera, algo llamó su atención. Una camioneta negra estaba aparcada cerca; un vehículo que nunca había visto por allí antes. Una punzada de inquietud le recorrió el estómago.
A pesar de esa extraña sensación, Oscar decidió seguir adelante y se colocó la capucha sobre la cabeza. Sin embargo, al dar unos pasos, notó que la camioneta se encendía y comenzaba a seguirlo lentamente, manteniendo una distancia considerable pero amenazante.
Oscar no podía quitarse esa sensación inquietante; cada vez que miraba por el rabillo del ojo hacia atrás, confirmaba sus sospechas. La camioneta lo acechaba.
Cuando llegó a una calle desierta, donde no había ni un alma a la vista, la camioneta aceleró bruscamente y se interpuso en su camino. Dos hombres robustos se bajaron rápidamente del vehículo, empuñando bates con una expresión feral.
Oscar retiró la capucha con rapidez; ya había anticipado algo así. No iba a dejarse atrapar sin luchar.
Los hombres lanzaron los primeros golpes con los bates, pero Oscar logró esquivarlos ágilmente, utilizando su entrenamiento para defenderse con determinación. Sin embargo, cuando giró para contraatacar, no vio venir un brutal batazo que lo impactó en la cara, haciéndolo caer al suelo con un golpe seco.
El mundo dio vueltas a su alrededor mientras trataba de recomponerse; sabía que tenía que actuar rápido si quería salir de esta situación.
Pero los dos hombres no le dieron oportunidad de levantarse; le propinaron una lluvia de golpes con los bates que caían como truenos sobre su cuerpo. Oscar, instintivamente, colocó sus manos en la cabeza, tratando de protegerse de esos brutales ataques, mientras sus piernas se encogían en un intento desesperado por buscar defensa.
A pesar de sus esfuerzos por resistir, un golpe certero impactó su cabeza con fuerza. La oscuridad lo envolvió como una manta pesada, y sus brazos cayeron al suelo, dejando su cuerpo vulnerable y sin protección.
Los hombres detuvieron su ataque al ver que Oscar había quedado inconsciente. El silencio se hizo presente, únicamente roto por el sonido de sus respiraciones agitadas y el eco lejano del bullicio urbano. Una sombra se cernía sobre él, mientras ellos intercambiaban miradas satisfechas; su misión había sido cumplida.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
Ojalá Oscar y Miranda, encuentren juntos la solución a sus problemas. 🥺🥺🥹😔