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Ecos De Un Amor Eterno

Ecos De Un Amor Eterno

Status: En proceso
Genre:Romance / Romance paranormal / Elección equivocada / Traiciones y engaños / Reencuentro / Reencarnación
Popularitas:1.6k
Nilai: 5
nombre de autor: Carlos Contreras

¿Crees en el destino? ¿Alguna vez conociste a alguien que parecía tu alma gemela, esa persona que lo tenía todo para ser ideal pero que nunca pudiste tener? Esto es exactamente lo que le ocurrió a Alejandro… y cambió su vida para siempre.

NovelToon tiene autorización de Carlos Contreras para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

El regreso

Alejandro abrió los ojos y se encontró en un lugar que le era extraño y, al mismo tiempo, dolorosamente familiar. El aire estaba impregnado con el aroma de flores de azahar, y el sonido de una fuente cercana resonaba en sus oídos. Luna estaba a su lado, con una expresión de asombro mientras observaba el paisaje que se extendía frente a ellos: un palacio rodeado de jardines interminables y un cielo teñido de un dorado eterno.

—¿Dónde estamos? —susurró Alejandro, aunque en su interior ya sabía la respuesta.

Luna no respondió de inmediato. Su mirada estaba fija en el palacio, como si intentara desenterrar un recuerdo enterrado en lo más profundo de su ser.

—Es nuestra vida pasada —dijo finalmente, con voz temblorosa—. Estamos en el lugar donde todo comenzó... y donde terminó.

El recuerdo completo

De repente, el paisaje cambió. Ya no estaban solos. Una multitud vestida con ropajes antiguos llenaba los jardines. Alejandro y Luna se encontraron caminando entre ellos, invisibles, como meros observadores de una escena que parecía sacada de un sueño.

En el centro del jardín, dos figuras familiares se abrazaban bajo un árbol. Eran ellos, en su vida pasada. Alejandro notó el amor en sus miradas, pero también la sombra de la tragedia que se avecinaba.

—¿Eso somos nosotros? —preguntó Alejandro, incapaz de apartar la vista.

—Sí —respondió Luna, con lágrimas corriendo por su rostro—. Mira cuánto nos amábamos...

La traición revelada

Mientras observaban, una figura emergió de las sombras: Isabel, o más bien, la versión de ella en esa época. Su rostro estaba marcado por una expresión de determinación y envidia mientras se acercaba a ellos. Llevaba en sus manos un objeto que brillaba con un aura oscura.

—Es ella —murmuró Alejandro—. Isabel fue la causa de todo esto.

La escena continuó desarrollándose, implacable. Isabel colocó el objeto en un altar similar al que habían encontrado en el presente. Un destello de energía oscura cubrió el lugar, separando a las versiones pasadas de Alejandro y Luna. Sus gritos llenaron el aire mientras eran arrastrados en direcciones opuestas, sus manos extendiéndose en un intento desesperado por mantenerse unidos.

—¡No! —gritó Luna, incapaz de contenerse.

Pero la escena no se detuvo. La versión pasada de Isabel observaba con una mezcla de satisfacción y arrepentimiento mientras el altar consumía a la pareja.

Un enfrentamiento en el recuerdo

Antes de que la escena pudiera desvanecerse, Alejandro sintió que algo lo empujaba hacia adelante. Sin pensarlo, corrió hacia Isabel, intentando detenerla, aunque sabía que no podía cambiar el pasado.

—¡Basta! —rugió, aunque su voz no parecía tener efecto alguno.

Para su sorpresa, Isabel se giró y lo miró directamente. Sus ojos se estrecharon.

—¿Tú? —dijo, como si pudiera verlo realmente—. ¿Cómo es posible?

Luna también sintió el tirón del recuerdo y se encontró frente a Isabel.

—Sabías lo que hacías —le dijo con frialdad—. Nos condenaste por tu egoísmo.

Isabel dio un paso atrás, confundida.

—Yo solo... quería que se rompiera el ciclo. No era por egoísmo, era para liberarnos a todos.

Alejandro avanzó hacia ella, su rabia palpable.

—¿A esto llamas liberación? Nos atrapaste en un ciclo eterno de dolor.

La escena comenzó a desmoronarse, como si la confrontación estuviera desafiando las reglas del recuerdo. El suelo se agrietó y el cielo dorado se oscureció.

El regreso al presente

Un instante después, Alejandro y Luna despertaron, de vuelta en la cabaña destruida. El altar estaba en pedazos, pero todavía irradiaba una energía inquietante.

—¿Viste lo mismo que yo? —preguntó Alejandro, con la respiración agitada.

Luna asintió, todavía tratando de procesar lo que había ocurrido.

—Fue Isabel... siempre fue Isabel. Pensó que estaba ayudando, pero solo nos maldijo a todos.

De repente, una voz familiar resonó desde la entrada de la cabaña.

—¿Y ahora qué harán con esta verdad?

Alejandro y Luna se giraron para encontrar a Isabel de pie, con una expresión mezcla de culpa y desafío.

—Sabes lo que vi —dijo Luna, avanzando hacia ella—. Todo esto fue por tu culpa.

Isabel levantó la barbilla, aunque sus ojos reflejaban un destello de dolor.

—Hice lo que creí necesario. En esa vida, amé a Alejandro tanto como tú lo haces ahora. No podía soportar perderlo.

—Pero lo hiciste igual —interrumpió Alejandro—. Y ahora estamos todos atrapados en este infierno.

Una nueva claridad

La tensión en la habitación era palpable. Por un momento, ninguno habló. Luego, Luna rompió el silencio.

—Tenemos que romper el ciclo, pero esta vez de verdad. No con sacrificios, ni con egoísmo.

—¿Y cómo piensas hacer eso? —preguntó Isabel, cruzando los brazos.

Luna miró el altar destruido, como si buscara una respuesta en los escombros.

—No lo sé todavía, pero lo encontraremos.

Alejandro se acercó y puso una mano en su hombro.

—Juntos.

Isabel los observó, su expresión suavizándose ligeramente. Por primera vez, parecía dudar de sus propias acciones.

—Si van a intentarlo, sepan que el tiempo está en su contra. Cada momento que pasan juntos acelera el fin.

—Entonces no podemos perder tiempo —respondió Alejandro con determinación.

El final abierto

Mientras se preparaban para abandonar la cabaña, una sombra cruzó el cielo, proyectándose sobre ellos como un recordatorio de que el peligro aún no había pasado.

Alejandro tomó la mano de Luna, apretándola con fuerza.

—Pase lo que pase, no voy a dejarte.

Luna lo miró, sus ojos llenos de una mezcla de amor y temor.

—Ni yo a ti.

Isabel, rezagada, los observó marcharse, sus pensamientos divididos entre el remordimiento y la esperanza. Cuando se giró hacia los restos del altar, susurró:

—¿Y si esta vez, realmente, hay una salida?

El viento sopló con fuerza, apagando las pocas velas que quedaban, mientras la luna roja volvía a asomar entre las nubes, vigilante y omnipresente.

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Violeta Itzae Gonzalez O.
Parece bueno, echale ganas y actualiza pronto! Gracias!
CaloAldo: muchas gracias
total 1 replies
Valito.C
porfa no tardes en subir los cap
CaloAldo: Claro que si, ya hay más capítulos disponibles
total 1 replies
(^~^)Ara~Ara_sempai
Va a ser popular
CaloAldo: Paso a paso.. /Heart/
total 1 replies
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